Capítulo 6

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"Tengo tiempo,
algo de prisa, y poéticamente un problema:
El estúpido deseo de volver a verte."

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Capítulo 6

Mason, 4:47 p.m.

"Oye, hubo un problema con el trabajo, no lo pude grabar al disco, y el pendejo de Alex no está conectado, ¿Qué hacemos?"

Leo el mensaje unas tres veces y luego trato de encontrar la razón de por qué decidí colocarme con ellos en ese trabajo si siempre decidía hacerlos solo.

Recuerda, es probablemente su último trabajo, ya se graduarán. Respira, inhala, exhala.

Resignado, contesté.

Ty, 4:48 p.m.

"Pues mañana le decimos a Alex que le diga a la maestra que lo asaltaron y le quitaron su cartera, que ahí tenia el USB con el trabajo para pasarlo al disco".

"Que si se lo podemos dar otro día.

"Y luego puteamos a Alex para que se vea más real".

Mason, 4:49 p.m.

"Jajajajaja va wey".

Era sábado por la tarde y ya me sentía cansado. Estaban pasando demasiadas cosas, entre la tesis, los proyectos y finales, el baile de promoción, la graduación...

Ya había comprado la toga y el birrete, y con los chicos fuimos a alquilar unos trajes; aunque yo estaba reacio a la idea de ir al baile, Alex me convenció, con el vago pretexto de que era nuestro último baile y algo de que tenía que disfrutar mi adolescencia y no sé qué otras cosas más.

Hace unos días, decidimos olvidarnos un rato de todo eso y sólo divertirnos. Fuimos a comer algo, donde terminamos en un concurso por una botella de vodka si lográbamos comernos una pizza mas grande que la mesa en sí, y por supuesto que ganamos con nuestra hambre que a veces parecía insaciable. Ya con dos de nosotros completamente ebrios,—Mason y Daniel—, fuimos a un pub medio decente a bailar.

O al menos eso intentamos.

Y ya luego de estar hasta altas horas de la madrugada todo se vuelve borroso en mi memoria. Sí, supongo que para es entonces no me encontraba en mis cinco sentidos.

En fin, nada realmente interesante.

Las horas y los días hasta llegar los viernes, que eran los días en donde me quedaba mas tiempo con ella,—aunque igual nos veíamos casi que todos los días—, me los pasaba imaginando qué cosas me diría Emma o simplemente me quedaba a la expectativa del que pasaría cuando estuviera a su lado, de nuevo.

Estar en el mismo lugar que ella y a sólo pocos metros me producía una sensación extraña, muy similar al éxtasis de subirse a una montaña rusa.

El domingo al mediodía, luego de despedirme de mi mamá, con la excusa de que haría un trabajo en casa de Alex,—el cual había hecho de nuevo—, salí directo hacía el parque, el cual se había vuelto nuestro lugar después de habernos reencontrado varias veces allí, así que lo declaramos nuestro lugar de encuentro.

Para ese entonces me era imposible sacarla de mi mente, de mis pensamientos, de mis sueños... Sí. Era raro conocer a una persona que te hiciera sentir de esta manera, que te ponga nervioso, que te haga sentir extraño, que te haga hacer y decir tonterías, y que no puedas dejar de mirar.

Find Me.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora