Oh, Jamie...

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-Cuando mi madre tenía más o menos unos veintitrés años, _____, le pasó lo peor que puedas imaginar -dijo Jamie.
Cuando Nash, Nati y Carter se habían esfumado, le pedí a Matthew que me dejara a solas con el hermano que creí que había perdido hace muchos años atrás. Mi mente no dejaba de sacar distintas conclusiones acerca del paradero de Jamie e incluso acerca de mi vida. Podía sentir que cada vez más descubría secretos que jamás creía descubrir. Ambos estábamos en mi habitación. Necesitaba la privacidad necesaria para escucharlo.
-Unos meses después de casarse con papá -continuó-, tenía que asistir a una entrevista de trabajo en un restaurante cerca a una zona repleta de bares. Era de noche.
»Al finalizar la entrevista, mientras se dirigía a una parada, un grupo de vándalos la tomaron de las manos y la llevaron a un callejón.
La voz de Jamie se quebró y yo estaba paralizada.
-¡Esos desgraciados le hicieron cosas horribles! -cerró su puño izquierdo y lentamente unas lágrimas se resbalaban de su rostro-. Ella terminó embarazada y uno de los vándalos le juró que le iba a arrebatar al niño que iba a dar a luz.
»Ella nunca le mencionó nada a nuestro padre. Le hizo pretender que el bebé era de él. Pero cuando mi madre se enteró de que iban a ser gemelos, ella no sabía que hacer.
»En el día del parto procuró que aquél hombre no se iba a aparecer, pero lo hizo. Según mi madre, él me tomó, le apuntó con una pistola a una de las enfermeras para que firmara el acta de nacimiento y pudiera salir sin preámbulo alguno. Por suerte él permitió que yo llevara los nombres que mi madre había escogido.
»Cuando mi padre llegó al hospital luego de haber estado en el trabajo, mi madre le había dicho que había perdido a uno de los bebés mientras ella cargaba a nuestro hermano, _____.
-Caleb... -susurré consternada.
-Sí -él asintió-, Caleb. Necesito que me prometas algo -me tomó mis manos-. Pase lo que pase, no te abandonaré nunca, _____. Nunca. Y te protegeré de cualquier mal o persona que quiera hacerte daño.
Yo lo abracé con fuerza. Lo abracé tan fuerte que sentí que abrazaba a Caleb. Las lágrimas salieron como una lluvia enfurecida de mí y Jamie tocaba mi cabello castaño que había perdido el tinte rubio para tranquilizarme.
-Jamie, ¿cómo escapaste de aquél hombre?
-Mi madre no se rindió y buscó ayuda. Le pidió ayuda al padre de tu amigo que parece asiático y ya cuando estuve a punto de cumplir los tres años, ella me encontró.
-¿Dónde estabas? -pregunté.
-En Berlín.
-¿Alemania?
-Alemania -asintió.
-Entonces... Todo esto de estar viajando a Europa... Era por ti, ¿cierto? -él asintió-. ¿Pero por qué nunca contarmelo?
-Eso realmente no lo sé, pero ¿sabes que es lo más triste de todo esto?
-¿Qué?
-Dos días después de que vi al hombre que había acompañado a mi madre en toda esta trayectoria, falleció.
-¿Papá?
-Sí. Mi madre decidió contarle todo y él fue muy bueno con ella. Es más, comenzó a amarla más de lo que nunca creyó imaginar. _____, espero que encuentres a un chico que te haga tan felíz como tu padre lo hizo con nuestra madre. Es lo único que te pido.
Miré la fotografía de Matthew y yo que estaba puesta en el escritorio y luego sonreí aunque mis lágrimas no dejaban de brotar. Aunque ame a Matthew, a decir verdad, cometí muchos errores que no volveré a cometer. Jamás.

Fair Game // OLD MAGCON -Parte FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora