6.

18 2 0
                                    

Justin y Christian estaban a mi lado, de repente, ambos se alejaban poco a poco de mi y me miraban con odio. Yo los llamaba a gritos pero éstos parecían no oírme. Escuchaba como se reían de mi y como lentamente me quedaba sola en una inmensa y silenciosa oscuridad.
Me desperté sobresaltada tras esa horrible pesadilla, me quedé un rato sentada en la cama pensando en ese mal sueño que acababa de tener. El timbre de la puerta me sacó de mis cavilaciones. Me levanté como un rayo y fui a abrir la puerta, bajé las escaleras corriendo y casi me di con la puerta, me coloqué un poco el pelo y abrí la puerta. Pensé que podría ser Justin o mi padre, pero me equivoqué, me quedé mirándole incrédula, no sabía que hacía ahí delante de mí, en la puerta de mi casa tan tranquilo.
- ¿David? ¿Qué haces aquí?
- Ayer me preocupaste y cogí un avión en cuanto pude para venir.
- David, estoy bien, de verdad. Como venga Justin y te vea...
- No va a pasar nada.
- Dios, no sabes lo mucho que te he echado de menos.- no pude evitarlo y me avalancé sobre él para abrazarlo, lo necesitaba. Él me acogió en sus brazos encantado.
- No sabes lo que deseaba que llegara este momento.
- David, no te emociones que es un simple abrazo, yo con Justin estoy muy bien.- David se separó de mi y se me quedó mirando.- ¿Quieres pasar?- asintió con la cabeza y entramos dentro.
- ¿Con eso quieres decir que te has pensado lo que te dije ayer?
- Con eso quiero decir que no sé ni que hacer con mi vida.
- Tranquila pequeña, estoy aquí para ayudarte en todo.
- David, ¿me podrías hacer un favor?
- Claro, lo que sea.
- Si llama en algún momento Justin al timbre, di que eres mi hermano.
- No sabe nada de lo nuestro, ¿verdad?
- No, y tampoco quiero que lo sepa. Bastante tuve ayer con Christian.
- ¿Qué pasó al final?
- Nada, lo dejé con Christian y ahora estoy con Justin.
Me fui a la cocina a ponerme un tazón de cereales y David vino detrás mía cual perrito faldero.
- Tienes una cocina muy bonita. ¿Y tu padre?
- Está con mi tía, que se ha puesto muy enferma.
- Osea que estás sola.- insinuó.
- Sí, lo estoy y no pienso hacer nada contigo si es lo que estás pensando.
- Venga, si lo estás deseando...- David se acercaba cada vez más a mi hasta llegar al punto de rozarnos, en ese momento llamaron al timbre y salí disparada a abrir mientras David se quedó en la cocina parado. Abrí la puerta y vi a Justin, me lancé a sus brazos y le besé.
- ¡Justin!
- Hey pequeña, veo que me has echado de menos.
- No sabes cuanto.- le sonreí.
- No me sonrías que me matas.- en ese momento apareció David sin camiseta, lo que me faltaba ya.- ¿Quién es?
Miré al suelo y rápidamente respondí:
- Mi hermano. Justin, él es David. David, él es Justin, mi novio.- dije remarcando eso último.
- Mi amor no mientas.
- David joder, cállate. Siempre tienes que estar cagándola.
- Sarah, ¿quién es?
- Él es David, mi ex, un toca cojones de narices.
- Tampoco te pases eh.
- Joder David, te digo que hagas una cosa por mi y ni eso eres capaz de hacer. Ya veo lo mucho que te importa eso de que sea feliz.
- Quiero que seas feliz, pero conmigo.
- Pues acepta que ya soy feliz y no es contigo.
- Eres de dura de roer eh.- dijo Justin divertido. Yo le miré diciéndole que se callara y me hizo caso.
- David, vete por favor.
- Pero...
- Lo siento... Vete.- David agachó la cabeza y se fue. Un silencio muy incómodo se hizo entre Justin y yo. No sabía que decirle después de aquello, era una situación bastante extraña.- ¿Quieres pasar?
- Venía a recogerte, tengo una sorpresa para ti.
- Me gustan las sorpresas.- le dije sonriéndole.
- A mi me gustas tú.
- Tengo que cambiarme.- me miré de arriba a bajo y luego miré a Justin.- Pasa mientras me cambio.- le sonreí. Justin me sonrió de vuelta y pasó a mi casa. Subí corriendo a mi cuarto y cogí un legging negro, una camiseta corta blanca y mis preciosas Air Force. Bajé las escaleras y me encontré a Justin sentado al pié de éstas, me acerqué a él y le rodeé el cuello con las manos entrelazándolas entre sí.
- Ya nos podemos ir.- le dije dándole un beso en la mejilla.
Me cogió y de la mano y salimos de casa cuando nos encontramos con mi padre saliendo de su coche. Al verle me abalancé sobre él.
- ¿Me has echado de menos pequeña?
- No sabes cuanto papá. - Justin se acercó despacio hacia nosotros.- Justin, te presento a mi padre. Papá, te presento a Justin, mi... ¿novio?- dudé por un segundo.
- ¿Lo dudas?- preguntaron los dos a la vez.
- Puede que un poco sí.- admití avergonzada de mi misma.- ¿Nos vamos?- traté de evadir cualquier otro tipo de preguntas para no cagarla más.
- Sí, claro.- respondió Justin.
- ¿A dónde vais?- preguntó mi padre.
- No lo sé.- contesté. - Es una sorpresa.
- Trátala bien, ¿eh?- dijo mi padre.
- Descuide,- contestó Justin haciéndole un gesto con la mano.- la trataré mejor que a nada.
Nos despedimos de mi padre y subimos al precioso Lamborghini plateado de Justin. Condujo hacia un precioso restaurante italiano, tenía pinta de ser muy caro. Justin salió del coche, me abrió la puerta y me tendió la mano para ayudarme a salir, todo el mundo que pasaba por ahí se nos quedaba mirando. No sé si nos miraban a nosotros, si miraban a Justin o si miraban su cochazo. Sonreí timidamente a Justin y entramos dentro del restaurante. Era precioso, todo muy alegre, había plantas por todos los sitios, en las mesas había floreros increíblemente bonitos, los camareros iban súper bien vestidos e incluso había música de fondo. Me llevó de la mano a una mesa apartada al fondo del restaurante. Nos sentamos y vino un camarero a atendernos, yo pedí unos Raviolis y Justin unos Tallarines a la parmesana.
- ¿Te gusta?- me preguntó cogiéndome la mano.
- Me encanta Justin, es precioso.
- Lo mejor para la mejor.- dijo mientras me sonreía. Agaché la cabeza y sonreí tímidamente.
- ¿Contigo va a ser siempre así?- pregunté.
- Siempre que tu quieras.
- Entonces que sea así siempre.
Comimos en aquel precioso restaurante, pagamos y salimos de éste. Fuimos hacia el coche y nos montamos en él.
- ¿Y ahora a dónde?
- Ya lo verás.- dijo divertido.- Ponte esto.
Me tendió un pañuelo para que me cubriera los ojos y condujo hacia no sé dónde. Al cabo de un rato paramos y escuché como Justin se bajaba, me abría la puerta y me ayudaba a bajar del coche. Di dos pasos y me quedé parada mientras estaba cogida de la mano de Justin.
- ¿Preparada?
- Claro.- Justin se puso detrás mía y me desató el pañuelo que me cubría los ojos y ante mi apareció una preciosa y enorme casa. Estaba alucinando.- ¿Es tuya?
- Sí.
- ¿Vives solo?
- Vivo con mi padre y mis dos hermanos pequeños que supongo que sabrás quienes son.
- Jazzy y Jaxon.
- Exacto. ¿Pasamos?
- Voy a... ¿voy a conocer a tus hermanos?
- Por supuesto. Yo ya he conocido a tu padre, y tú vas a conocer al mío y a mis hermanos.
Me cogió de la mano y caminamos juntos hacia la puerta, Justin metió su mano en el bolsillo en busca de sus llaves, cuando las encontró las sacó y metió una de las múltiples llaves en la cerradura de la puerta y entramos.
- ¡Ya estoy en casa!- anunció Justin en cuanto pasamos.
- ¡Justin!- gritó una vocecilla de niña dulce desde el salón y al poco tiempo vino corriendo Jazzy hacia Justin para saludarlo.
- Hola pequeña.- la dijo mientras la cogía en volandas.
- ¿Quien es?- dijo la pequeña Jazzy señalándome.
- Ella es Sarah, mi nueva novia.
- ¿Y Jess?- preguntó.
- Mmm... Pensé que Jess no te gustaba.
- Y no me gusta.- dijo pareciendo estar enfurruñada.
- Eh, no te enfades.- dijo meciéndola entre sus brazos mientras soltaba una leve risa.- Esta es más divertida y la gustan los niños.- dijo mirándome y guiñándome un ojo. Justin dejó a la pequeña en el suelo y ésta se fue a por Jaxon que vino muy alegre dando saltitos.
- Hola Justin, hola novia de Justin, ¿vienes a jugar con nosotros?- me dijo mientras me cogía de la mano y tiraba de ella hacia abajo.
- ¡Claro!- le contesté.- ¿A qué quieres jugar?
- ¡Al pilla pilla!- dijo mientras me daba en la pierna.- ¡La ligas!- y salió corriendo hacia el salón para que no pudiera cogerle.
- ¿Juegas con nosotros?- le pregunté a Justin.
- ¿Lo dudas?- dijo arqueando una ceja.
- No.- le sonreí y añadí.- ¡Pillado!- y salí corriendo por donde se había ido Jaxon para que yo no le pillara.
Justin salió corriendo detrás mía, primero pilló a Jaxon que se fue corriendo en busca de Jazzy para pillarla y no lo consiguió, al ver que no podía pillar a Jazzy se vino a por mi y yo me dejé pillar por lo que me fui corriendo a por Justin. Nos tiramos toda la tarde en casa de Justin jugando los cuatro al pilla pilla, fue una tarde muy entretenida hasta que llegó la hora de irse.
- No te vayas.- me dijeron Jazzy y Jaxon al unísono.
- Tengo que irme, que sino mi papá se pone triste.- les dije entristecida por tener que dejarles.
- Quédate.- me dijo Justin.- Quédate a dormir aquí, conmigo.
- ¡Sí, sí!- volvieron a decir Jazzy y Jaxon a la vez.
- Mira, los niños están encantados, yo no quiero que te vayas y sabes que tú tampoco quieres irte. Quédate.
Los miré y dándome por vencida dije:
- Está bien, me quedo.
- ¡Bien!- gritaron de alegría Jaxon y Jazzy. Les sonreí y fuimos a la cocina a cenar.
- ¿Y tu padre Justin?- pregunté mientras me llevaba los macarrones a la boca.
- Estará trabajando.
- ¿Y deja a los niños solos?
- La canguro está arriba. Supongo que estará husmeando en mi cuarto algo con lo que llevarme a la cama como suele hacer.
- ¿Y lo consigue?
- No, a mi no me gusta. Simplemente lo hace para poder fardar de que se ha tirado a Justin Bieber, pero no la voy a dar ese placer. Tu eres la única a la que le doy ese gusto.- me dijo sonriendo. Me le quedé mirando un rato y luego seguí cenando.
Terminamos de cenar y Jazzy y Jaxon se fueron al salón a ver la tele y nosotros al cuarto de Justin de dónde, efectivamente, salía la niñera. Miró a Justin y le dijo en un tono sensual:
- Hola Justin.
- Hey, ¿te he presentado a mi nueva novia?.- dijo recalcando las dos últimas palabras mientras me agarraba de la cintura y me atraía hacia él.
- No.- replicó con asco mientras me miraba de arriba a bajo.- Que duréis.- dijo de mala gana y se fue a paso rápido del pasillo.
- Que malo eres.- dije meneando la cabeza divertida.
- ¿Te divierte?
- Un poco.
Justin me besó y con torpeza entramos al cuarto y me tumbó en la cama. Una vez en la cama se subió sobre mi y me quitó la camiseta corta que llevaba, con un movimiento ágil, le giré de tal forma que ahora era yo la que estaba encima quitándole la camisa azul a cuadros que llevaba. Le miré y le besé, luego le mordí esos labios que tanto me gustaban. En poco tiempo ambos estábamos en ropa interior sobre la cama. Ya no aguantaba más y me quité mi ropa interior y detrás fue la suya y en ese mismo momento noté como Justin se metía dentro de mi. Primero despacio, y, poco a poco notaba como subía la fuerza y velocidad. En una hora llegamos ambos al clímax a la vez y caímos rendidos por el agotamiento.
- Buenas noches pequeña.- me dijo mientras me daba un beso en la frente.
- Buenas noches cariño.- le respondí y me quedé dormida.

Siempre nos quedará París.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora