Siete.

1 0 0
                                    

Dos años después.
Después del gran robo al banco EBank, los noticieros no paraban de hablar sobre el tema. Para nuestra suerte, no lograron atraparnos.
Como prometí a Héctor, el 30% de las ganancias fueron para Elías, él no podía creer la cantidad de dinero que le estaba entregando. Tuve que mentirle acerca de cómo conseguí el dinero, le dije que el trabajo de mesera no me había salido en la noche del robo, sino que desde hace rato lo había conseguido, y ahorré una gran cantidad de dinero, así que decidí compartir una parte con él. A Elías no le pareció extraño y se creyó todo. Me sentí mal por haberle mentido, pero lo había hecho feliz, y a sus hijos también, así que no importaba.
Los días después del robo fueron difíciles para mí, pues debía disimular mi dolor y cubrir mi herida frente a Elías y los niños debido a que no quería que se enterarán. Aunque había comprado una casa propia junto a ellos, lo que facilito la situación.
Thiago cuidó de mí hasta que me recuperé completamente y mi herida solo era una cicatriz.
Nos volvimos muy buenos amigos, salíamos a comer casi todos los días con Elías y sus hijos. Él seguía siendo el mismo idiota de siempre, pero ahora era mi amigo y eso hacía que mi paciencia hacía él aumentara y fuera más tolerante a sus bromas pesadas y ridículas.

Dos años y cuatro meses después del robo, Thiago y yo estábamos en su casa cenando y recordando la noche del robo. Una idea surgió por nuestra mente.
-Sabes Talía- Dijo Thiago mientras se limpiaba la salsa de tomate que tenía alrededor de la boca con una servilleta blanca.- Jamás había ganado tanto dinero en una sola noche-
-Es increíble la cantidad de dinero que logramos recaudar- Dije recordando los cientos de billetes que tenía escondidos en mi habitación la noche siguiente al robo.
El rostro de Thiago se iluminó, una idea había surgido en su cabeza-
-Dime tu idea- Dije cuando abrió la boca, de seguro para decirme que algo se le había ocurrido. Sonrió ante mis palabras.
-Repitámoslo, es una manera fácil de ganar dinero, así podría sacar a mi padre de la cárcel de una vez por todas. Es la solución perfecta- Thiago había logrado sacar a su padre de la cárcel cinco meses después del robo, pero este volvió a ser encarcelado cuando, ebrio, asesinó a una persona disparándole en una fiesta. Él solo quería ver a su padre lejos de las rejas.
La idea de Thiago me pareció excelente, era mi amigo y estaba dispuesta a ayudarlo para lo que fuera.
-Thiago tu idea... ¡es genial!- Mañana mismo iremos con Héctor para que nos proporcioné armas como la vez pasada. Esta vez debe ser más elaborado debido a que la seguridad ha aumentado. Sacaremos a tu padre de la cárcel- Dije emocionada y sonriéndole. Él me devolvió la sonrisa junto con palabras de agradecimiento.

Al día siguiente, Thiago me recogió a medio día.
-¿Por qué viniste tan tarde? ¿No debíamos estar a las 10.00 allá?- Pregunté curiosa y alterada, pues a Héctor no le gustaban los incumplidos, y nosotros íbamos ¡casi 3 horas tarde!
-Tranquila Talía, aplacé la reunión, ahora es a las 14.00 horas-
-¿Y te costaba tanto avisarme?- Dije un poco enojada y golpeando suavemente su hombro.
-Es que quiero que vayamos a almorzar- Dijo apenado.
-¡Ah! Me hubieras dicho, vamos que ya van a ser las 13.00 y tengo hambre- Dije feliz. Él se limitó a sonreírme.

Llegamos al restaurante, era elegante y grande, de puertas de cristal y mesas perfectamente decoradas con manteles blancos.
La recepcionista nos dirigió a una mesa cerca de una ventana grande. Nos sentamos.
Thiago rompió el silencio.
-Talía quiero decirte algo-
La mesera nos interrumpió.
-Buenas noches, ¿Qué desean?-
-Yo quiero un especial, por favor- Dije levantando mi mirada del menú y mirando a la mesera.
-¿Y usted?- Dijo la mesera mientras dirigía la mirada a Thiago.
-Lo mismo- Respondió Thiago distraído.
-En seguida-
-Muchas gracias- Dije cordialmente, la mesera asintió y se retiró.
-Thiago, ¿te parece si mañana realizamos el trabajo? Es que Elías tiene una gran deuda, si no consigue el dinero le embargaran su casa.- Dije preocupada.-
-¡Eh, si! Me parece bien, entre más pronto mejor- Respondió rápidamente Thiago.
-¿Qué querías decirme?-
-Emmm... ¡Ah, sí! Quería decirte que... que... tenemos que hablar con Manolo, porque creo que mañana no puede-
-Ah okay, no hay problema. Hoy en la reunión hablaremos con él- Dije sonriente.
La mesera volvió con nuestros platos.
Cuando terminamos de comer era la hora perfecta, pues faltaban solo 20 minutos para que la reunión empezara, así que fuimos directamente al escondite de Héctor.
Salimos del restaurante, y sentí que algo inquietaba a Thiago.
-¿Estás bien?- dije con ternura.
-Eeeeh, sí.- respondió.- Estaba pensando en mi padre, no quiero que esté más en la cárcel-
- No te preocupes, luego del robo lo sacaremos.- Dije, aunque no me convenció su excusa, Thiago no suele demostrar emociones, y menos cuando se trata de su vida personal.
Llegamos al escondite, la primera vez podía aguantar el desagradable olor, ahora, era tan intenso que tuve que tapar mi nariz con mi mano y respirar por la boca, no entendía como a Thiago no le afectaba. Era desagradable.
Por primera vez tuve miedo, pues tuve un mal presentimiento. Me acerqué más a Thiago.
Al parecer él también tuvo un mal presentimiento, pues sólo fue un paso el que dimos, y él sacó su arma.
-Thi...- dije, pero me cortó. Me miro con cara de 'cállate idiota'
-Shh.- Aunque me molestaba que me callaran, Thiago tenía razón, si mi presentimiento era acertado, y ni Héctor ni sus colegas estaban allí, lo mejor era que los que estuvieran en su lugar no supieran que estábamos allí, si es que no lo sabían ya, porque entonces, ¿Quién le confirmó el encuentro a Thiago?
Seguí el ejemplo de Thiago y saqué mi arma.
Ya casi llegábamos al tercer callejón. Y yo estaba con los pelos de punta.
Pasó una rata y tuve la necesidad de gritar como una niñita, me tiré a los brazos de Thiago, y para mi desgracia el arma se disparó y cayó al suelo.
Thiago me miro como si me fuera a matar.
Me dejo en el suelo, recogió el arma y apuntó, yo al mismo tiempo hice lo mismo. Esperamos una reacción, pero no pasó nada. Giramos a la izquierda, y empezaron los disparos. Había balas por todos lados, yo solo disparaba a diestra y siniestra con los ojos cerrados, No sé qué me pasaba esa noche estaba como idiota haciendo todo mal. Abrí un ojo, y ya no había nada, los tres hombres tirados en el suelo. Thiago se acercó a mirar si eran los hombres de Héctor.
-Creo que nos han engañado.- dijo.
-¿Qué? ¿Y entonces quién te confirmó el encuentro? - pregunté confundida.
-No lo sé.- respondió confundido también. - Creo que es mejor entrar por la discoteca.-
Intrigados, volvimos al carro. Dimos la vuelta a la manzana, asegurándonos de que no nos seguían.
-La discoteca no se abre sino hasta las 20.00 horas. - Dijo un tipo vestido de negro, y cara cuadrada.
- No venimos exactamente a la discoteca.- Dije al guardia. Tal vez sabía algo.
- Ya sabe...- Dijo Thiago.
- Aaaaah. Claro. - Dijo asintiendo y sonriendo - No quiero pedirles que se vayan una vez más. - Dijo serio.
- Y yo no quiero pedirle que me deje entrar una vez más.- Dijo Thiago mostrando su arma.
- Señor no sé a qué se refiere, yo solo cuido la discoteca.- Dijo nervioso.
-No importa sólo déjenos entrar.- Dije.
-Bien.-
Se veía sucia y descuidada sin toda la gente, las luces y la música. Había montones de licor por todos lados.
Había una puerta. 'Sólo personal autorizado'. Me recordó la primera vez que fui.
Entramos y había sangre por todos lados. Al parecer hubo una masacre. Todo estaba desordenado. Pero eso sí, no había un solo billete. Seguimos caminando. Y escuchamos voces.
Las seguimos y localizamos otros tres hombres. Thiago disparó, dejándolos a todos muertos. Me sentía inútil. Al parecer el que dirigía a los intrusos no era muy bueno, pues los dividió a todos en tres grupos y los ubicó alrededor del lugar, cosa que nos facilitó mucho la llegada hacia él. Jamás supimos su nombre. Pues sólo pudo decir:
-Vaya, Vaya, son muy jóvenes. Si están buscando a Héctor, lamento decirles que murió, o bueno fue asesinado.- Rio perverso.
-Idiota.- Dijo Thiago y disparó directamente a su cabeza. -Vámonos.-
Estábamos caminábamos cuando Thiago rompió el silencio.
-No entiendo como alguien tan patético pudo acabar con Héctor y sus colegas. Supongo que no fueron precavidos. Después lo platicaremos. - Dijo decepcionado.- Supongo que tendremos que hacerlo sólo los dos.
-No creo que sea buena idea.- Dije.
-Entonces iré yo solo.- dijo antipático.
-Pero no dije que no iría.-
- Esta noche iré a tu casa, para preparar todo, y mañana en la noche, lo haremos. - Dijo entusiasmado al escuchar mis palabras.
-Bueno.- Ninguno volvió a pronunciar una palabra por el resto del camino.
Llegamos a mi casa.
-Te veo a las 21.30.- dijo.
-Okay.- Dije asintiendo.
- Hasta pronto.- Dijo y me besó. No me quité. Y no sé por qué.
- Lárgate ya. - Dije arrogante mirando al suelo cuando por fin separó sus labios de los míos.

TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora