Desde que tengo uso de razón, he escuchado las historias de aquellos que viven a mi alrededor, historias que hablan de tesoros perdidos y lugares misteriosos, jamás he creído en ninguna de estas historias, me parecen las típicas leyendas que cuenta la gente a los niños pequeños: "chico, la magia es real, coge una carta, yo la adivino" o "existe un hombre gordo que vive en el polo norte que te dará regalos si te portas bien".
Pero eso fue hasta hace poco.
Fue hace unos días, creo. Saliendo de mi instituto, me encontré a unos chicos a los que no conocía, o no quise conocer, si fuese por mí no les hubiera hecho caso, pero me pararon en seco y me retaron a cruzar el bosque de punta a punta. Aquellos chicos debían estar mal de la cabeza, no tenía tiempo para ir hasta allí, tenía que llegar a casa, comer, hacer mis tareas...
Así que me negué, les dije que tal vez en otro momento, pues cruzar el bosque era muy fácil y no llevaba más de veinte minutos.
Pero los chicos comenzaron a empujarme hacia la maleza que rodeaba el bosque, ellos eran tres, bastante fuertes, yo, aunque no sea "débil" que digamos, no soy tan fuerte como para enfrentarme a tres chicos igual o más fuertes que yo.
Así fue como empezó todo esto. No tendría tiempo para llegar a mi casa a la hora, mi madre se preocuparía por mí, llamaría a la policía (exagera demasiado, a veces).
Acabé por entrar en el bosque, de mala gana por supuesto. Y comencé a correr enfurecido bosque a través, "intentaré llegar rápido" pensaba, aunque "llegar rápido" era lo último que iba a hacer...
Tras un largo rato corriendo sin descanso, llegué a un claro. Jamás había visto un claro en aquel bosque, perderme no era exactamente lo que buscaba, así que di media vuelta y... el claro también se extendía a mis espaldas, y parecía no tener fin, el bosque no era tan grande ni de lejos. O al menos yo no lo recordaba así.
Estaba confuso, intenté llamar a mi padre, pero no había señal, comencé a caminar por aquel prado, que, por algún motivo me daba escalofríos, al caminar cabizbajo pude observar que la hierba de ese páramo era extraña, de un color azul claro, me agaché para verla detenidamente, tenía una textura que recordaba a la tela entrelazada, bajé la mano para tocar aquella hierba azulada, pero me pinché, la punta de cada brizna era dura, punzante, toqué entonces la hierba con cuidado, tenía un tacto rugoso.
Caminé un tiempo más por aquella pradera (pues de claro ya no tenía nada), y divisé en la distancia una especie de construcción, estaba muy lejos, pero a lo mejor allí había alguien que me pudiese ayudar.
Recorría aquellas praderas que parecían infinitas, tenía aquel rumbo fijo, pero parecía que este se alejaba constantemente.
Tras una muy larga caminata, vi que aquella construcción era en realidad un pequeño poblado. La noche se me venía encima, estaba preocupado por mi familia y por la bronca que me caería como llegase tarde a casa, pero estaba perdido, les pediría a los lugareños un teléfono para llamar a mi casa y pedirle a mis padres que me viniesen a buscar.
era un pueblo sencillo y escueto, constaba de una plaza con una fuente rodeada por viviendas, cada una con un pozo exactamente igual en algún sitio. Una docena de personas estaba reunidas al rededor de la plaza escuchando las palabras de un hombre, no escuché muy bien lo que dijo, pero parecía estar insultando a los lugareños y reclamando impuestos, los lugareños protestaban "los cultivos no crecen", "los animales no procrean", "las gallinas no ponen huevos", "sois unos tiranos, aprovechados"
No me extrañaba el panorama en sí , no vi en ningún momento cultivos o animales en aquel pueblo, un señor le lanzó una piedra al hombre que hablaba, este cayó al suelo, inconsciente , aunque no muerto.
Unos guardias armados cayeron en tropel sobre el agresor, lo redujeron y se lo llevaron, dejando a los lugareños impactados, pero en paz.
La gente hablaba de pobreza y decían no tener alcalde ni comida. Pregunté por un teléfono, pero nadie sabía lo que era o nadie tenía. Pregunté por el lugar en el que estaba, la gente solo respondía "Eiroul" o algo así, nadie sabía qué era Ferrol, o España.
Pedí cobijo por una noche.
Un hombre llamado Samuel accedió a dármelo, me dio agua de su pozo y me señalo una pequeña habitación con un lecho en el que podía dormir, era paja en el suelo con una tela llena de tallos de hierba a modo de almohada.Intenté dormir en aquella cama de faquir.
Pero las voces exaltadas que se escuchaban en medio de la noche sumadas a la incomodidad del lecho me impedían dormir. Era el señor Samuel hablando con otra persona: "¡tengo un esclavo para tí! es un niño de unos catorce años, tiene el pelo negro, parece fuerte, se llama Marcos, puedes asignarle las tareas más duras sin problema, las resistirá... Por un precio"- Dijo samuel...-
"No estoy muy seguro de que comprarle a usted sea una buena idea..."- Dijo otra voz más masculina y ronca con un tono desconfiado.-
"¡Claro que sí la es! El chico se perdió en las llanuras, seguro que no tiene ni padres, te van a ver como un héroe que rescata a los huérfanos de las fieras garras de la muerte"- Dijo enfatizando estas últimas palabras.-
"¿Sabe usted? me ha convencido ¿de cuánto dinero estamos hablando?"- Respondió con una voz más risueña y soñadora-
No podía creerlo, aquel señor aparentemente amable trataba hacer de mí un esclavo, los esclavos son ilegales, y no pensaba hacer los trabajos más duros de alguien. ¡Debía escapar de allí!.
La habitación no tenía ventanas, y se darían cuenta de mi escape si intentaba salir corriendo.
Esperé paciente y pensativo, hasta que no se escuchó más sonido en la casa que el sordo sonar de la penumbra, avancé hasta la puerta de la habitación y la abrí con mucho cuidado, parecía que aquel hombre se había quedado dormido sobre la pequeña mesa de la estancia que hacía de comedor junto con una botella vacía y un vaso a medio llenar de un líquido ennegrecido. Silenciosamente avancé hacia la salida, la casa no era grande, así que llegué rápidamente, pero, estaba cerrada.
Recordaba haber visto un hacha tirada detrás de la mesa en la que Samuel dormitaba. Así que me acerqué por detrás de puntillas, sigilosamente, y la cogí con tanto cuidado como si se tratase de un bebé recién nacido.
Al girarme me encontré cara a cara con mi huésped, que había despertado "¿qué estás haciendo?" me preguntó... tenía un cuchillo a la espalda, la luz de la luna que entraba por una claraboya e iluminaba su filo.
"Nada" dije "yo solo" y antes de terminar la frase le corté el brazo con el que empuñaba el cuchillo, este salió volando hasta la puerta chocando contra la pared, se quejo del dolor, desmembré su pierna y cayó al suelo, en ese momento mi cara no tenía ninguna expresión, sólo moví el hacha y le corté su otra pierna, el no paraba de aullar dolorido, curiosamente nadie oía sus gritos,o nadie quería oírlos, en un golpe seco, corte su otro brazo, dejándolo moribundo me dirigí hacia la puerta pasando por restos humanos y un suelo irreconocible, cubierto por la sangre de aquel que a mi parecer, merecía su destino , tres hachazos bastaron para abrir la puerta. "Espera, acaba con mi sufrimiento", dijo Samuel entre gritos y llantos .
"¿A dónde me ibas a llevar?" le pregunté "a Pedraria, ahora acaba ya con mi vida"
Gritó el hombre "Hazlo tu mismo" le respondí, y le lancé el hacha, a su lado, clavándola en el suelo. Me acerqué y cogí el cuchillo que se había ido volando debajo de la mesa del recibidor, y salí de la casa, dejando a un hombre desangrándose vivo.
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Detrás De Los Bosques
Fantasy(Behind The Woods) Esta es la historia de un joven llamado Marcos el cual queda atrapado en un mundo alternativo al cruzar su umbral en un bosque. Su objetivo principal es escapar de Eiroul, este nuevo mundo, a toda costa.