Me aferro a su espalda, clavo mis uñas al mismo tiempo que sus embestidas se hacen mas agresivas, Vegeta gime en mi cuello.
– Pan...
– ¡más! – grito.
La cama comienza a crujir ,la cabecera golpea con fuerza la pared. Nuestros gemidos aumentan hasta que soltamos un agudo grito y él termina adentro.
– a partir del lunes comienzo a ir a la empresa – digo jadeando, tapo mi cuerpo con las sábanas mientras él fuma.
– ¿te presentaras como debe ser?
– no, seré la nueva secretaria o cafetera o lo que sea, sólo tú sabras quien soy pues me contrataras
Cala hondo y expulsa el humo. Detallamos como va a contratarme y que seré una más de las empleadas sin beneficio alguno, a menos que yo decida. Me cambio y salgo rumbo a casa.
– buenas noches – saluda Videl sentada en las piernas de ese tipo, lo besa dejando marcas de labial y me sonríe – hija
– hola Videl
Me siento junto a ellos y veo la tv, un programa de concursos estúpidos es lo que ven.
–¿eres mudo como para no saludar? – lo veo. Videl frunce el ceño.
– no lo soy – me estremezco con su voz suave y firme, sonríe de medio lado dándose cuenta del efecto que causó en mí– pero tú ni me miras así que, ¿para que hacerlo?
–¿por educación? Oh bueno, a menos que no tengas
Si cree poder callarme con ese tipo de comentarios está mal .
– hija debes respetar a Trunks, es mayor que tú – dice Videl.
– respeto a los mayores – medito – entonces tú le ¿dices señora?
El rojo del rostro de Videl es casi igual al de un semáforo, cierra los ojos conteniendo la respiración y presiona los puños. Trunks aguanta la risa.
— no soy tan mayor
— como digas, solo lo digo por las arrugas en tu cara, las manos resecas y el cabello con señas de canas...
Sonrío sabiendo el humo que echa de lo furiosa, conteniendo las ganas de gritar o de golpearme .
—¿de dónde vienes? — pregunta de repente.
— de coger , salí con un tipo ¡uuf! Era un Dios en todo el sentido de la palabra
Abren sus ojos de par en par ante mi declaración. Videl alza la mano y segundos después la estampa en mi mejilla, yo, no tolerando jamás que me agredan le correspondo de la misma forma, solo que no es mi palma sino mi puño. Al estar encima de su novio mi puño no le dio donde yo quería, medio logré golpear su hombro.
— no vuelvas a tocarme - rugí. Me levanté y regresé a mi habitación.
Me encerré y comencé a gritar contra una almohada, ahogué mi llanto en la cama y sequé mis lágrimas con la sábana . Sé que hago mal pero ese es el ejemplo que ella me ha dado, ¿debería cambiar y no ser así? , la respuesta es obvia : sí. Pero no lo haré, no todavía, primero la hago pagar, la dejo en la ruina, le quitó al novio... Eso le dolería tanto y luego cambiaría mi forma de ser .
La madre es una puta, ¿porque no la hija también? Siempre pensé en como vengarme de ella, llegando a la conclusión de : has lo que ella ha hecho y eso hago, siendo mejor que ella y usando la misma arma que usa , su cuerpo.
Me paso la noche en vela revisando algunos infomes de la empresa, los estados de cuentas de Trunks y de Videl, algunos empleados que ganan mucho sin realizar la gran cosa, odío que eso pase. Me parece absurdo como solo un publicista gana menos de la mitad que un ejecutivo que solo debe dar una firma .
Fuera de eso no hay nada mal, ni siquiera las cuentas de Videl. Lo que por cierto me sorprende.
Bajo a la cocina por agua, no mantengo en mi habitación una jarra porque soy muy descuidada y arrojo cosas sin pensar en que arruinaré algo. Me toca pasar por el cuarto de ella por lo cual oigo como gritan de placer. Invadiendo su privacidad observo por la pequeña abertura de la chapa, me quedo sin aliento, ese hombre esta como vino al mundo y tiene un cuerpo digno de admirar. Un sixpacks en su abdomen, una larga y gruesa hombría que complacería a cualquier mujer. Me quedé estupefacta.
No sé por cuanto tiempo lo miré. Al seguir recorriendo su cuerpo llegué a su rostro, su mandíbula cuadrada, sus labios finos y nariz perfecta encajaban con sus facciones. Pronto ví sus ojos y él de Igual manera vio a mi dirección, me miró directamente o al menos esa fue mi percepción.
Olvidé por completo el agua y volví a mi habitación.
Con esa imagen en mi mente tuve que usar mis manos para complacerme , estaba húmeda y no tardé en correrme .
Esa liberación de energía me obligó a dormir.
La alarma del celular sonó a las seis. Me alisté y baje a desayunar. Videl preparaba huevos revueltos y café. Sonreía. La cogida de anoche le sentó bien ya que me sirvió el desayuno sin ninguna mueca o desprecio.
— buen dia Pan
— buen dia Videl
En ese momento llegó Trunks, le dio un beso y le sirvió.
Estábamos frente a frente, me miraba con media sonrisa. Me puse nerviosa pero no lo demostré, ¿será que me descubrió espiando los? La sóla mención me daría vergüenza.
Éste tipo me ponia nerviosa con su mirada y eso lo odié. Yo era quien debía intimidar y no él.
— buen dia Pan— dijo llevándose un bocado de huevo a su boca .
Lo miré a los ojos y recuperé mi compostura - buen dia...
— Trunks
— ¡oh, si! Lo había olvidado
Su sonrisa se amplió.
— permiso, me retiro
— ¿quieres que te lleve? — ofreció.
— no, voy con el chófer
Antes de salir le dí una última mirada a Videl, quien, aun andaba en las nubes.
— a la empresa
— bien
Durante el camino me concentré en el trabajo. Vegeta me informaría de todo y me daría empleo, solo espero no sea uno en donde definitivamente dé pena por no saber desempeñarlo.
Años sin ver a CC. Bajé y la ví, más de cuarenta pisos, cada uno especializado en un determinado producto. Los ventanales de vidrio polarizados, parqueo exclusivo. Bodegas y muchas cosas mas que aún no sabia porque sólo estuve dos veces con papá y en la oficina.
— buenos días — saludé.
— buenos dias señorita
— tengo una entrevista con el señor Vegeta
— trigésimo quinto piso, allí lo encontrará con facilidad
— gracias
Pensé serían pedantes pero me equivoqué. Todos eran amables hasta donde podían serlo.
Llegué y para suerte mía sería asistente de un ejecutivo, era un viejo de unos cincuenta años.
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Besos De Niña.
FanfictionPan está decidida a recuperar la empresa de su padre. Con dieciséis años jugará con las armas que sólo una mujer puede usar. Gracias a Sandra Arellano por la portada.