One-shots Kuroko no basuke y tu

Kuroko Tetsuya [2]

Tn)=tu nombre
(Ta)=tu apellido
(Cdc)=color de cabelllo
(Cdo)=color de ojos

Después de aquel extraño saludo aún no se animaban a presentarse formalmente, aunque ganas no les faltaban a ninguno de los dos. Ambos no podían dejar de pensar en los ojos del contrario al meto de encontrarse ambas miradas, y cada vez que aquel momento se presentaba en sus cerebros, sentían sus corazones palpitar a un ritmo totalmente anormal.

Los chicos se encontraban entrenando después de sus clases, pronto tendrían un partido de práctica,  Kagami y Kuroko practicaban los pases y clavadas mientras Hyuga lanzaba tiros de tres y los demás hacían pases y jugadas. La entrenadora supervisaba todo Hasta notar que una chica se encontraba observando en la puerta en su dirección,  arqueado una ceja bajo el portapapeles y lo dejo sobre una de las bancas de las gradas.

Aquella chica se le hacía levemente familiar, reconocía aquella aura tan peculiar para alguien de su edad, y aun más para una chica. Ya parada frente a ella la analizó detenidamente, era inevitable, podía ver sus números los cuales no eran para nada bajos, en realidad le parecían muy altos para alguien de su complexión.

Ambas comenzaron a hablar a la vez que Kuroko no apartaba la vista de ellas, le daba curiosidad el por que aquella chica se encontraba ahí. A la vez se alegraba, y como no, si estaba tan cerca pero a la vez tan lejos.

La entrenadora se volteo y dirigió hacia la cancha a la vez que tocaba el silbato para que todos detuvieran lo que hacian. Los chicos caminaron hasta quedar frente a la castaña a la vez que un grupo de chicas entraba al gimnasio.

Todas vestían las mismas ropas, un short corto celeste, una blusa blanca, tenis y su cabello en una coleta alta, así como rodilleras.

-chicos, ayudaremos al equipo femenil de Voley con su entrenamiento por hoy, formen parejas y ayuden las a estirarse.- una pequeña sonrisa surco su rostro, casi imperceptible, pero si alguien la notará podría temblar de miedo.

La de ojos (cdo) tomó valor y se hacerco al peli-celeste, ambos se miraron unos segundos, segundos en que se contemplaron mutuamente con atención,  notando los rasgos del contrario, hasta que se rompió el silencio.

-¿quieres comenzar?- hablo el con su tono tan neutral ocultando su felicidad de poder hablar con ella. Sentía su corazón palpitar desbocado,  aquella sensación era nueva para él.

-esta bien- contestó ella sonriente sin despegar sus ojos de el, notando aquella tan pálida piel. En su garganta podía sentir un nudo, tan nerviosa estaba de estar tan cerca de aquel chico.

Ambos comenzaron a estirarse y ayudarse a la vez que platicaba un poco.

Los días fueron pasando, en las mañanas siempre sen encontraban un par de cuadras antes de la escuela, en los recesos (Tn) se juntaba con el par para almorzar,  mientras en la salida compartían un trecho hasta separarse.
Ambos sabían que había algo no confirmado entre ellos, pero ninguno se animaba a decir o hacer algo al respecto, simplemente no.

Hasta que un día Kagami se harto y decidió hacer algo al respecto.

-vallamos al maji- sugirió el más alto cuando ya los tres se dirigían a sus casas, Kagami se encontraba al lado izquierdo de kuroko y (Tn) al derecho.

-no tengo problema, vallamos- afirmo la de ojos (cdo) mirando al par.

-bien- se limitó el de celestes cabellos.

Los tres habían acabado ya de comer, el sol se ocultaba. Kagami se paró de su silla y tomó su mochila.

-Kuroko, de verías acompañar a (Ta) a casa, yo tengo que pasar por biberes aun- apoyo una mano en la mesa justo frente a (Tn), luego la retiro y se fue.

La joven pudo ver un pequeño papel, lo tomo con discreción y se paro.

-iré al tocador Kuroko-kun- dejo su mochila en el asiento y camino hacia el tocador con el papel to entre manos.

"Dile lo que sientes, estoy seguro que se siente igual "  era lo único que se podía leer. Sonrojada tiro el papel y se mojo el rostro para tratar de bajar lo caliente del mismo.

Ambos caminaban hacia la casa de la chica, estaban a un par de cuadras, la atmósfera era livida, comoda, muy agradable sin necesidad de palabras.
Se pararon frente a una casa de dos pisos  pintada de verde claro, aunque el color parecía más oscuro decido a la poca iluminación presente, el jardín delantero era pequeño,  no contaba con más de un árbol grande al frente y verde parto cubriendo el suelo, así como un sendero de piedra hasta la entrada.

-Muchas gracias por acompañarme Kuroko-kun- una sonrisa tímida se asomo-...- trato de volver volverá hablar pero su garganta no se lo permitia, sintió aquel nudo en su garganta nuevamente- Kuroko-kun. ..- llamó la chica en un susurro apenas audible.- hay algo que quiero decirte- hablo un loco más simple.

- en realidad también quería decirte algo-

-Me gustas- hablaron ambos al mismo tiempo.

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