"Niñeros"

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Devi y Valentín se miraron aburridos mientras escuchaban las indicaciones de sus amigos. Esa noche irían todos a la entrega de premios Paralax de ese año, donde la banda Aliados estaba nominada. Pero ellos dos no irían, y no porque no los dejaran, sino porque habían accedido a cuidar a los ocho niños que vivían ahí ya que sus padres no querían contratar una niñera por desconfiados. El único niño que no estaba era Tomás que se había quedado en la casa de un amiguito.

- Los gemelos se duermen a las nueve -apuntó Ámbar.- Pero tenés que contarles algún chiste o sino no van a querer dormir.

- No le des chocolate a Adam, se vuelve loco cuando come eso -avisó Venecia mirando severamente a su hijo que sonrió con diversión.

- Ok, chiste, chocolate no, anotado -dijo Devi entre divertida y cansada.

- Todas las noches Joaquín le lee un libro a Bruno, estos últimos días está con La Odisea -decía Maia-, va por el canto cuatro así que tenés que continuar desde ahí.

- ¿Tiene tres años y le leen ese libro? -rió Franco.- Pobre niño.

- Tengo un hijo inteligente, que vos tengas un coeficiente intelectual promedio mosca no es mi culpa -defendió Maia y los chicos rieron.

- Que Guada no juegue con cosas puntiagudas -dijo Matías.

- Y a Mía si es posible no la dejen nunca sola o podrían no encontrarla nunca más -dijo Ailen.

- Oigan chicos, un poco de calma... -los interrumpió Valentín.- Tenemos diecisiete años y practicamente vivimos con estos niños, no es como si no los conociéramos. No se preocupen, los vamos a cuidar bien, es solo una noche.

- Eso -continuó Devi-, ustedes diviértanse, relajense, que nosotros nos encargamos de los pequeños.

Los chicos asintieron y saludaron a sus hijos efusivamente. Luego de eso, se fueron intentando aparentar tranquilidad mientras los pequeños movían sus manitas a modo de saludo, con una sonrisa traviesa en el rostro de cada uno.

- No se fíen de sus caritas de ángel -la última frase antes de que se fueran salió de la boca de Noah.

Ambos chicos se miraron y luego miraron a los ocho niños que estaban parados uno al lado del otro. Ninguno superaba los cinco años. Adam, Bruno, Guada y Anto tenían tres; Mía y los gemelos habían cumplido un año hace unos meses, y Flor recién había cumplido su primer año hace unos tres días, era la más pequeña.

- Bueno... -comenzó Valentín pasando una mano por su cabello pensativo.- ¿Vos te ocupas de las nenas y yo de los nenes? -preguntó mirando de reojo a su novia.

Devi asintió.

- Ok -lo miró.- No es como si fuera tan difícil ¿no?...

(...)

Media hora después...

- ¡Maximiliano! ¡Felipe! ¡¿Donde se metieron?! -gritaba Valentín corriendo por los pasillos desesperado. No habían pasado ni diez minutos desde que se habían separado con Devi para cuidar a los nenes que ya se habían escapado de su vista.

Después de buscar en todo el primer piso optó por ir a las habitaciones. La cuestión era que los gemelos apenas tenían un año, ¿qué como habían subido las escaleras tan fácilmente? Era un misterio. Abrió todas las puertas por las que pasaba hasta toparse con la puerta de la habitación de Ámbar y Gopal. Los gemelos tenían su propia habitación como los demás niños, pero había una alta probabilidad de que se hubieran metido en la habitación de sus padres para desviarlo.

Sin pensarlo mucho, Valentín abrió la puerta sigilosamente haciendo el menor ruido posible. La habitación estaba oscura, la única luz era la proveniente de la ventana donde se reflejaba la luna llena, lo cual le daba un aire escalofriante sabiendo que cualquiera de los gemelos podría salir de cualquier lado y asustarlo.

Corazón Aliado (One-Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora