El mimo

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Los mimos son artistas que mediante la mímica narran una historia sin la intervención de palabras. Se valen de movimientos, expresiones y gesticulaciones que le permiten al espectador comprender la narración.

De esa forma, los mimos son capaces de robarle una sonrisa a la gente y deslumbrarla con su técnica basada en un complejo lenguaje de gestos. Sin embargo, estos artistas de caras pintadas son también protagonistas de algunas historias de terror.

En Buenos Aires, Argentina, existe una leyenda urbana escalofriante. Cuentan que en el barrio de Almagro, específicamente en la esquina de Sarmiento y Salguero, aparece un mimo. Pero este no es un mimo cualquiera, pues dicen que los que se encontraron cara a cara con él, experimentaron el terror más puro.

Esta historia ocurre en el barrio de Almagro, el protagonista es un joven mimo que todos los días iba a la misma esquina para hacer sus rutinas de pantomima. Lo que hacía era esperar a que el semáforo se ponga en rojo, ahí hacía sus rutinas, esperaba a que los autos pasaran y seguía hasta que el semáforo se ponga en verde, y bueno, todos los días hacía lo mismo.

El mimo debía tener su tiempo calculado ya que tenía poco, osea, tenía el tiempo que le daba el semáforo, ahí paraban los autos esperando a que la señal de rojo cambiara mientra el mimo hacía su show.

Terminaba su rutina y con su mano la extendía esperando a que le dieran un premio o una recompensa por su trabajo. Una noche, aunque tuviera todo calculado, algo salió mal, y muy mal...

Un día el estaba haciendo su rutina, viene un auto que se acerca a máxima velocidad, no respeta el semáforo y lo atropella. El cuerpo del mimo salió volando y terminó a metros de distancia totalmente destrozado. El tipo simplemente lo ve, y sigue de largo.

Este fue el trágico final del mimo, pero a la vez fue el comienzo de su leyenda urbana ya que todos los que iban a su esquina en la noche, esperando a que el semáforo rojo cambie, empezaron a vivir experiencias inexplicables que los dejarían marcados para siempre.

Una noche, dos chicos llamados Juan y Carlos van a la misma en la que el mimo murió, ahí justamente el semáforo se quedó en rojo, y ahí quedaron un rato esperando a que la señal cambiara, pero por alguna razón no cambiaba, se quedaba ahí, mientras ellos esperaban un frío y un terror los empezaba a dominar. Miraban para todos lados, esperaban... Esperaban... Nada.

Juan le dijo a Carlos que no respetara la señal y ya, pero Carlos se negó, Juan otra vez miró hacia un costado y saltó de miedo al ver una cara horrible en la ventana.

Era una cara toda deforme, con ojos blancos y estaba a solo unos centímeros de la ventana, tenía una cara como de estar mirándolos fijamente. Esto causó que los chicos se espantaran y aceleraran rápidamente.

Al día siguiente ellos fueron a la misma esquina a averiguar sobre lo que vieron, y al enterarse se quedaron sorprendidos, pero a la vez un poco tranquilos, ya que no solo les pasaron a ellos, también a cantidad de gente que pasó por ahí en la noche.

Cuentan que lo que ven es el espíritu del mimo, aquel que era muy querido por la gente, pero que un día lo atropelló un auto que iba a toda velocidad, se dice que este mimo aparece por las noches en la misma esquina para descubrir quien fue quien lo atropelló, poder verlo y así vengarse.

Algo es claro, si tuviste algo que ver con quien lo atropelló, o pasas por aquella esquina, no tendrás tanta suerte... aquel mimo te verá con aquella cara deforme y te interrogará con su escalofriante mirada..


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