Capítulo 4

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"Tanto maltrataron su sonrisa, que hoy, hasta los golpes de suerte
Le duelen."

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El cielo está de un azul intenso y las nubes que lo acompañan hacen a la idea de olas en el mar.

El viento arrastra las hojas y los árboles se mueven al unísono creando un ambiente pacífico.

Camino por el sendero con paso tranquilo y relajado mientras observó mi alrededor.

Suelto un suspiro, uno largo, de esos que no sabías que los estabas conteniendo hasta que te obligan a soltarlo.

El ambiente tan natural me aspira a dejar de pensar tanto y simplemente relajarme y dejar de lado mi saturada mente.

Esta plaza en específico me gusta más que cualquiera. Siempre la mantienen de la mejor forma y te hace sentir en medio de la naturaleza, es perfecto entre aquellos frondosos árboles y el césped verde tan brillante como el sol.

Además, no suele venir mucha gente y era tan tranquilo y relajante que no te daban ganas de irte jamás.

Algo picotea mi cabeza constantemente, una chica en particular que cotidianamente se colaba en mis pensamientos, y por supuesto, este día no es la excepción.

A estas alturas ya no sé que es lo que más me impulsa a estar constantemente a su alrededor, si sus hipnotizantes ojos que me perseguen a cada momento dentro de mis pensamientos o tan sólo su presencia tan cautivadora y atrayente. O definitivamente esa aura a su alrededor tan impregnada de misteriosos secretos.

Por alguna razón no encuentro la manera de sacarla de mi mente.

Me siento en el primer banco que veo, sin prestar atención a la persona que yace al otro lado del asiento, totalmente perdido en mis pensamientos.

Una sonrisa gigante se pinta en mis labios al recordar su suave piel bajo mis labios. Podría jurar que nunca me arrepentiría de haber echo eso.

—¡Tyler! —exclama con sorpresa una voz cercana.

Volteo hacia esa voz sutil y familiar para encontrarme con Emma tan hermosa como siempre.

Mi sonrisa se ensancha más.

Ahí está ella; con sus labios bien dibujados, acostumbrados a no sonreír con frecuencia, por una razón profunda. Ojos grandes y brillantes capaces de ver lo que casi nadie ve. Era en verdad preciosa.

—Emma —saboreo su nombre en mis labios mirándola a los ojos y dejando que estos me cautiven— ¿Qué haces por estos lados de la ciudad?

Mi intento de broma hace que una pequeñísima sonrisa se forme en sus labios pero resulta tan distante que parece más una mueca.

—Ya sabes, para despejarme un rato de...la vida —da un suspiro largo y cansado— Se siente bien estar fuera por un rato...  —suelta mirándome directo a los ojos, y logro darme cuenta de que en su mirada brilla con tanta desesperación un anelo que desconozco— Fuera de la realidad, expandir tu mente y librarte de los problemas.

Nos acoge entonces un largo silencio mientras vemos nuestro alrededor. Se siente bien, el ambiente que nos rodea, con tanta naturaleza y tanta luz, resulta tan pacífico.

La miro, sus ojos cerrados y sus labios entreabiertos en medio de un suspiro. El viento sopla con constancia haciendo que su cabello gire con él.

—No eres mucho de hablar, ¿no? —me atrevo a preguntar como cosa mía.

Find Me.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora