Capítulo 14

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Pov Jason:

—¿¡A ti que mierda te pasa?! —Brama Amanda, acercándose a mí con paso firme y apresurado, haciendo que sus tacones resuenen en cada paso.

—¿A mí? —Alzo una ceja, fingiendo inocencia. —¿Por qué lo dices?

—No te atrevas a hacerte el idiota conmigo, BlackWood

Escupe mi apellido como si fuera una blasfemia, y, acto seguido, se abalanza hacia mí, con la intención de empujarme. La sujeto por las muñecas como hice el día anterior, siendo de nuevo más rápido que ella, y tiro de sus brazos haciendo que pierda el equilibrio hasta que todo su cuerpo choca contra el mío.

Puedo ver la ira en sus ojos, el deseo de asesinarme en la penumbra de este escenario. El lugar perfecto para hacerlo sin que nadie se percate. 
Respira con agitación debido a la frustración, y la piel de su rostro se ha teñido completamente de color rojo. Apesta a perfume caro y solo quiero sacármela de encima.

—Si estás buscando culpables, tal vez deberías empezar por ti, Cherry. —Intenta zafarse de mi agarre, pero soy mucho más fuerte que ella. En un rápido movimiento, la empujo contra la pared, sin un ápice de delicadeza. El sonido de su espalda chocando contra la superficie dura resuena en el aire mientras aumento la fuerza con la que la sujeto. —Yo que tú tendría cuidado. Ahora no tienes a mi hermano para protegerte.

Lejos de alarmarse, me dedica una mirada llena de desafío.

—No me subestimes. 

—¿Qué vas a hacer? ¿Darme una patada en los huevos? —Pregunto impregnando mis palabras de burla.

Ella pone los ojos en blanco y niega con la cabeza, permaneciendo seria.

—No.

Permanece en silencio unos segundos, hasta que noto como levanta la pierna, intentando pillarme por sorpresa con el golpe que ha dicho que no me daría. Por reflejo, atrapo su muslo con firmeza y lo levanto hasta que se enreda en mi cintura, presionándola más contra la pared para acorralarla y que no pueda hacer ningún movimiento más.
Mi polla, que parece no saber que odiamos a la persona que estamos acorralando, se empalma, haciendo que se adentre por debajo de la tela de su falda, que se ha levantado con el movimiento.

—¿Qué coño haces? —Su voz suena tan cortada y sin aliento, que suena casi erótica, y mi erección palpita en respuesta.

—Parar tu puto golpe. —La voz me sale más ronca de lo que esperaba y maldigo para mis adentros al escucharme así. 

Es pura ciencia. Una polla rozando una vagina a través de la ropa. No tiene nada que ver con las personas que poseen esos genitales. Aún así, la situación me resulta tan repulsiva que me aparto de ella con tanta urgencia como si hubiera descubierto que tiene una enfermedad contagiosa. Mi respiración es tan pesada como la suya, pero me esfuerzo por que no lo note, y a duras penas lo consigo.

—No vuelvas a acercarte a mí de esa forma. —Me advierte, y su voz suena tan fría como si me hubiera imaginado la agitación anterior.

No respondo. En lugar de eso me giro hacia la mesa y alcanzo el guión, sujetándolo como si lo que acaba de ocurrir, solo lo hubiera hecho en su imaginación. Pero mi erección no ayuda, y por más que intento leer una y otra vez las frases de papel, mi mente me traiciona y me lleva de nuevo a segundos antes, como si todavía siguiera acorralándola con mi cuerpo y la pared.

Que puto asco. Metería antes la polla en una trampa para osos que en el coño de Amanda Cherry
Pero parece que mi entrepierna va por libre, y que no hace ni caso a mis pensamientos racionales, por mucho que me esfuerzo.
Observo por el rabillo del ojo como Amanda se alisa la falda con una mano, asegurándose de que vuelva a su lugar, mientras repasa el guión, intentando hacer lo mismo que yo.
Olvidar la gilipollez que acaba de pasar.

Velvet DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora