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Alguien me preguntó qué ¿Qué era lo que más me gustaba de ti? Para lo que mi respuesta obvia fue: "Absolutamente Todo.

Aquella persona me dijo que solo debía escoger una sola cosa... ¿Pero, cómo hacerlo? Le respondí que no podía hacerlo y me exigió un por qué. Entonces se lo di, le dije algo así:

"No puedo elegir una sola cosa de él porque para mí es perfecto desde todos los ángulos, tú no lo conoces y no puedes saber lo bello que él es para mí. No has visto sus hermoso ojos claros, que parece que brillan bajo la luz del sol, sus largas y gruesas cejas que a veces se ven despeinadas pero que de alguna forma logran acomodarse, sus labios gruesos que provocan besarlos hasta desgastarlos y su cabello negro muy bien peinado, no has visto su espalda ancha que provoca querer abrazarlo fuerte y sus brazos donde quisieras que él te poseyera y no te soltara jamás, su voz es lo más hermoso que escuchado y no puedo evitar preguntarme si él sabe lo jodidamente sexy que se ve cuando se para y pone sus manos sobre su cintura pero sin perder ese toque varonil. Su sonrisa es más que perfecta y eso que no has escuchado su risa, me gusta cuando juega futbol, me gusta cuando come, me gusta cuando camina e incluso me gusta cuando dice una mala palabra, me gusta cuando pronuncia mi nombre y cuando guiña un ojo para posar para una foto, me gustan su caras graciosas y cuando se pone aquella chaqueta negra. Nunca lo he visto enojado, molesto, triste o frustrado pero estoy segura de que me gustaría cada faceta suya porque para mí no hay nadie más perfecto que él. No te imaginas cuanto me gusta"

Jeff realmente tenía algo que me hacía escribir y pensar tantas cursilerías juntas, yo no era tanto de expresar mis sentimientos pero con él no me costaba nada hacerlo, ojalá y tuviera el mismo valor para decirle las cosas de frente pero era demasiado cobarde cuando lo tenía enfrente. Me desesperaba a mí misma porque ningún chico antes me había puesto tan nerviosa como para ni siquiera poder hablar con claridad, solo él. Algo tenía que hacer no era bueno ilusionarme con un chico que no se siente de la misma manera en la que yo me sentía con él.

Vecka, Kari y yo estábamos terminando nuestro almuerzo ya que muy pronto tocarían el timbre para irnos a los salones. Jeff platicaba y reía con sus amigos mientras que yo lo observaba por ratos, incluso de perfil o de espaldas él seguía pareciéndome perfecto. Me levanté y fui a tirar mi basura al bote de basura y cuando me di la vuelta casi choqué con un chico, el amigo de Jeff.

–Hola.-me sonríe. –Oye te habla Jeff.-lo señala por detrás de él.

Frunzo el ceño y sonrío de lado porque sé que me está mintiendo. –¿Y para qué?

–No lo sé, solo me ha dicho que te habla.

–Pues dile a Jeff que venga él a decirme lo que quiera.

Su amigo ríe y se pasa la mano por el cabello. –Pero es que le da pena, anda si no te llevo se va a enojar conmigo.-junta sus manos pidiendo por favor.

Me muevo incomoda en mi sitio pero me mantengo en postura. –No, si él es quien quiere hablar conmigo que venga.

Mis amigas observan y escuchan con atención mi discusión con el chico. –Hagamos algo, trae a Jeff a mitad de camino y yo dejo a Jazz en la mitad, asi los juntamos.-habla Vecka.

Yo la fulmino con la mirada pero el chico acepta feliz. –Bien, entonces espera acá y yo lo traigo.-se aleja casi corriendo hacia donde Jeff está.

Me quedó a la mitad del patio cuando Jeff se acerca a mí y me saluda como siempre, con un beso en la mejilla. –Hola Jazzy, ¿qué pasó?-sonríe.

Frunzo el ceño. –Es lo mismo que pregunto yo, tu amigo me ha dicho que me hablabas.

–¿Así?, pues él me ha dicho que tú me hablabas a mí.-sonríe.

Mi platónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora