Capítulo VII: Ariadne

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-Buenas, Walter.-Comienza la directora- Supongo que recordarás a Kaede, Owen y Abby.

-Sí.-Responde Walter, con los nervios a flor de piel.

-Bien. Empecemos con la reunión.

En el mismo instante en el que la directora pronuncia estas palabras, una espesa niebla comienza a llenar la habitación. "¿Qué es esto?¿Una especie de prueba?". Cada segundo que pasa la niebla se hace más y más espesa. A Walter se le cuela por la nariz y por la boca, y le dificulta la respiración. No ve absolutamente nada. La niebla lo cubre todo. Oye los gritos amortiguados de la directora. Walter no reacciona. Está paralizado. La niebla tiene algo que lo atrae, que le hace desear dejarlo todo y quedarse ahí quieto para siempre.

Un tirón lo saca de su ensoñación. Alguien le está agarrando fuertemente la muñeca. Walter intenta soltarse, pero aún sigue adormecido. Sea quien sea el que le agarra parece tener mucha prisa en salir de allí, y en llevárselo con él. Finalmente, Walter cede y se deja arrastrar. Tal vez esté firmando su sentencia de muerte, pero la sangre casi no le llega al cerebro. No puede pensar bien. Corre a ciegas detrás de la sombra que tiene delante.

Salen de la sala de reuniones. En el pasillo también hay niebla, procedente de la sala de reuniones, pero es menos espesa, y se pueden vislumbrar formas y colores a través de ella. Siguen corriendo. Ya no hay niebla, pero los ojos de Walter no se adaptan bien a la intensa luz de los pasillos de la base y sigue sin poder ver con claridad. Oye gritos a su espalda, peligrosamente cerca.

La persona que va delante se para en seco repentinamente, y Walter se choca con ella. Escucha lo que parce una compuerta abriéndose y vuelven a correr. A Walter le falta el aire, sigue sin ver, y todo lo oye amortiguado. Esa niebla no es normal.

Walter es empujado al interior de lo que parece un trell. Deben estar en un garaje. El trell da unas sacudidas. Por el sonido, parece bastante viejo. Tal vez no logre despegar Escucha a su acompañante gruñir de frustración. Ya no hay tiempo para cambiar de vehículo. Walter oye a unos cuantos agentes ordenándoles que bajen del trell. Están sacando sus armas, preparándose para abrir fuego contra ellos.

En el último segundo, el trell despega y salen despedidos hacia delante. Se oyen disparos, pero ya no pueden alcanzarlos.

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Han pasado unos treinta minutos y a Walter ya se le ha adaptado la vista. Gira la vista a su izquierda para averiguar quién es su raptor. En un primer momento se sorprende, pero, tras pensarlo mejor, lo entiende. Era la única persona que podía querer sacarlo de allí.

A pesar de ello, en su interior había albergado la esperanza de que fuera otra persona. Una muchacha pelirroja, con los ojos azules y con un aire tan misterioso como embriagador.

-¿Ya ves bien? Siento que la niebla te afectara a ti también, pero era la única forma de despistarlos y salir de allí.

-¿Has sido tú?-Pregunta Walter,asombrado y asustado-¿C-cómo lo has hecho?

-Es una larga historia. Probablemente tú podrás hacer cosas mucho más impresionantes. Al fin y al cabo, eres el Guía. Da igual lo que digan los de la Unidad. Eres un Buscador. Estoy segura.

-¡Que no se qué es un Buscador!¿Podéis dejar de hablar de eso como si fuera lo más obvio del mundo?

-¡No lo sabes porque eres el Guía!-Al decir esto, Abby aparta la vista del cielo, arriesgándose a sufrir un accidente. Parece realmente alterada.-¿No puedes limitarte a que otros te hagan todo más fácil? Otros no tuvimos tanta suerte.

La Búsqueda [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora