Mi hora favorita del día había llegado, por fin habíamos salido a receso, al fin lo vería jugar futbol.
–Estás obsesionada Jazz.-bufó Vecka. –Para nosotras no es muy divertido estar viendo a esos chicos jugar futbol.-dijo de mala gana.
–Bueno ¿y a dónde quieres ir?-la miré. –Acabas de estar dos horas en el salón de clases.
Vecka hace una mueca al darse cuenta que no tiene muchas opciones de huir, la escuela no es tan grande y solo tenía un patio que era dónde Jeff jugaba con sus amigos.
–Bien.-se rinde sentándose en la mesa. –Pero al menos háblale, grítale o lo que sea, no es divertido si solo lo vemos.
–De acuerdo.-le respondo con una sonrisa.
–¿En serio lo harás?-me mira Kari.
–Sí, ¿por qué?-frunzo el ceño.
–Bueno es que siempre te pones María para hablarle.-se encoje de hombros.
Nos reímos por su comentario, y no me ofende ya que yo misma sé que es verdad, me da mucho pena hablar con él pero si quería acercarme un poco más debía comenzar a perderle la pena.
–Sí pero si no le hablo seguiré teniendo pena.
–Bueno a ver si es cierto, te reto a que le grites "vamos mi amor"-dice Vecka.
–Oye espera.-pongo mi mano frente a ella como si quisiera detenerla. –No tan rápido. Capaz y me ve raro y deja de hablarme entonces si me iría a esconder debajo de mi cama por toda la eternidad.-me rio solo de imaginármelo.
Mis amigas ríen de igual manera. –Eres una exagerada.-dice Kari.
–Mira quién habla.-me burlo.
Kari era la chica más exagerada y dramática que hubiera conocido jamás, siempre exageraba las cosas y se alteraba muy fácil.
–¿Y?-Kari se encoje de hombros. –¿Quieres pelear perra?, ¡vamos éntrale!-se pone frente a mí alzando los puños y dando pequeños saltitos como si fuera a pelear.
Vecka y yo no podemos parar de reír ante la actuación de Kari.
–Oye tranquila vieja.-me burlo.
Jeff corría de un lado al otro intentando quitarle el balón a su compañero y yo lo miraba como todas las mañanas.
–Vamos grítale algo.-me codea Vecka.
–Prometo que si mete un gol le grito lo que dijiste hace un rato.-le promete.
–Trato hecho perra, ya no te puedes echar para atrás.-me apunta.
–Bien, ya lo prometí.-me muerdo el labio y por primera vez deseo que Jeff no meta un gol, no quiero gritarle "mi amor" y que todos me miren.
Después de unos minutos de partido, un jugador le pasa el balón a Jeff y este le da una patada fuerte directo hacia la portería haciendo que el balón entre por la esquina izquierda. ¡Mierda!
–¡Vas!-me grita Vecka.
Sin muy consciente le grito:–¡Bien hecho mi amor!
Vecka y Kari gritan igual y aplauden fuerte. Jeff nos mira con una gran sonrisa y alza sus pulgares. ¡Joder!, sus amigos ríen pero no se detienen y siguen con el partido.
–Ves, le ha gustado que le gritaras.-dice Kari.
Frente a mí en la parte de arriba del edificio veo a Jenna con sus compañeras y con aquella chica, Carmen, quién se ve molesta y supongo que me ha escuchado y visto gritarle a Jeff. UPS. Sonrío mentalmente y entonces no sé porque quiero que se moleste más y durante los minutos que quedan de receso me la paso gritándole y animando a Jeff. La chica se da la vuelta y entra a su salón.
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Mi platónico
RomanceQuiero dedicar esta historia al chico más lindo que haya conocido en mi vida, la inspiración de esta historia y el motivo de mis sonrisas...mi platónico: Dan.