Miro el salón. Perfecto. Sonrío satisfecho y prácticamente lo hice todo yo. Bueno, mi madre me dio unos cuantos consejos, Caitlin me ayudo a decorarlo mientras los chicos se reían de mi diciendo que soy un “maldito romanticón que deja mal al resto de los hombres”. Pero no me importa. Quiero que ______ disfrute esto, estoy ansioso por ver su cara cuando lo vea.
Los chicos se van y me dejan a mí ultimando los detalles, Caitlin casi parece tener más interés que yo en que salga perfecto, pero ella es una romántica empedernida también. Miro hacia la cocina, la comida esta lista, su comida favorita precisamente y vuelvo la vista al salón. Hay pétalos de rosas esparcidos por el suelo, haciendo un largo camino desde la puerta de entrada de casa hasta el centro del salón donde esta la mesa pequeña y redonda decorada con velas rojas y blancas y todo perfectamente milimetrado.
Suena el timbre y siento los pelos de punta, estoy nervioso y eso que no es la primera vez que hago esto con ella, vamos joder, cada cinco minutos me encantaba llenarla de sorpresas y regalos, detalles como estos. Me acerco a abrir y me quedo embobado mirándola. Le dije que se pusiera muy guapa- más si es posible en ella- y viene apareciendo como una diosa. Definitivamente ese vestido azul le queda demasiado sexy.
- Estas hermosa
- Si Justin pero mi cara esta aquí arriba- dice tomándome por el mentón para que la mirase a los ojos y no sus senos y ríe
- Lo siento hermosa- y beso dulcemente su labios
- Tú también estas guapísimo. Aunque no entiendo lo de estar tan elegantes para cenar en casa
- Bueno, ven- digo tomando su mano, hago que pase delante y cierro la puerta
La veo quedarse de pie allí mirando todo, sonrío al ver sus ojos, brillantes como nunca, ella se lleva las manos a los ojos y se los airea para no llorar, me acerco más a ella y la rodeo por la cintura por detrás besando suavemente su cuello.
- ¿Te gusta?- le pregunto
- ¿Qué si me gusta? Es divino, Justin, me encanta- dice y se da media vuelta para mirarme y besarme, oh Dios pagaría millones por estar toda la vida besándola como ahora- ¿lo hiciste tú solo?
- Más o menos- digo haciendo una mueca, ella sonríe
- Gracias- susurra contra mis labios
- ¿Por qué- digo acariciando su mejilla
- Por hacerme sentir tan especial, tan amada. Tú eres… ni siquiera existen palabras para describir lo increíble que eres. Y lo bien que me haces sentir siempre
- Yo me conformo con que tú me quieras- le susurro y muerdo su labio, luego de unos besos más logro separarme de ella sin quejarme- ¿tienes hambre?
- No mucha- dice haciendo una mueca, últimamente come incluso mucho menos que antes y eso me preocupa. Pero esta noche no es para eso.
- Venga amor, he preparado yo la comida- le digo contento
- En ese caso esta bien, cenemos- dice y la guío hasta el centro, en la mesa, saco su silla como todo un caballero y ella sonríe haciendo gestos de una distinguida dama.
- Ahora mismo vuelvo- digo y le doy un pico antes de desaparecer por la cocina
Quizás esta sea la mejor cita que una persona pueda tener jamás. No se trata del lugar en el que estés, sino con quien estés. Sólo hay que mirar la sonrisa de idiota enamorado que tengo con cada risa que logro sacarle, nunca me ha importado hacer el payaso para ella. Porque tiene la recompensa de escuchar su risa contagiosa. Se le escapa un ruido de cerdito de tanto reír y termino yo riendo más por ello, ella intenta ponerse seria y decirme que no me burle de ella, pero es imposible.
Luego de ello, no paso mucho tiempo cuando nos pasamos al sofá, acurrucados el uno con el otro, con nuestros elegantes trajes puestos, después de haber bailado algunas canciones lentas. Ni siquiera sé que película estamos viendo porque son tantas las emociones y sensaciones de tenerla así conmigo, a ella ni siquiera le queda brillo en los labios pues no he podido parar de besarla. Ella se levanta para sentarse en mi regazo, escondiendo su cabeza en el hueco de mi cuello y yo me dedico a acariciarle el pelo. Y canto una canción: Hero -Enrique Iglesias-. Nuestra canción.
Ella busca mis labios con suavidad y no dudo en responderle al beso con dulzura, de forma suave y pasiva, queriendo grabarme cada pequeño movimiento, cada pequeño toqueteo que tengan nuestras lenguas. Ella enreda sus manos en mi cuello y acaricia mi pelo subiendo la intensidad del beso yo envuelvo mis manos alrededor de su cintura y la acaricio. ______ se pone a horcadas sobre mi y un gemido se escapa de mis labios al sentir su feminidad rozar mi miembro.
Levanto un poco su vestido, acariciando sus muslos y acuno su trasero en mis manos mientras escucho unos suaves gemidos salir de ella, bajo mis besos por su cuello y ella susurra mi nombre entre suspiros varias veces, volviéndome completamente loco.
Tomándola en brazos como si fuésemos recién casados voy subiendo despacio por las escaleras, sin ningún tipo de prisa, disfrutando de sus caricias y cuando llegamos a ella me aseguro de cerrar con seguro, dejándola en la cama con suavidad la miro desde arriba, ella me sonríe entre inocente y pícara, esa combinación en ella que me encanta. Ahora poniéndome a horcadas sobre ella acaricio su mejilla antes de acercarme y robarle un tierno beso, paseo mis manos por su cuerpo y ella se estremece ante mi contacto.
Le quito el vestido despacio, dándome el lujo de acariciarla mientras lo hago y deposito algunos besos en su vientre, ella ríe un poco y acaricia mi pelo mientras mis besos siguen bajando hasta llegar a su feminidad y doy un lametón por encima de las bragas, ella gime suave. Con mi ayuda nos deshacemos de mi camisa y pantalón, quedando solo en boxers.
- Eres perfecta- murmuro contra sus labios- eres perfecta para mi.
- Swaggy- murmura y ambos reímos
- ¿Ves porque te amo tanto?- le digo y atrapo su labio inferior mordiéndole
- Tú si que eres jodidamente perfecto, Biebs.
- Te amo
- Te amo yo también- susurra- hazme el amor
Sonrío de lado. Sus deseos son órdenes. Y esta noche… es especial y única. Es sólo nuestra.