Capitulo 7

48 3 0
                                    

Dylan y yo estuvimos paseando por las calles más transitadas de Londres, y luego también estuvimos paseando a la luz de la luna por el gran paseo de Hyde Park. Cogimos el metro en la estación del mismo nombre, y nos bajamos en la estación mas cercana a casa; High Street Kensington.

Cuando llegamos a casa, estaba demasiado cansada como para ponerme el pijama y desmaquillarme así que me quité los zapatos y me acosté en la cama. Dylan se hecho unos diez minutos mas tarde, pero poco después me quede sumida en un profundo sueño en el que me iba a vivir a Doncaster, al norte del país. Iba a la casa de mis difuntos tíos, pero el hombre que se iba conmigo no era Dylan, sino Liam, mi nuevo compañero de trabajo.

                                                                                                 ***

A la mañana siguiente me desperté con un dolor muy fuerte en mi cuello. Debí haber dormido en una mala postura. Me voy a preparar una taza de café, y mientras se hace, aprovecho a ir a mi habitación y coger mi ropa; una camisa blanca de vestir, una chaqueta azul oscuro a juego con la falda de tubo, también azul. Vuelvo a la cocina a por el café y me lo tomo prácticamente en un sorbo. Me voy al baño para vestirme y maquillarme. Voy al zapatero que esta instalado en un mueble de la entrada, y cojo mis zapatos de tacón negros. Me los pongo. Cojo el bolso del perchero, también a la entrada y lo cambio por uno negro, mas grande donde me caben todos mis papeles. Cojo las llaves del coche y salgo de casa.

Me siento en el asiento del conductor del coche y dejo mi bolso en el del copiloto. Saco mi teléfono, son las 8:30 de la mañana. Aún me queda una hora para entrar a trabajar así que me pongo en marcha hacia el edificio de la BBC.

Cuando llego aparco en el parking destinado al uso de los empleados y me bajo del coche, cojo mi bolso y cierro el coche. Voy caminando hacia el Starbucks que hay justo enfrente de la redacción y pido otro café (este está aún mejor que el de casa). Me siento en la terraza aunque tengo algo de frio, me gusta contemplar toda la calle y de fondo, el Támesis.

Ya son las 9:15 de la mañana y me dirijo hacia la redacción. La gente empieza a entrar y salir de las oficinas mediante la puerta giratoria y las dos que hay a los lados. Entro por la puerta principal y, como tengo aún quince minutos, me paro a hablar un poco con Bárbara, la recepcionista.

-Buenos días Alana, ¿Qué tal ha ido tu fin de semana?- Me pregunta con su sonrisa perfecta.

-¡Muy bien, gracias! ¿Y el tuyo?- Le miro a los ojos, de repente, en sus ojos puedo percibir un pequeño destello.

-¡Bastante bien, gracias!- Me responde y se sienta en su silla.

-Siento no poder quedarme más, Bárbara, pero ya son casi las 9:30 y debo entrar a trabajar. ¿Te apetece tomar un café a la salida?- Pregunto.

-Hoy no creo que vaya a poder, pero si quieres, podemos quedar mañana a la salida.-

Asiento y mientras le hago un gesto de despedida, me voy.



Sexo, amor y otras drogas 2: Dolce vendetta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora