-Hasta que tú lo arruinaste. -contestó bruscamente ella, cuidando su lenguaje corporal para evitar que él la sorprendiera con otro golpe. Alice se echó hacia atrás. Ian se acercó. -Eres un hijo de puta. Lárgate o comenzaré a gritar.
-Te he oido gritar. Te he oido gemir. -dijo Ian, con aire de autosuficiencia. -Incluso cuando Ashton no estaba en el dormitorio. Sé que te gusta follar.
Una rama arañó a Alice en el brazo y se enganchó en su sudadera. Distraidamente, ella tiró de la rama. Mirar hacía alli era mejor que mirar lo enloquecidos ojos de Ian.
-Así que, ¿cómo funciona, Alice? ¿Te pagan?
-Jódete.
Ian la empujó con una fuerza sorprendente y Alice cayó hacka atrás, dentro del arbusto.
Él se le unió, desabrochándose el cinturón mienras se agachaba.
-Es hora de que yo también te pruebe. No creo que te importe.
Su cabeza estaba a punto de estallar y tenía que entrecerrar los ojos debido a la fuerte luz del sol que golpeaba su rostro. Lo chiscos la estarían esperando pronto. Empezarían a buscarla. ¿Cierto?
-Míra, puede lloriquear y quejarte todo lo que quieras. Pero yo sé la verdad. Has estado viviendo con esos idiotas. Me imagino que hubo un problema con el hospedaje. Pero lo que tú ni tus chicos se imaginan es todos lo problemas que tendrán si los denuncio.
Ian había terminado de quitarse su cinturón, la había tumbado en el suelo y la sujetaba fuertemente contra el cesped. Con su bolsa y móvil fueera de su alcance, no podía hacer nada para defenderse.
-Quítate de encima, imbécil. -dijo ella, con voz temblorosa.
-¿Y si no que?
Ella se retorció, sintiendo un enorme pánico al notar su dura erección contra su estómago. Cálmate y piensa. Tienes tres hermanos mayores, sabes lo que tienes que hacer.
Alice se relajó repentinamente. Apoyó sus codos contra el suelo y sonrió, esperando parecer convincente.
-Lo imaginaba. No eres más que una puta. ¿Verdad?
Alice se mordió el labio inferior sugestivamente.
-Siempre he pensado que eres muy guapo. Y tienes razón. -dijo, tratando de mantener sus palabrotas dentro. -Me gusta el sexo. No mas golpes. Te daré lo que quieras. ¿De acuerdo?
Ian sonrió y presionó sus caderas contra las de ella. -Lo sabía.
Ella levantó los brazos, pero Ian la agarró fuertemente de las muñecas, inmovilizándola.
-Quiero tocarte. -dijo ella, persuasivamente.
Dejánfola ir, él llevó su mano a su pene y liberándola, comenzó a tirar de los pantalones de ella. Alice le acarició las mejillas y lo besó, tratando de distraer al tipo. Él la besó en respuesta, entusiasmadamente y Alice hizo su jugada.
Alzó su rodilla y golpeó gpfuertemente su entrepierta. Ian chilló y se retorció. Alice salió debajo de él, tomó la sudadera y la mochila y salió corriendo de la zona arbolada.
El aire golpeaba fuertemente en sus oidos, su respiración era pesada, debido al trallecto y la adrenalina. Pero nunca se detuvo, siguió su camino hasta atravesar el vestíbulo y llegar a la habitación uno cero nueve.
Alice cerró la puerta de un golpe tras ella, se recargó en esta y cerró los ojos, tratando de calmar su respiración y su acelerado corazón.
Y entonces lo escuchó. Torpes pasos y sonoros gritos que provenían del corredor.
-¿Alice? -gritó él. Ella se estremeció, aún más aterrorizada por Ian. -Alice, abre. Pareces haber olvidado el tipo de influencias que tengo por aquí.
Sus jadeos dejaban sus labios secos. Sabía que su voz sonaría enteecortada, así que no se molestó en contestarle.
-Abre la puerta, querida. No hemos terminado aún.
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