Aquella casa debía llamarse mansión por su gran tamaño. Estaba rodeado de un muy bien cuidado jardín, con un único camino de piedra donde pasaban los carros. Podía ver por la ventanilla la casa de un piso realmente fuerte, imponente, recto y un montón de adjetivos que no llegarían a completar todo lo que tenia que decir. ¡Y una de las salas de ese enorme lugar era suyo!
Pietro abrió la puerta y primero bajo el señor, seguido de él. En la puerta esperaban un mayordomo y una mujer que parecía ser la criada con un inusual delantal rojo. Ambos saludaron con cortesía y abrieron la puerta. Preguntaron por el paseo y poco más.
- Wanda, prepara una habitación para el nuevo pintor...últimamente tu hermano me consigue cosas buenas- alagó mientras hacía que el mayordomo le cogiera la chaqueta- por favor, cuídala bien que es mi favorita
- Si señor- le dijo el mayordomo antes de irse- bienvenido, señor
Del asombro, él solo supo decir que "gracias" por el gran impacto que le daba la casa. dos escaleras, en la parte superior, suelo de mármol con el que cada paso se podía escuchar. Grandes arañas de cristal como lámparas y las paredes gritaban necesidad de cuadros.
- Nosotros también nos quedamos así a primera vez- le dijo Pietro. Pensó que se refería a Wanda.
Wanda no tardó en llegar y llevarlo a la habitación. Era más grande que la que tuvo en su antiguo alquiler, tenía espacio para guardar todos sus materiales aunque no fueran realmente muchos. ¡La cama era realmente cómoda! Vio como Pietro se reía y se puso recto. Los siguió para descubrir las dos plantas, su estudio, el despacho del señor, las habitaciones de la señorita que no podía ver... Todo era de gran tamaño, colosal, que intentaba ser decorado con unos adornos dignos del palacio real. Sin duda, le había tocado el gordo. ¡dios era testigo de que tanto quería pintar!
-Señor Petrovich, esté tranquilo, la joven esta perfectamente por ahora- se escuchó hablar a alguien
Pietro hizo que se escondiera, pero igualmente se escuchaba a un hombre dar su pronostico sobre una joven. El doctor aseguraba que la joven estaba bien por esos momentos, que no necesitaba hacer tantas visitas a diario y pasarían a cada dos días. Era noticias realmente buenas, pero igualmente, el señor no estaba contento. Insistía en saber si aquello ya había desaparecido y al parecer, eso no sabía decirlo con exactitud.
-El Doctor Banner tiene razón, padre- dijo una voz femenina. Era suave.- Estaré bien
-Mi pequeña Nattie, sabes que no quiero que te pase nada, así que no ínsitas y vuelve a la cama
-Pero...Esta hecho- se escucho el ruido de una puerta cerrada.
Acababa de desperdiciar la ocasión perfecta de conocer a la señorita. Decidió que no quería escuchar más y se fue a la cocina, donde Wanda y el mayordomo ya estaba preparando una sencilla merienda: té y pastas. Ella se esforzaba en hacerlos mientras que el mayordomo se esforzaba en cada detalle para hacer el mejor té. Pietro no tardó en reírse.
-Hermanita... No te esmeres tanto en las pastas para Nat
-La señorita Romanoff tiene un invitado muy especial hoy- dijo el mayordomo, entrando en la conversación de pleno- El señor Stark desea...
-La fortuna de mi señorita, ex-mayordomo de Stark- dijo en un tono desafiante. Pero aquello no movió en absoluto al hombre de sus tareas- ese hombre solo quiere a mi señora mientras este de buen ver y como lo sabe, Jarvis, su fortuna
-No puede acusar a nadie, Maximoff
Como termino de preparar el té, salió de la cocina, al parecer indignado. Wanda también lo estaba.
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Мисс деньги
Fanfiction[AU Romanogers] Steve Rogers no es más que un simple pintor endeudado con un mes de plazo para pagar. Cuando consigue un buen trabajo en la casa de Petrovich, conocería a la viuda Natalia Romanova.