Capitulo 10

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Me despierto en el suelo de la habitación. No se como he llegado hasta allí, me duele mucho la cabeza. Me levanto, me mareo y me siento en la cama. Dylan no esta, seguramente ya se ha marchado. Intento levantarme de nuevo, esta vez consigo ponerme en pie. Salgo de la habitación sin mirarme en el espejo, paso de ver la cara de drogada que seguro tengo. Camino a lo largo del pasillo y me detengo en la cocina, me preparo una taza de café. Miro el reloj y veo que son las 10:00 de la mañana, me dirijo de nuevo a la habitación a coger mi ropa, abro el armario y encuentro la nota misteriosa que recibí aquella noche. La cojo, la vuelvo a leer y me entra un escalofrío. La dejo encima de la cama y cojo unos pantalones vaqueros y una blusa blanca. Cuando ya estoy vestida, entro en el baño de la habitación y me lavo la cara.
«creo que con el café y esto bastará para espabilar un poco.» Pienso para mí misma mientras me hago una coleta con mi sucio pelo. Vuelvo a la cocina a por el café y le doy un sorbo. Dejo la taza sobre la encimera y me miro en el espejo que hay en la entrada. En el reflejo del espejo veo la misteriosa nota que llego a la puerta de mi casa. La saco del bolsillo y la vuelvo a leer:

«Querida Alana:

te espero el sábado 21 de septiembre, a las 22h. en el O2 Stadium. No faltes.

Ya sabes quien soy XX»

Repito una y otra vez las palabras en mi cabeza mientras miro la fecha de mi móvil. Es hoy, hoy es 21 de septiembre. No puede ser, me ha pasado el tiempo demasiado rápido. El miedo se va apoderando de mi lentamente, voy rápido a la cocina y le doy otro sorbo al café.

***

Son ya las 21:00, Dylan ya ha llegado hace dos horas. Le he contado lo de la nota y se la he enseñado. El ha intentado tranquilizarme y me ha dicho que puede ser una broma, pero yo tengo un presentimiento. Debo ir al O2, quizá esa sea la mejor manera de conocer a la persona que me ha mandado todas estas cartas.

Cuando Dylan se mete en la ducha, cojo mi bolso, una chaqueta y salgo de casa. Cojo el primer taxi que veo y le doy las indicaciones hasta el O2. El viaje se me hace pesado y tengo ganas de vomitar.

Llego al O2, le pago al taxista las 15 libras que le debo y me siento en un banco, a esperar, sola ante el peligro.

Tras horas y horas de espera nadie aparece, ya es más de la una de la madrugada y tengo mucho sueño, así que voy a la parada de autobús más cercana, y me siento a esperar. El conductor abre la puerta del vehículo y entro, el interior esta lleno de basura y gente con muy mal aspecto así que subo las escaleras hasta el segundo piso y me siento.


Sexo, amor y otras drogas 2: Dolce vendetta©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora