Híbridos

Capitulo 22

Lilia me miraba esperando una respuesta, yo no sabía que decir, sus palabras me tenían aturdida.

- Tenemos que irnos, no hay tiempo que perder.

Otra vez estaba llevándome hasta la puerta, pero me detuve en seco antes de que abriera.

-¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?

- No, es solo que... no puedo irme contigo, yo... no puedo.

-¿De qué diablos hablas? Tenemos que irnos.

De nuevo tironeo de mi muñeca, pero me mantuve firme.

- He dicho que no me iré, voy a quedarme con ellos.

- ¿Acaso estás loca? De verdad no sabes en dónde te estás metiendo

Me solté de su agarre con poca delicadeza, Lilia tenía que entender que ellos no me harían daño.

- No estoy loca, y claro que sé en dónde me estoy metiendo, ellos no me dañarian, Lucas me ama.

- ¿Amarte? No seas ridícula Natalie, lo único que quiere es que te conviertas en una de ellos.

- Tú no lo conoces, así que no te atrevas a hablar de esa forma de él. Voy a quedarme a su lado, no me importa si me convierto en una híbrido oscura, me quedaré.

Pasé a su lado directo a la puerta, apenas comenzaba a abrirla cuando su mano en mi hombro me detuvo.

- Sabes que puedo obligarte a hacerlo ¿No es así?

Su voz era suave, dulce, estaba ocupando su poder de sirena en mí, había olvidado que ella podía hacer eso.

- Lilia, por favor, para.

Comenzaba a sentirme atraída por el olor dulzón que emanaba, tenía que resistirme; con calma trate de sacar su mano de mi hombro.

- Vamos a salir de aquí con calma, sin prisas, vas a acompañarme hasta la salida sin hablar con nadie.

Mi cuerpo pedía a gritos seguir sus órdenes, pero me contuve, tenía que transformarme, quizás eso debilitaria su efecto en mí.

- Lilia, por favor, no hagas esto.

- Lo hago para protegerte, así que deja de quejarte y haz lo que digo.

De nuevo me resistí a sus órdenes y deje que mi cuerpo se transformara, pude sentirlo más lento y la sensación de obedecerla se iba poco a poco.

- Lilia, te dije que pararas.

La miraba directo a los ojos, su efecto en mi persona había desaparecido completamente, ahora era yo quien daba las órdenes.

- Natalie...

- Te pedí que lo dejaras más de una vez, lo hice de buena manera, pero parece que te gusta que sea por las malas.

Su seguridad se había esfumado, ahora era ella quien lucia débil e indefensa.

-¿Qué es lo que te han hecho?

Había terror y decepción en su expresión, yo solo me limité a reírme con burla.

- Ellos no han hecho más que ayudarme.

- Eres una de ellos, eres oscura...

Comencé a avanzar lentamente, ella retrocedió hasta toparse con un cubículo a su espalda.

-¿Sabes? Tienes razón en lo que dijiste hace un momento. Ni si quiera te conozco y tú no me conoces tampoco.

Ya no me miraba, mantenía su mirada en el suelo, y su aroma era tan débil que podía deducir lo asustada que estaba.
La tomé de la barbilla y la obligue a mirarme.