Dos.

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Esa noche deambulé por la calle 3 horas, pero no tenía hambre, por suerte. Finalmente, muy lejos de mi casa, vi un letrero en neón que ponía 'HOSTAL' y junto a este decía '24 HORAS'
Animada me acerqué pero como no tenía ningún dinero supuse que no me dejarían, así que puse empeño en mi expresión de niña desamparada.
Se veía mugriento y antiguo, era un edificio de ladrillo sucio, la puerta de vidrio tenía un letrero de 'Empuje' entré un poco temeraria, el hombre de la recepción, que estaba constituida por un mesón sucio, lleno de papeles, y una caja registradora , atrás de esa mesa, el señor y más atrás un tablero con llaves y números. El hombre detrás de ese mesón parecía un hombre peligroso y escapado de la cárcel. Me acerqué.
-Buenas noches. ¿Hay habitaciones disponibles?- Me inspeccionó de pies a cabeza, y sus labios se curvaron hacia arriba cuando llego a la parte de mis pechos.
-Si hay- Respondió el viejo aun extasiándose con la vista. Sentí un asco infinito, así que me tapé con mi morral de ropa.
-Señor no tengo ningún dinero, si tan solo usted me dejara quedarme esta noche y yo pagaré mañana.- Se puso serio, se veía más repugnante que antes.
-Tendría que hablar con el dueño para hacer un arreglito- Dijo con voz pervertida.
Yo no entendía que quería decir.
-Pase allá a la izquierda.-
Seguí las indicaciones. La oficina del dueño constaba de una mesa redonda con 6 hombres sentados alrededor, iluminándose con un bombillo que colgaba del techo, estaban jugando Póker, todo estaba lleno de humo de cigarro, y sobre la mesa montones de dinero. Se detuvo el juego y los seis hombres me miraron. Vi un hombre como de 45 años aproximadamente, con un cigarro entre los dientes, parecía muy serio en su juego, supuse que aquel tipo que parecía un mafioso era el dueño de aquel lugar tan repugnante y sucio. Al parecer todos los hombres allí eran iguales al tipo de la recepción. Se puso de pie el dueño y con una voz demasiado gruesa habló.
-¿Qué quiere?- dijo con su aliento a tabaco y alcohol.
-Vine a quedarme en el hostal, pero no tengo dinero y agradecería que me dejara quedarme aquí y pagarle mañana.-
Soltó una carcajada muy fuerte, pero yo no entendía el chiste.
-No se puede eso, señorita.- dijo muy serio. -Le tengo otro trato mejor.- Sonrió, sus dientes amarillentos y sucios me dieron nauseas. -Qué le parece si usted me da algo mejor que dinero. Y se puede quedar todo el mes jovencita.-
Por fin entendí la voz pervertida del recepcionista. Este hombre asqueroso quería que me acostara con él por quedarme en este hotelucho asqueroso.
Pensé que sería mejor hacer lo que este tipo me estaba pidiendo y así podría quedarme un buen tiempo allí. Mientras ahorraba para comprarme un apartamento y poder hacer dinero con mi 'vocación' que básicamente consistía en robar, pues era muy ágil en eso.
Una vez hecho el pago, permanecí dos años, solo que 4 meses después empecé a pagar con dinero, lo que no le gustó mucho al dueño pues me subía la mensualidad cada mes para que me fuera imposible pagarle, pero no fue así, los robos que hacia me proporcionaban demasiado dinero y aprendía cada vez más sobre El Arte de Robar, así le llamaba yo, pues era mi forma de vida.
Así que pasados dos años y medio me largué de allí, quería irme lejos para olvidar mi pasado: Portugal, adiós Argentina.

TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora