Once.

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Pablo
Dejé a Talía en su casa, era un departamento no muy elegante. Debía regalarle uno, pues este no estaba a su altura.
Siempre que la veía, sabía que antes la había visto en algún lado, solo que no lograba recordarlo.
Cuando llegué a mi apartamento, llamé a Julia, la recepcionista de mi empresa.
-Julia-
-¿Si señor Pablo?-
-¿Ya está todo listo?-
-Sí señor, ya la oficina está vacía, solo quedó yo y estoy de salida. Las cosas para la decoración las dejé en su oficina debajo del escritorio.-
-Muchas gracias Julia, espero que a Talía le guste la sorpresa-
-Señor Pablo, si a mí me pidieran matrimonio de la manera en que usted lo va a hacer créame que me encantaría, Talía va a amar esa sorpresa y de seguro le dirá que sí-
-Eso espero-
-Ah señor, se me olvidaba, la alarma no la activé, pues como usted va a entrar a media noche a decorar su oficina para pedirle matrimonio a Talía, no vi la necesidad de hacerlo. Sin embargo contraté a dos vigilantes para que hagan guardia hasta que usted llegue-
-Muchísimas gracias Julia, descanse-
-Que le vaya bien señor Pablo-
Colgué el teléfono y luego realicé un plan sobre como decoraría mi oficina. No solía ser muy romántico, pero por Talía haría cualquier cosa, era tan hermosa y su personalidad era tan grandiosa.
Cuando ya tenía todo planeado, me coloqué ropa cómoda, luego me dirigí a mi oficina.
Llegué a las 24.00 en punto.
Busqué la decoración que Julia dejó para mí. Me agaché y comencé a sacar las cosas. Escuché un ruido y me quedé quieto. Me levanté suavemente cuando escuche unos pasos venir a la oficina, saqué el arma del cajón sigilosamente.
La puerta se abrió y apunté.
Talía entró igualmente apuntándome con un arma.
-¿Qué estás haciendo?- Dije muy sorprendido.

TALÍA.
-¿Qué haces tú acá?- Me congelé al ver a Pablo en la oficina.
-Se suponía que no vendrías esta noche y menos con un arma, ¿Qué sucede Talía?-
-Yo... yo... es que yo-
-Vienes a robar. Ahora recuerdo donde te he visto ¡En las noticias! Hace varios años robaste el banco más importante de una ciudad de Portugal- Dijo aterrado Pablo, yo no sabía qué hacer.
-No es lo que parece-
-¡Sí que lo es! ¡Y yo que te iba a pedir matrimonio! Por eso estoy acá- Dijo lleno de decepción. -Tengo que llamar a la policía- Dijo, colocó su arma sobre el escritorio y levantó el teléfono. Llena de nervios comencé a temblar y disparé, pero le di a un cuadro que estaba detrás de Pablo, este cayó al suelo y se rompió dejando ver la esquina de una vieja hoja de papel.
-¿Intentaste matarme?- Gritó asustado Pablo.
-Mira, esto lo hago por mi amigo Elías-
-¡No me interesa! ¡Voy a llamar a la policía ahora mismo!-
-Levantas ese teléfono y disparo- Dije intentando sonar firme pero era difícil amenazar al hombre que amaba.
Pablo levantó el teléfono.
-¡No!- Grité.
Él empezó a marcar números.
Yo, aun temblando, apreté el gatillo, la bala salió disparada e impactó debajo del pecho de Pablo, el teléfono cayó sobre el escritorio al mismo tiempo que el cuerpo de Pablo caía en el suelo.
-¿Qué demonios he hecho?- Grité alterada.
-Pablo, Pablo por favor, resiste- Dije mientras las lágrimas empezaron a brotar en mis ojos, resbalarse por mis mejillas y caer sobre el cuerpo de Pablo.
-Aléjate Talía, si es que ese es tu nombre- Dijo casi sin aliento.
-Perdóname. Si lo es- Sollocé.
-El mío es Juan Pablo, yo no te mentí, ladrona y asesina- Dijo, sus palabras dolían demasiado.
-Lamento haberme enamorado de ti- Dijo Pablo, luego su cuerpo quedó sin vida.
Rompí en llanto, coloqué el cuerpo suavemente en el suelo y me levanté. Estaba retrocediendo mientras sollozaba cuando pisé el cuadro al que le había disparado.
Lo levanté suavemente pero estaba tan roto que una hoja cayó de este. La tomé y la abrí.
Era bastante vieja, lo leí y terminé totalmente confundida.
Una foto se resbaló cuando pasé la página, la levanté y la miré.
Mis ojos se abrieron, todo mi cuerpo se congeló y comencé a sudar frío, conocía esa foto a la perfección.
Minutos después lo entendí absolutamente todo, comprendí que hace unos minutos había asesinado al hombre del cual estaba enamorada y lo peor de todo, el hombre que ¡era mi padre!

TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora