Debes creerme. Tengo que darte un consejo y tú debes seguirlo sin preguntar: debes dejar de leer esto y pasar directamente hasta el último párrafo. Hazlo sin leer cualquier otro párrafo, y hazlo ahora. Por favor... confía en mí.
Lo que ocurra ahora es completamente tu culpa. Fallaste la prueba y ahora estás en peligro. Yo no quería escribir esto, Ellos me hacen es escribirlo. Mis dedos están sobre el teclado, y tus ojos en estas palabras. Pase lo que pase, no mires hacia otro lado que no sean estas palabras. Continúa leyendo hasta que yo diga lo contrario. Y cuando te diga lo contrario, haz exactamente lo que diga. Porque si no lees esto exactamente como te estoy diciendo, morirás.
Escucha cuidadosamente. Primero, debes saltarte el párrafo que le sigue a éste. Sin importar lo que hagas, nunca debes leer el párrafo continuo a éste. Debes ignorarlo completamente, evitando que tus ojos bajen hasta el párrafo que le sigue a éste. Prométemelo. Por el bien de los que te aprecian. Ésta es tu única oportunidad para redimirte por no haber confiado en mí hace un momento. Sáltate el párrafo continuo a éste, y haz lo que se te pida.
El párrafo prohibido: Tenías que hacerlo, ¿no? Ellos sabían que lo harías. Nada de lo que intentes ahora hará alguna diferencia. Si hay personas a las que ames, llámalas. Diles lo que cualquier otra persona diría a sus seres queridos cuando sabe que está a punto de morir. Resuelve cualquier problema. Haz tus últimas labores. Porque desde este momento, te mantendrás con vida sólo hasta que puedas permanecer despierto. La próxima vez que duermas, será la última. Ellos te están mirando. Están escuchando tus pensamientos. Esperarán por ti; y cuando caigas dormido, Ellos vendrán por ti. Debes confiar en mí.
Si te saltaste el párrafo de arriba, lo has hecho bien. Pero tus problemas aún no han terminado. Por haber confiado en mí durante la segunda pregunta, te has dado a ti mismo una oportunidad para vivir. Esto es lo que necesitas saber: Ellos te están mirando. Ellos están escuchando tus pensamientos. Ellos están esperando que cometas un error.
Debes extraer la sangre de alguien a quien tú ames. Una gota, eso es todo, y colócala en tu lengua. Eso es lo que Ellos quieren. Es lo que necesitan. Ellos están dentro de ti ahora, y están esperando. Si por alguna razón en el transcurso del siguiente día hasta que caigas dormido no ofreces la sangre de tu ser querido, nunca volverás a levantarte. Sigue esta advertencia. Y nunca, nunca regreses y leas el párrafo prohibido. Confía en mí.
Si seguiste mi advertencia del primer párrafo, bien hecho. Puedes dejar de leer ahora. Pero nunca, nunca te atrevas a regresar y leer los párrafos que te saltaste. Debes confiar en mí. Y por favor, deséame suerte. Estoy cansado. Tan cansado, no te imaginas cuánto...
Hola, mi nombre es Pedro Gonzales Montoya. Lo que están a punto de leer es un relato de algo que me pasó hace tres días, y quería compartirlo con ustedes.
Estaba en mi casa, ese día estaba solo pues mi madre había salido a visitar unos parientes que venían de Estados Unidos. Estaba muy aburrido de estar en el ordenador, pero no podía hacer otra cosa porque el televisor estaba malo. Eran aproximadamente las 9:00 p.m., así que ya muy aburrido ingresé una vez más a Facebook para ver qué había de nuevo en la página de inicio; tenía una nueva notificación, alguien había publicado algo en mi muro.
Me dirigí hacia mi muro y me encontré con el link de una página (), que había sido posteado por un tal Lanetli que no era ni siquiera amigo mío; cuando intenté entrar a su muro para ver sus fotos, no pude ver ni una porque tenía perfil privado. Entré a la página, era una página muy extraña ya que no tenía absolutamente nada aparte de un texto, y de fondo estaba la imagen de una sombra, era como un hombre, pero se veía muy grande y parecía tener tres pies. Pensé que era una página muy estúpida, y que era una de esas cadenas estúpidas de Facebook. Como estaba tan aburrido me puse a leer, pero no puedo describir el texto, así que lo he copiado para que ustedes lo lean (este texto no es parte de mi relato y yo no lo he escrito):
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Creepypastas, Leyendas Urbanas y Mitos
Horror"La amenaza del mal siempre esta presente. Podemos contenerla, siempre y cuando nos mantengamos vigilantes, pero nunca puede ser realmente destruida".