"La pelea"

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- ¡¿Por qué no lo admitís de una vez Joaquín?! -gruñó Maia. Sus ojos estaban rojos, y sus mejillas ardiendo.

- ¡No tengo nada que admitir! ¡Estás paranoica! -se quejó él.

- ¡Ya lo sé todo! ¡No necesitas ocultarlo!

- ¡Pero si no hay nada que saber! ¡Estás pensando cosas que no son! -le bramó Joaquín.

- ¡Oh claro! ¡Vos siempre sos el inocente! -Maia lo miró furiosa.- ¡Por favor Joaquín, es obvio que te estás acostando con esa tonta paciente tuya!

- ¡No! -Joaquín levantó la voz. Demasiado, para el gusto de Maia.- ¿No te entra en la cabeza que Laura está con un tratamiento bastante serio y por eso va muy seguido al consultorio?

- ¡Ella no sólo va al consultorio! ¡También te llama! ¡Todos los días! ¡¿Que te tiene que estar llamando?! -La voz de Maia sonaba cada vez más fuerte.- ¡¿Es que ya no me queres?! ¿No quieres estar conmigo? ¿Vas a arruinar nuestra familia? -Maia parecía estar como loca y Joaquín ya no sabía que decir para que se callara y lo dejara hablar. Lamentaba el día en que había aceptado encargarse del tratamiento de Laura, una joven y linda mujer que tenía que admitirlo, era un poco pesada. Todos los días lo llamaba y siempre iba a su consultorio. Pero él no la veía como Maia creía ni mucho menos había pensado en engañarla con aquella mujer.

Maia no entendía que él tenía ojos para ella y nadie más. Era muy testaruda, y eso ya lo estaba cansando.

- ¡Esto es el colmo, Maia! -gritó Joaquín.- ¡No voy a soportar que desconfíes de mí! ¡Yo te estoy diciendo la verdad! ¡Y estoy seguro que cualquier otra mujer me habría creído!

- ¡¿Y ahora me comparás con otras mujeres?! -preguntó Maia, ofendida.

- ¡Sí, eso hago! -contestó Joaquín.

- ¡Pues yo estoy segura de que ninguna te hubiera creído! -Maia se cruzó de brazos, ahora las lágrimas surcaban por sus mejillas.

- ¡No todas son celosas y desconfiadas como vos!

En ese momento entraron Ailen y Daimon de la mano, después de pasar un rato en el jardín observando las estrellas. Estaban tan absortos en su mundo que no se dieron cuenta de la pelea que ocurría en esos momentos en la sala del hotel. Sin embargo, Maia y Joaquín sí los vieron.

- ¡Ailen! -chilló Maia sobresaltando a la chica que se soltó bruscamente de Daimon, asustada.

- ¿Qué...? -preguntó dudosa. Joaquín suspiró, sabiendo lo que Maia pensaba preguntar.

- ¿O no que Joaquín es un falso y mentiroso que no admite que me está engañando con una zorra enferma arruina familias? -preguntó con un tono de voz aterrador que hizo que la pareja se estremeciera.

- Eh... bueno, yo... -Ailen tomó la mano de Daimon mientras caminaba disimuladamente hacia la escalera.- Yo pienso que... Joaquín es... Corramos, ¡corramos! -exclamó mientras subía a suma velocidad por las escaleras seguida de Daimon. Joaquín rió disimuladamente y Maia se quedó mirando las escaleras con la boca abierta de la sorpresa.

- ¡Gracias por tu ayuda! -gritó sarcástica.

- Ves, ni tus amigas están de acuerdo -dijo Joaquín cruzandose de brazos y la mirada seria.

- ¿Ah no? ¡Ámbar! -gritó Maia mirando las escaleras. Esperó unos segundos ante la molesta mirada de Joaquín y volvió a gritar:- ¡¡Ámbar!!

Unos segundos después, Maia y Joaquín volvían a gritarse mientras Ámbar bajaba las escaleras, apurada.

- ¿Podrían bajar la voz? -preguntó enojada.- Hay niños intentando dormir allá arriba.

- ¡Decile a ella que es la que grita como loca! -contestó Joaquín.

Corazón Aliado (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora