Diez.

0 0 0
                                    

España - Madrid
TALÍA.
Llegué a un hotel, decidí quedarme allí mientras conseguía un lugar en el cual poder vivir.
Esa misma noche llamé a Elías y le conté como me había ido, hablé con los niños. Los extrañaba tanto.
Después de hablar con ellos salí a conocer el hotel, no era algo muy lujoso pero era bonito y cómodo. Tenía una piscina grande y dos pequeñas, una cancha de fútbol, voleibol y basquetbol, una cafetería y al otro lado un bar, cada uno con un televisor grande.
Me senté en la barra del bar.
-Buenos días, ¿Qué quiere que le sirva?- Preguntó un hombre.
-Un coctel, por favor- Él asintió, luego de unos minutos me sirvió el coctel, lo tomé rápidamente. Luego pedí, más y más, hasta que me había tomado cinco.
-Te gustan los cocteles, ¿A que si?- Preguntó una dulce voz femenina, volteé mi mirada y una bella mujer de cabello castaño claro y largo, ojos café oscuro y al parecer de mi misma edad, 20 años.
Sonreí.- ¿Se nota?- Ella río y acercó su silla a la mía.
-Otros dos, por favor- Dijo. Luego me miro -A mí también me gustan-
Nos tomamos los cocteles.
-¿Y, cómo te llamas?- Preguntó mientras le hacía señas al que atendía de que nos trajera dos cocteles más.
-Talía, ¿y tú?- No le vi problema alguno en revelar mi nombre a ella, me caía bien.
-Ana, un gusto en conocerte Talía, lindo nombre por cierto-
-Gracias- Dije sonriente.
-Y cuéntame, ¿Qué haces aquí?- Dijo curiosa.
-Es una laaarga historia- Dije.
-¿Te parece si vamos a la piscina y me cuentas? Luego te contaré sobre mí- Dijo mientras se levantaba, yo la seguí.
Llegamos a la piscina y nos sentamos en unas sillas junto a la piscina.
Le conté toda mi historia, omitiendo las partes en donde robaba. Mentí diciéndole que conocí a Thiago en el bar donde trabajaba y que había venido acá para conseguir un mejor trabajo y poder pagar mis estudios universitarios.
-¡Dios mío, Talía! Tú vida está llena de tragedias y alegrías. Parecida a la mía pero un poco más grave- Dijo sorprendida.
-Cuéntame la tuya ahora- Dije feliz.
-Bueno pues yo nací en Sevilla, acá en España. Mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando yo tenía quince años, soy hija única así que termine completamente sola. Fui a vivir con mi tía que vivía al otro lado de la ciudad, siempre quise irme de allí porque mi tía, Alicia, me golpeaba, decía que así me educaba y que más adelante le agradecería, lo cual era totalmente erróneo. Nunca me fui ya que allí conocí a Antonio, el vecino de enfrente, un joven jodidamente guapo, dos años mayor que yo. Nos hicimos novios y cuando mi tía se enteró me golpeó como nunca. Antonio le reclamó pero a ella no le importaba. Años después, dos días después de que cumplí 18 años, me fui a vivir lejos de mi tía con Antonio, éramos muy felices hasta que hace cinco meses fue asesinado. Iba llegando a la casa, yo lo esperaba. De repente golpearon la puerta, yo abrí y me encontré con un oficial, este me dijo que Antonio había estado involucrado en una riña en donde había sido asesinado, ahí se acabó mi vida. Me mudé cinco veces después de eso, y de alguna forma mi tía siempre me encontraba. Decidí que era mejor dejar Sevilla y así lo hice, llegué hace cinco días acá y ahora estoy contándote mi triste historia- Mi rostro se llenó de compasión, tenía una vida muy dura y triste. Sabía que le dolía hablar de eso, a mí me pasaba igual.
-¿Qué tal si conseguimos un departamento y nos vamos a vivir juntas? Yo creo que me quedaré en Madrid un largo tiempo y al parecer tú también- Dije emocionada. La tristeza se apartó de su rostro instantáneamente.
-¡Seria grandioso! Mañana iremos a ver departamentos, puede ser por acá cerca, he visitado varios lugares y estamos cerca al centro de la ciudad. ¿Qué tal?-
-Estoy de acuerdo, mañana iremos.- Dije llena de emoción. Al parecer una nueva amistad estaba apareciendo, y me agradaba.

A la mañana siguiente, visitamos varios lugares. Ninguno nos había gustado.
Caminamos cerca de un edificio gigante, por lo visto era la sede principal de una empresa de computadores bastante adinerada y prestigiosa.
Convencí a Ana para que consiguiéramos un departamento un poco lejos, pues esa empresa seria el próximo lugar que robaría.
-Este me gusta- Dije emocionada al ver un departamento más o menos lejos de la empresa.
-A mi igual, es amplio y no es costoso. ¡Es perfecto!- Dijo emocionada.
Realizamos todos los papeles de la compra. Dos días después nos mudamos, estábamos llenas de alegría y emoción.
-Saldré a buscar empleo- Le dije a Ana cuando preguntó a donde iba.
-Yo arreglaré el departamento, trae algo de comer cuando regreses- Dijo, yo asentí y cerré la puerta. Luego me dirigí a la empresa.
Al llegar, había una recepción muy grande y elegante con una sala de espera cómoda y una recepción muy ordenada.
-Buenas tarde señorita, ¿en que la puedo ayudar?- Dijo una mujer joven, la recepcionista.
-Estoy buscando trabajo- Dije cordialmente.
-Lamento informarle que en este momento no tenemos vacantes disponibles- Dijo.
-Cualquier cosa, en serio, necesito trabajo y vivo cerca- Dije mostrando un poco de desespero falso.
-Señorita, no tenemos vacantes-
-Por favor, algo debe haber- Dije.
-No insista, no hay nada que pueda hacer por usted-
-¡Por favor! Necesito empleo- Dije desesperada.
-Tendré que llamar a seguridad sino se retira-
Peleé por unos momentos con la amable recepcionista, ella llamó a seguridad. Dos hombres me tomaron por los brazos e intentaban llevarme a la puerta trasera pero yo me oponía.
-¿Qué está sucediendo?- Dijo un hombre, guapo de aproximadamente 35 años mientras bajaba las escaleras.
-Necesito empleo, por favor.- El hombre vestido de traje y corbata se acercó a mí, sus ojos se iluminaron al verme.
-Venga conmigo a mi oficina- Dijo, luego se dio media vuelta y subió las escaleras, yo fui detrás de él.
-Tome asiento- Dijo mientras cerraba la puerta detrás de mí.
-Disculpe que lo incomode, pero llegué hace pocos días a esta ciudad y necesito un empleo- Dije dulcemente.
-En este momento no hay vacantes, pero podría contratarte como mi asistente, últimamente he tenido bastante trabajo y necesito ayuda- Dijo sin lograr apartar la mirada de mí.
Asentí.
-¿Cuándo podría comenzar?- Dije impaciente.
-¿Te parece mañana?- Dijo, yo asentí feliz, me levante y me dirigí a la salida.
-¿Cómo es tu nombre?-
Me di media vuelta.
-Talía, un gusto-
-Pablo, el gusto es mío- Dijo con su mirada iluminada.

Dos años después.
Me encontraba en una cena con Pablo. Me invitaba a cenar siempre que podía y era muy amable conmigo. Cuando no estaba con él robaba pequeñas empresas, o salía con Ana, ella se había convertido en mi mejor amiga, estábamos siempre juntas y nos contábamos todo. Ana había conocido a un chico llamado Federico, llevaban un año saliendo y eran muy felices.
Con respecto a Elías, en todo ese tiempo siempre estuvimos en contacto, solo había podido visitarlo una vez. A Thiago no lo volví a ver ni supe nada de él.
Pablo y yo llevábamos un año y cuatro meses juntos, para facilitar el robo había aceptado ser su novia, en realidad lo quería mucho, pero tenía siempre que reprimir mis sentimientos por él.
Había recolectado suficiente información para realizar el robo, ya tenía todo planeado, solo debía escoger la noche ideal para hacerlo, aunque a veces dudaba, pues sentía que no era justo con Pablo. Él estaba enamorado de mí, siempre me lo decía.
-Talía, ¿qué quieres pedir?- Preguntó dulcemente Pablo.
-Espaguetti está bien- Dije.
Conversamos por un largo tiempo mientras bebíamos y comíamos. Al final de la cena, el chofer de Pablo nos llevó hacia su departamento, un gigante último piso de un edificio muy alto, bastante lujoso y muy elegante.
-Sigue amor- Me dijo Pablo cerrando la puerta principal.
Nos sentamos en el sofá, el trajo una botella de vino y sirvió dos copas.
-Talía eres preciosa, no sabes cuánto te amo- Me dijo mientras colocaba su copa sobre la mesa.
-Y yo a ti- Dije mientras me convencía de que era mentira.
Él se acercó y me besó tiernamente en los labios, luego intensificó el beso. Nos pusimos de pie. Él se quitó su abrigo, desapunté su camisa y luego la arrojé, tenía un cuerpo musculoso y atractivo. Pablo bajó el cierre de mi vestido y luego dejó que cayera al suelo, se desapuntó su pantalón e igualmente lo arrojó. Caminamos hacia el cuarto mientras nos besábamos. Me tumbó suavemente en la cama y luego se subió sobre mí.
No era la primera vez que nos acostábamos, no sé si lo hacía porque quería o por el robo. Tal vez usaba el robo como una excusa, pero es que estaba tan confundida, empezaba a amarlo y eso solo complicaba las cosas.

Pablo me despertó llevándome un delicioso desayuno a la cama.
-Buenos días linda- Dijo mientras se sentaba junto a mí.
-Hola amor- Dije dándole un beso.
-Mañana saldremos todos de trabajar temprano, a las 19.00, pues es nuestro aniversario y debo ir a arreglar algunos papeles, pues quería llevarte a la playa de Barcelona, quiero que la conozcas.- Dijo.
Era mi oportunidad perfecta para realizar mi robo, mañana en la noche debía ir, era perfecto.
-Me encanta la idea, en serio. No sabes cuánto te lo agradezco-
-No me agradezcas- Dijo sonriente, yo le devolví la sonrisa. Luego dirigí mi mirada al reloj de su mano.
-¡Debo irme! Ana me está esperando- Dije rápidamente, luego me levanté de la cama, me cambié rápido y fui a mi casa.
Al llegar, me encerré en mi habitación y planeé todo sobre el robo.
No Talía, no es correcto, tú lo amas y él te ama. Pero imagina la cantidad de dinero que podrías tener, llenarte de lujos y cosas elegantes, lo que siempre has querido, hazlo.
Pensaba, estaba llena de confusión, pues no sabía si lo que iba a hacer era lo mejor.
-A las 24.00 entraré por la puerta trasera, pero primero debo apagar la alarma de seguridad, luego subiré a la oficina de Pablo, ahí es donde guarda todo el dinero. Lo he visto colocar la clave varias veces, 4423. Fácil, tomo el dinero y me voy a vivir a Lisboa junto con Ana. Cerca de Elías, lejos de Pablo.-
Llegó la noche, intenté dormir pero no lo conseguía, estaba tan llena de confusión que aterraba, ¿Qué haría? Tenía que realizar el robo, tanto dinero ayudaría a Elías de la mejor manera, la última vez que hablé con él estaba casi en bancarrota, le envié dinero pero no fue suficiente. Haría este robo, y lo haría por él.
Me tranquilicé lo suficiente, luego logré conciliar el sueño.
Me levanté tarde, pues como me había acostado en la madrugada estaba bastante cansada.
Hoy era el gran día. Eran las 11.00, me arreglé y fui a la oficina.
-Buenos días Talía-
-Hola Juli- Respondí el saludo de la recepcionista.
Subí las escaleras y entré a la oficina de Pablo.
-Discúlpame por demorarme, me quedé dormida- Dije apenada.
-No tienes que disculparte amor, no pasa nada- Dijo Pablo alegre por verme. Sonreí.
-Quiero que esta noche vayas y alistes tu maleta, mañana en la mañana nos veremos acá en mi oficina para salir al aeropuerto. No quiero que te aparezcas esta noche por acá, todos estaremos en nuestras casas ¿bueno?-
-Bueno- Mentí y sonreí.
Salimos a almorzar, luego volvimos a la oficina y adelanté todo el trabajo que tenía hasta que el reloj marcó las 19.00 horas.
-Es hora de irnos- Dijo Pablo.
Salimos y me llevó a mi casa, luego se fue a la suya.
Alisté todas las cosas del robo y repasaba una y otra vez el plan, los nervios se apoderaban cada vez más de mí con el avanzar del reloj.
A las 24.00 salí de mi casa y me dirigí hacia la empresa, estaba nerviosa.
Fui a la parte trasera y corté la electricidad, abrí la puerta sin problema alguno y subí las escaleras cautelosamente.

TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora