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Cinco años más tarde


-Hey-sonreí ante la imagen que la pantalla de la computadora me devolvía.

-Hola, nena-respondió Michael desde el otro lado.

Sonreía y podía notar que estaba un poco cansado; podía notar que se encontraba en la carretera, porque el paisaje que había detrás de él pasaba a toda velocidad.

Bajé mi vista hacia mi regazo. -Dile hola a papi, Chloe.

Michael amplió su sonrisa y sus ojos se iluminaron cuando la pequeña Chloe movió sus pequeñas manitos y su boca, reconociendo su voz.

-Hola, princesa.

Nuestra pequeña se removió en mi regazo, feliz y emocionada de poder escuchar a su papá, logrando que su risa llegara hasta nosotras.

-Tenías que haberla visto hoy dar sus primeros pasitos-comenté, depositando un beso en su regordeta mejilla-. La princesa de la casa está creciendo.

-Seguro que parecía cómo Bambi cuando recién nació.

-¡Michael! -exclamé, intentando sonar seria, pero fallé-. No escuches a papi, bebé. No eras como Bambi. Papi no tiene razón-besé la parte superior de su cabeza.

Rió ante mi comentario. -Ya vamos a ver quién tiene razón, Amy.

Rodé los ojos. -Primero tienes que traer tu culo a nuestra casa, junto a nosotras dos.

-Sólo una ciudad más y mis dos mujeres me tendrán todas las horas que quieran-pasó una mano por su cabello. Una sonrisa pícara se instaló en su rostro-. Y podremos ponernos al día, nena.

-Ya veremos cuando estés acá-contradije, mirando como Chloe bostezaba y sus pequeños ojitos se cerraban.

-Ve, acuéstala. Se nota que está cansada-me indicó.

La tomé en brazos, aun estando sentada en la cama.

-No quiero cortar la llamada, pero...

-Ve, también tengo que irme. El bus acaba de parar.

Sonreí, acariciando el suave cabello de la pequeña. -Te amo.

-También te amo, y las extraño.

Change; mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora