Capítulo 7

639 26 0
                                    


Pov Damon:

Una vez hemos llegado a la oficina del señor Thorne, no nos bajamos del vehículo y nos quedamos en él, en silencio, esperando. No sé exactamente el que, pero esperando. 
No es típico de mí quedarme quieto, observando, sin hacer nada, pero Jason insiste en que este es el mejor movimiento. A veces me pregunto como es posible que seamos gemelos. Menudo muermo está hecho.

Miro por la ventana polarizada, siguiendo con la mirada a Amanda mientras entra al edificio, con la seguridad impecable que proyecta todos los días de su vida. Siempre caminando como si el mundo entero girara en torno a ella. Como si estuviera metida dentro de su propia película.
Ese pastelito de vainilla no es actriz. Solo es una buena mentirosa, y una falsa.

Cuando desaparece de mi vista, y el silencio vuelve a invadirlo todo, no puedo evitar que mis pensamientos se desvíen al inevitable futuro que le espera.
La imagino postrada ante mí. Su máscara de perfección rota entre mis dedos. Su orgullo reducido a cenizas mientras lucha por no dejar que las lágrimas se derramen.
Su perfecto maquillaje corrido por toda su cara, mientras se ve reducida a fragmentos de humillación y desesperación.
La veo luchando por liberarse de las cuerdas que aprisionan sus muñecas. Su vestido rasgado. Su cuerpo temblando y su vocecita suplicando que la libere.

No puedo evitar reírme ante la imagen tan vivida que ha sucedido frente a mí. Mi hermano me mira con una ceja levantada y una expresión interrogativa en su rostro, como si estuviera intentando descifrar qué demonios estoy planeando ahora. Pero el momento en que Amanda sale del edificio sola, en lugar de con el señor Thorne, es como una señal clara.
Con un movimiento fluido, abro la puerta de la limusina y salgo del vehículo con una agilidad que parece casi deportiva.

—Damon. —La voz de mi hermano es un gruñido bajo, cargado de frustración. —Vuelve aquí.

—Lo siento, hermanito. Pero te lo vuelvo a repetir, nos jugamos lo mismo. Y no eres mi puto jefe.

Cierro la puerta de un portazo, casi dándole con ella a mi hermano y me dirijo a Amanda con una actitud despreocupada, como si estuviera paseando por el parque, y mis ojos brillando con una diversión que apenas puedo contener. En cuanto me ve, retrocede un paso mientras me mira con la guardia alta.

—Vaya, Amanda. Que casualidad. No tengas miedo. Soy Damon, no Jason. —Mi tono es juguetón, casi burlón, y puedo ver cómo su desconfianza se acentúa, hasta que sigo hablando. —Ya sabes, el que te tiró las cosas el primer día. El que te humilló frente a toda la clase hoy en la audición. —Sus ojos parecen encenderse cuando le miento en la cara. Parece lo más lógico, y sé que ni siquiera se plantea que no sea cierto.

—Ah, vale. Entonces, ¿eres el gemelo que siempre está rodeado de chicas?

—Exacto. Lo vas pillando. —Mi sonrisa se ensancha. —Así es más fácil distinguirnos ¿no crees?

—Sí. —Me responde con un tono suave, pero firme. No se fía del todo de mí.

—¿Y qué haces por aquí? ¿Has quedado con el señor Thorne? —Mi tono es casual, relajado.

—Sí. —Vuelve a responder con el mismo monosílabo, y tras unos segundos de silencio, vuelve a abrir la boca para hablar. —¿Y tú?

—No. Estaba dando una vuelta con mi hermano, pero te he visto y le he dicho al chófer que pare. ¿Quieres que te llevemos? —Mi sonrisa es amplia y encantadora, proyectando esa aura de "chico bueno" que siempre hace bajar la guardia a los demás.

—No. No es necesario. —Su tono se suaviza un poco, con un deje de sorpresa en su voz. —Pero gracias, Damon. —Pronuncia mi nombre con una pequeña sonrisa en los labios, como si estuviera matizando la distinción entre mi hermano y yo. Justo lo que quería.

Velvet DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora