VIII: Mar de llanto

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A pesar de que Illumi no se encontraba consciente en aquellos momentos, tenía una imagen tallada en su mente: Aquel dibujo.
¡No lo entendía! ¿¡Por qué carajos había un dibujo suyo ahí?! Realmente anhelaba que hubiera sido un erroror o alucinación suya, por que no sabía como debía reaccionar ante Hisoka después de eso.

"...Mi... " "....Lumi...." "...Illumi..." " ¡Illumi! "
Poco a poco el sentido del oído del pelinegro se fue aclarando, y resonó en su cabeza como si de eco se tratara.
Como si fuera por una clase de reflejo suyo, abrió los ojos de una y se levantó de golpe, soltando una bocanada de aire como si hubiera estado soportando la respiración por mucho tiempo.
Su ritmo cardiaco se había disparatado un poco, al igual que su patrón pulmonar; Un terrible dolor recorrió todo su cuerpo, especialmente la parte de sus muñecas, pecho y sien derecha, que acompañados de otro mareo, hicieron que cerrara sus ojos de nuevo y apretara un poco los dientes.
Cuando los abrió nuevamente, lo primero que estos notaron fueron a unos intensos y rasgados orbes dorados observándole; Como por acto de reflejo, Illumi casi da un sulto y le dio un puñetazo en el rostro a Hisoka con suma rapidez y fuerza; Tan rápido había sido que el pobre ni siquiera había visto venir el golpe, y lo recibió limpia y duramente.

- ¡Agh, Illumi! ♠

Se quejó el pelirrojo, llevándose una mano a la nariz; Había comenzado a sangrar de esta, manchándose así su extravagante ropa.

- ...¿Qué me sucedió? -

Fue lo primero que el chico de cabellos oscuros cuestionó, ignorando el hecho de que casi le fracturaba el tabique al contrario.
Se llevó una mano a la cabeza, para darse cuenta así de que esta tenía vendas en la zona de las sienes.

- Eso debería preguntártelo yo a ti. Te he mandado a guardar el botiquín, y cuando voy a buscarte me encuentro con un pequeño niño tirado en el suelo; De verdad fue tentador tenerte ahí, deberías de agradecer a mi gran autocontrol que lo que tienes lasmitado es la cabeza y no el...♣-

Desgraciadamente, no pudo terminar su oración, pues ahora una almohada se había estampado contra su cara; Era evidente quien había lanzado dicho cojín.

- VALE, vale. No digas ni una palabra más.-

Una suave risa salió de entre los labios del chico de la nariz sangrante.
El menor, por su parte, se quitó el vendaje que tenía y se recostó en la cama. Ya no tenía ninguna herida en la sien, solamente una pequeña hematoma; Era de esperarse de un Zoldyck.
Este, soltó un muy suave suspiro, cerrando sus ojos.

- Oye, princesa... Después de todos estos años, aún quiero que respondas unas cuantas preguntas mías. Digamos que será el favor que me darás por haberte ayudado con tus heridas, ¿Sí? ♣

Solicitó el mayor, vistiendo ahora un suéter oscuro. ¿En qué momento se había cambiado? Bueno, eso no importaba.

- Ah... vale. Solo no preguntes cosas inapropiadas.-

Seguramente si el mago hubiera tenido la misma edad que cuando se conocieron, habría saltado en señal de victoria, o le hubiera abrazado. Ahora solo dibujó una sonrisa en sus labios.
Caminando tranquilamente hacia la cama, Hisoka mantenía su mirada en la contraria; Finalmente, se dejó caer en ella, haciendo que el más joven saltara por el movimiento del colchón.
Acomodando su níveo rostro en la almohada, llegó el comienzo de la oleada de preguntas.

- ¿A donde fuiste aquel día? -

- Ya te lo había dejado en claro; Fui con mamá y papá. -

Respondió monótono, sentándose en la cama con dirección a Hisoka.

Te veo luego, princesa. ♣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora