Capítulo IV: Swam Luhrman

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Walter se levanta y se prepara un gran desayuno. Está muy hambriento.

Está haciendo tiempo hasta que llegue el bustrell escolar cuando le llega un holograma. Todos los habitantes del mundo deben tener un recibidor de hologramas instalado en la palma de la mano izquierda o son socialmente rechazados. En el holograma aparece el director del instituto diciendo que, debido a la nevada, se suspenden las clases por hoy.

Al parecer, las nevadas se han adelantado.

Ya que tiene el día libre, decide salir de casa. No piensa estar más tiempo cerca de sus padres. Se comportan de un modo tan extraño.

Se le ha ocurrido un plan. Es arriesgado y tendrá que hacerlo solo. Va a aprovechar que el instituto está cerrado y desierto para colarse en los archivos y averiguar más sobre Ella.

Hay una puerta del instituto que siempre está abierta, porque casi nadie sabe que existe siquiera.

Está delante de la puerta. Ahora que la tiene delante se lo piensa mejor. Nunca ha hecho nada igual. Siempre ha acatado las normas. Si le pillan, esto se quedará grabado en su expediente. Por otro lado, si no averigua más sobre esa chica, se volverá loco y no aprobará ninguna asignatura. Al final, se decide. Va a hacerlo. Mira a su alrededor para comprobar que no hay nadie, abre la puerta y entra. Al cerrarse, la puerta da un portazo. Alguien puede haberlo oído. Le cuesta adaptarse a la penumbra del lugar. Inspecciona la estancia para saber en qué parte del instituto está. ¡Maldición! Está justo en la otra punta del despacho del director. Tendrá que atravesar todo el edificio para llegar. Alguien podría verlo u oírlo. Empieza a arrepentirse de haber entrado. Pero ya no hay marcha atrás. Si sale, no se volverá a atrever a entrar. Va andando de puntillas por los oscuros pasillos para no hacer ruido.

Está por la zona de su taquilla cuando escucha algo. Parecen varias voces. Unas tres o cuatro personas. ¿Quiénes serán? Ningún profesor iría al instituto teniendo un día libre, y lo mismo va para los alumnos. Pero ¿y si a alguien se le había ocurrido la misma idea que a él?

Intenta escuchar mejor. Logra separar las voces. Efectivamente, hay cuatro individuos en el pasillo de al lado. Trata de identificar las voces, pero es incapaz. Hay demasiados alumnos en el instituto. Entonces, empieza a oír pasos. Se dirigen a su pasillo. Tiene que esconderse o lo verán. ¿A dónde puede ir? En ese pasillo no hay ningún aula. Todo son taquillas. Podría intentar meterse en la suya. No, no cabría y metería demasiado ruido.

Echa a correr hacia el pasillo anterior. Allí está la cafetería. Si consigue llegar, podría esconderse allí. Y, en el caso de que los individuos fueran a la cafetería, podría meterse bajo una de las mesas. Corre lo más silenciosamente que puede y logra llegar a la cafetería. Está a salvo. Son las once. En media hora los drones saldrán a vigilar y estará perdido. Tiene que despistar a los otros intrusos para poder llegar al despacho. Se le ocurre una idea. El verano pasado fue a un campamento de mecánica y aprendió a reprogramar a un androide por un periodo de tiempo. Solo tenía que encontrar uno. A tan solo unos metros de la cafetería, está el almacén de robótica.

Abre la puerta de la cafetería. Mira hacia los lados y no ve a nadie. Sin embargo, oye las voces cerca. Tiene que darse prisa. Sale de la cafetería y se adentra de nuevo en los oscuros pasillos.

Llega al almacén y entra. Enciende la única bombilla de la habitación. No le gusta lo que ve. No hay ningún androide entero. Solamente hay piezas separadas. Tendrá que juntarlas y eso le llevará demasiado tiempo. Los drones llegarán y no tendrá otra oportunidad para averiguar más sobre esa chica. No hay tiempo que perder.

Encuentra una cabeza, una pierna y un torso de androide. Con eso bastará. Después usara piezas inservibles para simular unos brazos y la pierna restante. Coge unos tornillos y empieza a juntar todas las piezas.

Finalmente termina. El resultado es lamentable. Eso no pasa por un androide, y mucho menos funcionará. Apaga la luz. En la penumbra, es más aceptable.

Coge el falso androide y se sitúa detrás de él, cuidando que no se le vea en absoluto. Coloca el androide sobre un monopatín para poder moverlo. Antes de colocarlo, apaga el monopatín. No piensa dejar que salga volando en cualquier momento. Comienza a avanzar.

Las voces cada vez están más cerca. Se mantiene en la penumbra y aguarda a que lleguen. Ve unas sombras acercarse. Lo ven. Bueno, ven al androide.

-Intruso detectado. Salgan del establecimiento o los drones vendrán. Intruso detectado. Salgan del establecimiento o los drones vendrán.-Walter intenta simular la voz de un androide lo mejor que puede.

La farsa parece funcionar. Los adolescentes salen corriendo. Walter oye un portazo. Lo ha conseguido. El instituto está despejado, pero solo faltan quince minutos para que lleguen los drones. Corre como alma que lleva el diablo y consigue llegar al despacho del director en tan solo unos minutos.

Rebusca en el cajón de su escritorio y encuentra un llavero. Tiene cinco llaves. Una de ellas debería ser de los archivos. Prueba con la primera. No sirve. La siguiente tampoco. Prueba con la tercera. ¡Entra! Gira la llave y abre el cajón. Es bastante largo. Le va a costar encontrar lo que busca. Afortunadamente, en la ficha de cada alumno hay una foto del mismo. Así, solo tendrá que encontrar su cara.

Tras varios minutos buscando, lo encuentra. La ficha de la chica pelirroja del pasillo:

DATOS PERSONALES

Nombre y Apellidos: Swam Luhrman

Fecha de Nacimiento: 2035

Lugar de Nacimiento: Auckland, Nueva Zelanda

Domicilio: Sin especificar

Teléfono: Sin especificar

Nombre del Tutor Legal: Marie Selman

Profesión del Tutor Legal: Bióloga Genetista

Hermanos/as: Ninguno

¿Por qué no pone ni el domicilio ni el teléfono? Según tiene entendido, es obligatorio tener un domicilio para poder estudiar bachiller. No tiene tiempo para pensar en ello. Hace unas fotografías con el móvil y sale de allí. Los drones se están activando. Tiene poco tiempo para llegar a la única puerta abierta. Corre todo lo que sus poco entrenadas piernas le permiten. Consigue llegar a la puerta. Oye a los drones. Ya están activados. Intenta abrir la puerta, pero se ha atrancado. Hay un dron acercándose. Si le ve, estará perdido. Tira con todas sus fuerzas y consigue abrir la puerta. Justo cuando el dron gira la esquina, vuelve a cerrarla, y ya está a salvo.

Tiene que sentarse en un banco cercano para recuperar el aliento. Tiene los brazos sin fuerza, y siente las piernas pesadas y adormecidas. Tendrá que hacer más ejercicio de ahora en adelante.

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Coge un bustrell para ir a casa. El trayecto se le hace largo y aburrido. Se dedica a analizar todos los objetos del interior con su Chip. Las ventanas están empañadas debido al contraste del calor que emanan los cuerpos del bustrell con el frío helador del exterior.

Baja del bustrell y se encamina a casa, que no está muy lejos. Está deseando llegar a casa y darse un baño caliente. Ese deseo desaparece por completo al llegar al umbral de la puerta. Algo pasa ahí dentro. Lo siente. Sabe que no debe entrar y, aún así, lo hace. ¿A dónde va a ir si no?

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Al segundo de abrir la puerta, se arrepiente. De pie en el salón hay cinco hombres uniformados. Están armados también. Su madre tiene el miedo impreso en el rostro.

-¿Qué está pasando aquí?-Walter se teme lo peor.

-Cielo, lo siento mucho. No teníamos elección.-Dice su madre en voz tan baja que apenas puede oírla.

-¿Quiénes son?

-Son un grupo de soldados del Gobierno. Han venido a buscarte.- Su padre lo dice sin sentimiento, como un robot.

Esto es peor que lo que había pensado. ¿Qué querían los del Gobierno? ¿Qué iban a hacerle?

Walter apenas se entera cuando lo atan. Está sumido en un trance. ¿Cómo han podido sus padres hacerle esto?

La Búsqueda [Cancelada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora