Detrás De Los Bosques

El nuevo despertar

"Y despertó en otro lugar, un sitio oscuro y tenebroso donde era él la víctima y las sombras las torturadoras que enturbiaban su mente, cada segundo, cada hora...

cada vez más lejos de su cordura y razón"

Jamás pensé que me sentiría definido con estas palabras. Pero, al despertar, una densa oscuridad se extendía en todas direcciones.

Extrañas voces susurraban y sonidos de huesos al crujir hacían eco en la estancia. No me movía, el miedo de estar en un lugar desconocido era mi anestesia en ese momento.

Entonces, un sonido de ignición hizo que mis sentidos se agudizasen hasta el límite. Una luz iluminaba ahora la estancia, se trataba de una celda completamente vacía. Mirando hacia delante descubrí que no era el único encerrado,  había por lo menos séis celdas más en aquel lugar. Figuras humanas en cada celda, ninguna reconocible. La luz se acercaba, al igual que una sombra que la acompañaba.

"Tomad,ratas" y una botella impactó contra el suelo, haciéndose añicos y dejando un rastro de vino.

Las figuras se acercaron entonces a recoger los cristales rotos, haciéndose más notables a cada paso, eran efectivamente personas, y no parecían demasiado mayores, de hecho, la mayoría parecían menores a mí, niños.

Había un chico en mi celda paralela, era rubio, cogió un cristal, bastante grande, y sin ningún tipo de tapujos, lo hundió en su brazo izquierdo, entonces la sangre comenzó a brotar rápidamente, cuando alcé algo la vista, pude ver una sonrisa en su rostro. y fue ahí mismo cuando pensé literalmente "¿Dónde me he metido?" 

La sombra continuaba avanzando, era un hombre, ancho, llevaba una capa cazadora larguísima, su final se alzaba a su andar. Me miró sosteniendo una expresión risueña, y, sin más, caminó hasta el final del pasillo entre las celdas donde había quedado un trozo del cristal, vino de vuelta, a su paso, las manos de los niños salían de entre los barrotes de las celdas, intentando robarle el vidrio de la mano. En cuanto llegó de nuevo a mi celda, me lanzó el objeto a los pies, y este se partió de nuevo en dos, y sonriéndome dijo "Disfruta" y se alejó, llevándose con él la que me había revelado mi situación

Estaba oscuro, hacía frío, y oía el despellejar de las carnes en las celdas adyacentes, no sabía dónde estaba o cómo había llegado ahí, pero una cosa tenía clara, tenía que salir.

¿Pero cómo? no tenía a mi cuervo para que me acercase algún tipo de llave. y parar el tiempo no me ayudaría a salir de allí, pues estaba completamente encerrado. Fue entonces cuando, al echarme al suelo cuando uno de los trozos de cristal, pequeño y puntiagudo, se clavó en mi pierna, haciéndome chillar agudamente.

entonces tuve un buena idea. Sosteniendo el cristal de vidrio en una mano y el corazón en la otra grité en susurros:"¿Alguien quiere esto?" en seguida la prisión se alborotó, se oía el golpear de los barrotes y el gruñir de los niños. No pasó mucho tiempo hasta que el hombre volvió a irrumpir en la habitación con un gesto desesperado y con una espumeante jarra en mana fue golpeando por todos los barrotes de mi hilera de celdas, derramando algo de esa cerveza en mis piernas.

"¡A callar!" gritó a pleno pulmón, y todos los individuos cerraron la boca antes de que el embebido terminase la frase, dirigió una mirada de desprecio hacia mí, que aún sostenía el vidrio en la mano, y resopló fuertemente y anunció "Niño, como vuelva a pillarte haciendo ruido, te vas directo a la sala de sujetos de prueba"

Y eso fue justamente lo que hice, por su puesto, no antes de pensar en algo, un plan que me ayudase a escapar de forma asegurada de aquel antro diabólico.

Pensé que tal vez podía parar el tiempo para escapar, pero el problema era que al parar el tiempo todo se quedaba inmovilizado y la puerta haría de pared inquebrantable. No, debía persuadir al carcelero de alguna forma.