Tres.

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Portugal- Évora.

El lugar me recibió de la mejor manera, todo era muy agradable.
Lo más difícil era entender el idioma, pues el portugués no era mi fuerte.
A la hora de conseguirme una vivienda digna, traté de buscar algo escondido, y no un lugar muy lujoso, y así pasar desapercibida. El hombre que me ayudó a conseguir un apartamento era un hombre noble, padre de familia y viudo, Elías, era español, sin embargo entendía y hablaba el portugués a la perfección, para mi suerte. Llevaba mucho tiempo viviendo en Portugal, hace 10 años, así que sabía que era lo que me convenía cuando le describí lo que quería en mi apartamento, por obvias razones no le dije cómo termine allí; "mi pasado es historia" le dije cuando me preguntó sobre mi, sólo le di unos datos irrelevantes como mi color favorito, mi país natal, y esas cosas. A diferencia de mi, el me lo contó todo, dijo que de los tantos amigos que había hecho, yo era su favorita, sin embargo la amistad y yo nunca fuimos de la mano.

ELÍAS.
Me levanté esa mañana en un día como cualquier otro, 5:00 am, preparaba el desayuno y levantaba a Andrés, mi hijo mayor, de 8 años, que era tal vez un poco alto para su edad, tanto su cabello como sus ojos eran oscuros, casi negros, y tenía la tez demasiado morena para ser mi hijo, pero su madre Melanie, una morena brasileña, de hecho la más hermosa brasileña que puede haber, tenía exactamente el mismo tono de Andrés. Mientras tanto Matías, mi segundo hijo, de 5 años duerme hasta que ya estoy listo, Matías es como su hermano solo que menos moreno, y menor.
Salimos los tres y los llevo al instituto.
Pero ése día no todo fue igual, me senté en la cafeteria, de siempre, en el mismo asiento de siempre: la mesa cuadrada junto a la ventana con sillas de madera. Se acercó la mesera, pedí un café y espere pacientemente. Entró en la cafetería una joven con gafas de sol, un vestido de flores y un abrigo largo, parecía que estaba hecha para está cafeteria, sin embargo lo más extraño de todo era su forma de vestir, pues era absurdo que se pusiera un vestido y gafas de sol cuando éste era el día más oscuro y lluvioso que había. Se sentó y analizó el lugar, pidió su café y se quedó viendo la pared tras de mí. Estuvo así un buen rato, cuando de repente me vio. Se acercó sonriendo.
- Talía, mucho gusto-. Me ofreció su mano, la tomé.
- Elías, un placer, señorita-. Dije entusiasmado. Se sorprendió al ver que le respondí en español. Sonreí.
Y así empezó, tiempo después bol volvimos casi hermanos. Yo la quería mucho y la ayudé en todo lo que podía, dijo que tenía un secreto muy grande, pero sólo me contaría que tenía uno. Sin embargo no me importó, Talía era mi "hermana" y no me afectaría por un secreto, ¿Qué tan grave podía ser?
- Entonces, Elías, ¿Quién es la madre de tus hijos?- Su pregunta me puso nostálgico, pues yo era viudo.
- ¿La dama más bella de éstas tierras? - Río
- Sólo está en mi corazón - Dije tratando de que no sonara tan triste como en realidad era. Talia se quedó fría y seria. Avergonzada, también por su impridencia.
- Lo siento mucho.-
- No hay porqué, ella vive en mí, aún. -
Cuando tuvo más confianza me preguntó qué le pasó. Ya no me importó.
- La conocí en Brasil, ella venía de una familia muy acomodada, igual que yo. En ése entonces yo vivía en Brasil, aprovechando que sabía el idioma, me mudé allí, por 4 años.
" Llevaba viviendo allí un año, y la conocí, en un parque, hablamos y descubrimos que vivíamos muy cerca, así que nos veíamos todos los días, llendo al trabajo, volviendo de el, todo el tiempo. Pasado un año nos hicimos novios, me presentó su familia, y todas esas cosas. Dos años después, le pedí matrimonio, pero al parecer a su padre no le gustó nada, así que dejó a su familia y me dijo que nos casaramos en España, accedí, vinimos a España, nos casamos. Pero Melanie no sabía español, así que viajamos a Portugal para que a ella le fuera mas fácil acomodarse. Fue muy difícil conseguir un trabajo para ambos. Nos eztabilizamos y tuvimos un hijo, Andrés y luego a Matias.
Éramos felices, muy felices, sin embargo todo se arruinó cuando Melanie desapareció, la habían secuestrado, y nos estaban pidiendo dinero, di todo el dinero que me pidieron, adquiriendolo de la familia de Melanie y de la mia, como ya había dicho antes, eran ricachones. Me llegó una carta: " Ya la hemos liberado" . Feliz, llamé a todos y le comenté, en la carta había una dirección, así que fui junto con unos policías, pero sólo había una caja, y en ella la cabeza de Melanie. Yo no la vi, me lo dijeron los policías. Lloré, grité, me enojé, hice de todo. Sin embargo, no se olvida al amor de tu vida con sólo eso. El vacío que sentía lo llenaron esos dos niños, ellos los son todo para mi.-
Talía se quedó sin palabras y con los ojos aguados.. No me importaba, me sentía bien contándole a alguien.



TalÍa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora