Ѧ 》Capítulo uno.

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Escuchaba los gritos que provenían de una pequeña puerta a sus pies. Tenía su mismo tamaño y sabía perfectamente qué función cumplía.

Allí abajo estaban los perdedores de la contienda.

De tan sólo escuchar quienes estaban ahí abajo le causaba escalofrío. Pero lo debía ignorar por el momento.

Las observaciones hacia él provenían de diversos ángulos, desde sus pies hasta su plano de visión. Y comenzó a tensarse.

No tuvo más remedio que observarla, y ella le sonreía. Sus respiraciones estaban niveladas y compartían tranquilidad. Todo va a estar bien mientras ella se encuentre a mi lado, pensaba.

¡Bien, caballeros! ─el hombre que, anteriormente, le había preguntado a su dueño si confirmaba su cuidado, llamó la atención. Su cabello era rubio y estaba enmarañado. Y sus vestimentas eran ceñidas, a comparación de los demás quienes parecían campesinos─. Como ya saben muchos aquí...

¡No seas payaso, Zancrow! ¡Inicia la pelea! ─fue interrumpido. Los demás hombres rieron.

¡Bien, bien! ─contempló un poco a los espectadores─ ¡En esta contienda, mi pertenencia, Iván!

Y la bestia, anteriormente ganadora, rugió. El hombre llamado Zancrow sacó de su chaqueta un abano, lo encendió y comenzó a inhalar de este.

¡Ey, tú, niña! ─llamaron, a quien había asumida la responsabilidad del infiltrado encapuchado a la arena-. ¿Cómo se llama tu pertenencia?

¡Él no es mi pertenencia! ─elevó su voz. La mayoría de los presentes, la observaron. Se dio un golpe mentalmente, ella no debía llamar la atención. Sus nervios aumentaron. Un nombre, no había pensado en él─. No tiene nombre ─disimuló.

¡Comiencen de una vez! ¡Quiero mi dinero! ─los gritos de ansiedad inundaban la pequeña habitación.

Luego de un par de gritos, apuestas y discusiones, la pelea comenzó.

La criatura de nombre Iván, quien tenía un aspecto similar a la de un lobo, se acercó a gran rapidez a su contrincante. Y golpeó a lo que sería su rostro. Haciendo que este retroceda hacia atrás y se golpeé de rostro a las vallas de madera.

Sorprendentemente, su rostro aún no era visible.

Zancrow y la mujer, encargada del encapuchado, se observaban con miradas retadoras.

El ambiente en el lugar era de soberbio. Quienes rodeaban la arena, arrojaban billetes a Iván, haciendo que su ego aumente. Siendo capaz, de poder ganarle más rápidamente.

Sin poder evitar su instinto, el lobo, Iván, tomó a su enemigo y lo golpeó en el abdomen y en el rostro. Y el encapuchado se mantenía inmóvil, soltando aire y pequeños gritos de dolor.

¿Eso es todo lo que puede hacer esa cosa? ¿Aguantar golpes? ─se escuchaba en susurros.

Iván, comenzó a mascullar los brazos y vestimentas de su contrincante. Y este no se inmutaba, dejando que de sus heridas comience a brotar hilos rojos de sangre.

El licántropo gruñía con deseo de destrozar a quien se aguantaba sus golpes. Iván ya quería destrozarle. Y con un último golpe dado, el encapuchado fue tirado al suelo.

El silencio reinó, observando cómo Iván había ganado. Pero no del todo, ya que quien ocultaba su rostro se arrastraba por el piso; dejando un pequeño rastro de sangre. Iván comenzó a desesperarse, por no ganar la batalla. Pero antes de que pudiera atacar nuevamente a su enemigo, este se levantó de un salto.

radioactive » naluDonde viven las historias. Descúbrelo ahora