- Señorita, pare, nos puede ver alguien
- No me llames más, señorita, Steve
Rogers no se creía nada de lo que estaba pasando. Absolutamente nada. Si bien todavía creía que aquel día que ella lo beso había sido parte de un precioso sueño, los días siguientes eran como el mejor de los colores. Las formas no fueron como a él, en su demasiada imaginativa mente, pensaba, pero estaba igual de contento. A veces tenía miedo de que el señor Petrovich los pillase, e incluso le decía a la señorita que debía sospechar porque cada día se veía más sonriente y algo coqueta con aquel sencillo (e innecesario) maquillaje. El doctor Banner ya no hacía tantas visitas como antes. Era un gran alivio para Steve, porque podía ser la vaga esperanza de que ella estuviera bien. Pero cada tarde debí observar desde la distancia con pincel como el señorito Barnes intentaba pasar la linea de amigos. Eso seguro que aliviaba el viejo corazón de Iván.
Algo que ninguno de los dos podían negar era que Wanda Maximoff lo sabía y que no lo aprobaba.
Todas las mañanas ella servía el desayuno malhumorada, ya no se la veía recibir ordenes de Natasha como antes. Pietro intentaba disculparla, pero sabía que lo hacía como marca de cortesía para que la señorita no la echara. En cierto modo podía entenderla, pero quería que comprendiera y cambiara esa vista. Estaban enamorados y eso no hacía daño, que el amor no entendía de dinero o cualquier cosa. Pero ella se lo dijo una vez y esa frase no dejaba de atormentar la cabeza del pintor.
- El dinero no da de comer. ¿Cómo podrías ayudarla si estas endeudado? ¿Cómo podrás pagar sus medicinas?
Y es que era algo que ninguno de los superiores sabían. Que ya habían destrozado su taller y por minutos se acortaba la distancia para el pago final. No dudaba en que lo fueran a matar por las palizas, no sería el primer artista hallado muerto por eso. Aunque con todo esa aventura, ese romance secreto, estaba dispuesto a dejarse matar. Ella le daba vida no solo a su paleta, a ese pobre y estúpido corazón.
- Señor, creo que ya puedo empezar el trabajo que me encargo. Puede estar presente si quiere
Él accedió siempre y cuando Natasha pudiera estar bien. Las veces que él no estaba presente (ya fuera por amigos o trabajo) ella aprovechaba para sacar ese lado que a él tanto le gustaba e Iván no conocía. Pero se retrasaba tanto que al señor le parecía un poco raro. La excusa siempre era "nos distraemos muy fácil con la merienda" o "a veces se siente demasiado mal para seguir. Pero el verdadero retraso estaba en las visitas de los pretendientes.
- No seas celoso, mi querido pintor
- No puedo evitarlo
Y bien que no podía evitarlo. Como se quedaba mirando con muy mala cara todas las situaciones en las que ella no podía salir corriendo. A veces le decía a Jarvis que envenenara la comida a ver si así no iba más gente, pero el sirviente lo sentía como mala broma.
- Pietro, te veo muy molesto- le dijo mientras no dejaba de mirar como su hermana se encargaba de ordenar la cocina. Aquella conversación era solo para que no le preguntara por la señorita- Wanda no ha echo nada malo
- Si, esta metiéndose en la vida de Nat- aquello lo dijo con un tono más elevado para que ella pudiera escucharlo- Y no debería meterse en los asuntos de los mayores. Y tampoco me gusta su actitud con Jarvis
No era un misterio para nadie que Wanda y Jarvis se entendían de una forma muy similar a ellos dos, pero a Pietro no le gustaba nada que aquello fuer así. No era por odio gratuito por Jarvis, si lo tenía en alta estima, pero esa vena protectora por su hermana impedía querer verla casada y con hijos a la vez que trabajaba para el señor Petrovich.
Los días pasaban y podía ver como cada vez el señor estaba más contento, como si noticias fueran a invadir la casa. Steve tuvo que darse un poco más de prisa con su obra y durante aquellos días Banner hacía cada vez más acto de presencia. El pintor sintió que no iba a ser nada bueno para él. Al poco, Natasha seguía reuniéndose con Barnes y por Wanda, supo que tenía que ver con él y alguna noticia que, claramente, no le gustaba nada. Al final de aquella semana, el señor ordeno a todos los empleados que se reunieran en el salón.
- Tengo noticias perfectas. Mañana será la fiesta de compromiso de mi hija Natasha y todo tiene que estar perfecto. Haced que esta casa este impecable para todos los invitados.
Y con cada una de aquellas palabras, el corazón de Steve se rompía más y más.
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Мисс деньги
Fanfiction[AU Romanogers] Steve Rogers no es más que un simple pintor endeudado con un mes de plazo para pagar. Cuando consigue un buen trabajo en la casa de Petrovich, conocería a la viuda Natalia Romanova.