Utopías de una adolescente.

To the end of Feelings.

Ya ha pasado un año.
Un año desde que la vi por primera vez en ese corredor de la escuela.
Un año desde que equivocadamente creí en el amor a primera vista.
Un año de darle sin pensar casi todo de mi, sin pudor, sin razonamiento. Porque cuando uno está enamorado no existe el razonamiento.
Y aunque ya pasó un año y pasó todo lo que tuvo que pasar, me arrepiento.
Me arrepiento de no aceptar que se fuera.
Me arrepiento por no haberla soltado y haberla dejado ir cuando aún había tiempo.
Me arrepiento de que aún pudiendo tenerla en mis brazos se me escapara una y otra y otra y otra vez.

Pudo haber sido mía.
Pude haber sido suya.
Pero tal vez, sólo tal vez, no estábamos destinadas a estar juntas.

Y aunque siempre me pregunté: ¿por qué nunca se nos dio estar juntas? Siempre había alguien de por medio... Un ex de ella, un ex mío, un novio de ella, un novio mío... *sigh* aún creo que pudo haber sido algo lindo.

Y la extraño.
Pero ella ha cambiado.
Yo he cambiado.
Así que no la extraño tanto, sino extraño a la chica con la que fui a aquella plaza a dar vueltas, con la que fui a un concierto, con la que me escapé por primera vez...
Realmente extraño esos momentos.
Si pudiera vivir a base de recuerdos, elegiría esos.
Y aunque este romance trágico me encante y tal, no me puedo aferrar más a el.

Y ahora, como siempre, el tiempo seguirá avanzando.
El mundo seguirá girando.
Las flores seguirán creciendo.
Y yo la seguiré observando. Amando de lejos.
Sólo apreciándola desde las sombras.
Porque así dicen por ahí, ¿no? El amor se trata de apreciación, no de retención.
Así que sólo la veré. La querré y adoraré desde aquí, desde lejos.

Para ti, mi Marcy Boo, porque sé que de todos los locos y locas que hay por ahí, yo siempre seré tu favorita.
Con amor,
Bonnie Boo.