Nueve.

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TALÍA.
Abrí los ojos por culpa de un horrible sonido que venía del otro lado de mi cama, me asusté inmediatamente, mi corazón se aceleró y mis manos comenzaron a sudar frio. Me giré lentamente aterrada por lo que me podría encontrar.
Golpeé fuertemente a Thiago en el pecho, pues ese imbécil casi me mata de un susto por culpa de sus ronquidos de cerdo. Era tan atractiva cuando dormía.
-¿Qué sucede?- Preguntó Thiago confundido y con los ojos entrecerrados.
-¡Que me asustaste con tus ronquidos!- Dije mientras me levantaba de la cama, él se sentó.- A propósito, ¿Qué haces aquí? Creí que re habías ido-
-Lo hice, pero la camioneta estaba pinchada así que decidí volver- Dijo revolviéndose su cabello. Eso era tan atractivo en él, de hecho, creo que todo lo suyo era atractivo.
Lo miré con odio.
-Iré a bañarme, no te robes nada- Dije mientras cerraba la puerta del baño.
Me miré en el espejo, estaba despeinada y con los ojos un poco rojos, estaba horrible, y ¡Thiago me vio así!
Me peiné rápidamente, aunque ya era inútil, luego me quité la ropa y entré a la ducha.
Estaba mojándome el cabello cuando escuché la puerta cerrarse, inmediatamente abrí los ojos y vi a Thiago lavándose los dientes mientras me miraba.
-¿Por qué diablos estas aquí, imbécil? ¡Salte! ¡Salt, ahora! ¡Vete de aquí!- Grité mientras intentaba cubrir mi cuerpo, Thiago solo reía a causa de mi reacción.
-Cálmate, solo me estoy lavando los dientes-
-¿Pero por qué mientras me baño? ¡Lárgate, te digo!- Él seguía riéndose, dejó su cepillo a un lado y se quitó toda la ropa. Luego entró a la ducha conmigo, yo nerviosa retrocedí pero tropecé con la pared.
-¿Qué parte de lárgate no entiendes, tarado? -Dije intentando sonar furiosa, pero mis nervios se notaban en la voz más que la ira.
-Tengo que bañarme- Dijo relajado mirándome. No me sentía incomoda por su mirada, lo cual era muy extraño.
-¡Ay otro malnacido baño!- Dije llena de nervios.
-Ya entré a este, ve tu- Dije mientras se colocaba bajo la regadera, estábamos malditamente cerca.
-Yo estaba primero- Dije casi susurrando, pues su piel y la mía estaban rosándose.
Él se volteó dirigiendo su mirada hacia mí, me examinó de arriba hacia abajo durante varios segundos. Luego me besó.
Estuvimos allí durante varios segundos, sus manos recorrían todo mi cuerpo. Me causaba escalofríos.
Nuestras respiraciones aumentaban cada vez más, luego pasó lo que tanto estaba esperando aunque no lo sabía, tuvimos relaciones.

Salí del baño envuelta en una toalla, Thiago caminaba detrás de mí.
Tomé mi ropa y me dirigí hacia el baño, pero él me impidió el paso.
-¿A dónde vas?- Preguntó.
-Pues al baño, a cambiarme-
El rio. -Cámbiate acá, igual ya no tienes nada que ocultar- Dijo sonriendo.
Le lancé una mirada asesina, pero de igual manera me cambié allí, frente a él, pues tenía razón.
Cuando estuvimos listos, fuimos a almorzar con Elías y Natalie.
Volvimos a mi casa alrededor de las 21.00 horas.
-Es hora de cambiarnos- Le dije a Thiago mientras dejaba mi abrigo sobre el sofá.
-Está bien- Dijo Thiago mientras se quitaba la camisa.
Ambos nos cambiamos en la sala rápidamente. Nos sobró bastante tiempo, pues debíamos salir a las 23.30 horas y hasta ahora eran las 21.47.
Vimos televisión hasta que la hora esperada llegó.
Nos levantamos de la cama y nos dirigimos a la sala. Estábamos a punto de salir.
-El arma- Dijo Thiago apuntando mi arma que estaba sobre la mesa.
Me volteé y la tomé, luego me di media vuelta pero me choqué con Thiago, él era más alto que yo, me llevaba casi 15 cm, él me tomó por la cintura y me alzó. Coloqué mis brazos alrededor de su cuello mientras nos besábamos, luego me devolvió al suelo.
-Rápido, se hace tarde- Dijo mientras abría la puerta.
-¡Deja de hacer eso!- Grite unos segundos después, cuando por fin había reaccionado.
Al parecer, si me gustaba el cretino de Thiago.
Nos subimos a la camioneta y a las 23.58 llegamos al banco. Thiago llevaba dos armas, al igual que yo.
Esperamos a que el intercambio sucediera, luego nos dirigimos a la parte trasera. Asesinamos a los guardias y luego entramos.
Cuando estábamos dentro, asesinamos a los vigilantes que se encontraban por ahí, luego nos dirigimos a la bóveda, Thiago, hábilmente, logró abrirla.
Entramos y empacamos la mayor cantidad de dinero que podíamos meter en las bolsas.
Íbamos a salir de la bóveda cuando escuchamos a uno de los vigilantes que les habíamos disparado hablando por su transmisor.
-Pidan... ayuda- Dijo casi sin aliento, Thiago dejó las bolsas a un lado y salió rápidamente, le disparó al vigilante hasta asegurarse que estaba muerto, luego comenzó a revisar el pulso de los otros cuerpos.
-Thiago, ¡vámonos! Vendrá pronto la policía- Dije.
-Tengo que asegurarme que estén muertos, nos vieron y pueden reconocernos-
-Eso no importa, ¡Vamos, Thiago!- Dije alterada, pero Thiago no me hacía caso, era malditamente terco.
-Ya casi acabo- Dijo. Empezaron a sonaron las sirenas de los autos de policía, cada vez sonaban más fuertes.
-¡Están rodeados! ¡Ríndanse y salgan con las manos en alto!- Dijo un policía a las afueras del banco.- Me congelé, Thiago igual. Los policías repitieron varias veces lo mismo. Luego dijeron que iban a entrar.
-Talía, vete de acá, yo los distraeré mientras tú te vas con el dinero. Estaré bien- Dijo, yo negaba. -¡Vete!- Me gritó. Yo me congelé, él se acercó y me besó intensamente durante varios segundos.- Esto no es un adiós, pero quiero decirte que te amo, Talía eres lo mejor que me ha pasado, cuídate mucho, yo estaré bien, lo prometo- Dijo.
-También te amo- Dije, y no mentía, lo amaba, habíamos pasado por muchas cosas y siempre reprimía mis sentimientos por él, pero era el único momento para dejarlos salir.
Volvimos a besarnos, pero esta vez fue un beso lleno se cariño y amor. Luego se fue corriendo.
Yo iba a salir por la puerta principal pero había varios policías, sonaron varios disparos, era la distracción de Thiago. Todos salieron corriendo a la parte trasera, yo aproveché y salí corriendo de allí. Para mi desgracia, un policía de esos me vio.
-¡Espere! ¡Deténgase!- Gritó inútilmente pues era claro que no le haría caso.
Disparó un par de veces pero no logró darme, luego empezó a correr detrás de mí, era más rápido. Se abalanzó hacia mí tirándome al suelo. Con mucho esfuerzo y luego de varios segundos logré sacar el arma de mi bolsillo y disparé en la pierna derecha del policía.
Me levanté y salí corriendo.
Llegué a mi casa agitada y llena de nervios, ese policía me había visto, agitada empaqué mis cosas y pertenencias más importantes.
Encendí el computador y entré a la página de una aerolínea, compré un pasaje para Madrid, allí estaría segura. No sabía si me iría pero era lo mejor, tal vez no permanentemente, cuando la situación estuviera calmada, volvería. No podía abandonar a Elías y a los niños así como así.
El único vuelo que logré conseguir saldría a las 7.30 horas.
Esa noche no logré dormir, estaba preocupada por Thiago y por mí.
A las 5.30 tomé una ducha, deseaba tanto que Thiago volviera a estar ahí, al menos para gritarle.
Me arreglé y salí a la casa de Elías junto con mis maletas, no tenía idea que iba a decirle.
Abrió la puerta y se sorprendió gratamente al verme, pero su sonrisa desapareció al notar las maletas que llevaba.
-¿Qué sucede?- Preguntó con tono de preocupación.
-Debo irme a Madrid, tengo el vuelo a las 7.30- Dije llena de tristeza.
-¿Por qué?- Preguntó mientras sus ojos se inundaban de lágrimas.
-El restaurante en el que trabajo abrió una nueva sede, debo irme- Mentí, luego rompí en llanto junto con él.
Le agradecí por todo.
-Antes de irme- Dije limpiando mis últimas lágrimas- Te dejaré dinero para los niños y para ti. Y por si te decides- Dije entregándole un paquete de dinero aparte- cómprale un anillo de compromiso a Natalie, ambos lo merecen y a los niños les encantará- Dije sonriendo, él me abrazó y lloramos de nuevo.
Me subí al taxi y este comenzó a andar en dirección opuesta a la casa de Elías. No quería dejarlo, pero era necesario.
Estaba a punto de empezar nuevamente, pero para eso debía dejar a unas personas muy especiales para mí, pues amaba a Thiago; Elías y los niños se habían convertido en mi familia, dejarlo atrás iba a ser muy duro, para mí y para ellos.
Llegué al aeropuerto, pasé las maletas por la revisión necesaria y luego las llevaron a la sala de equipaje para subirlas al avión con las demás.
Me senté en una sala de espera mientras el avión llegaba. Debía ocultar mi identidad, así que tenía puestas unas gafas oscuras, un cuello vino tinto y un sombrero para ocultar mi rostro.
El canal de noticias estaba puesto en los televisores, transmitían la noticia del robo de la noche pasada.
-Hasta el momento- Decía la reportera- ha sido capturado solo uno de los integrantes de la banda de ladrones, identificado como Thiago. Uno de los policías fue herido por una mujer que huía, este es un retrato hablado de la mujer- Un dibujo casi idéntico a mí apareció en la pantalla, me puse bastante nerviosa.
Después de unos cuantos minutos un hombre de seguridad se acercó a mí, mis nervios aumentaron.
-Disculpe, señorita- Dijo firme el hombre. Yo lo miré disimulando los nervios.
-¿Si?- Pregunte intentando sonar firme también.
-Debe venir conmigo-
-¿Pero que hice?- Dije alterada.
-No se preocupe, solo voy a dirigirla al avión. Ya ha llegado su vuelo- Viejo tarado, me había metido un susto enorme, estuve a punto de desmayarme. Sonreí falsamente y me levanté.
Me subí al avión. Luego de unos minutos despegó, suspiré aliviada.
Había una vista hermosa de Évora, en algún lugar allí abajo se encontraba un deprimido Elías y un solo Thiago. No podía hacer nada por ellos, pero si por mí.
Un nuevo comienzo me esperaba en Madrid, no sabía con qué me iba a encontrar, pero esperaba que fuera algo bueno.
Me quedé dormida. Una voz saliendo por los parlantes me despertó.
-Aterrizaremos en Madrid en pocos minutos, por favor ajustar su cinturón de seguridad, colocar la silla de manera recta y guardar sus bandejas. Gracias-

TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora