Esta historia no es mía, es de Catherine George, pero la leí y realmente me enamore de la historia y quería compartirlas con ustedes espero les guste tanto como a mi!!
Era el día de San Valentín y cuando vio un sobre rojo en el correo, le hizo gracia. Pero su sonrisa desapareció al ver que la tarjeta no llevaba firma. Frunciendo el ceño, Rose examinó el sobre, pero el sello de la oficina de correos era prácticamente ilegible.
Se quedó pensativa unos segundos y después llevó el correo a la trastienda dela librería, pensando que era una broma. Tenía que serlo. Convencida, encendió las luces y el ordenador, puso música de Schubert para crear ambiente y abrió la puerta, dispuesta a empezar su jornada de trabajo.
Como siempre, las primeras clientes eran madres que iban a la librería para comprar libros de texto. Durante la primera media hora, Rose estuvo muy ocupada buscando libros en las estanterías, anotando pedidos y comentando con las mamás los nuevos títulos infantiles. El Interés por los clientes y una atención personal eran algo necesario en una pequeña librería, aunque en Chastlecombe la competencia solo estaba en el supermercado y en un par de quioscos.
Cuando Bel, amiga y ayudante de Rose, entró en la tienda, se partió de la risa alver la tarjeta.-¡Qué envidia, jefa! Mi novio no es de los sentimentales -sonrió BelCummings, mientras servía dos tazas de café-. Supongo que es de Anthony. Aunque yo habría esperado algo más impresionante...
-De un hombre de su edad -la interrumpió Rose, sabiendo cómo iba aterminar la frase.
-¿No es de Anthony?
-No lo sé.
-Entonces, ¿quién es el amante secreto?
-No tengo ni idea.
-Tiene que ser Anthony -murmuró su amiga-.
¿Vas a verlo este fin de semana?
-Sí, pero esta noche en lugar del sábado. Mañana estará ocupado con Marcus-contestó Rose, tomando un sorbo de café-.
Bueno, será mejor que termine con estas facturas antes de que llegue el pedido de hoy. Mientras Bel atendía a un nuevo cliente, ella empezó a ordenar facturas, sintiéndose absurdamente inquieta.
Y, aunque la culpa era de la anónima tarjeta, también le fastidiaba un poco cambiar su rutina. Prefería estar sola los viernes por la noche. Después de darse un baño, le gustaba cenar delante de la televisión e irse pronto a la cama con un buen libro. Pero aquel fin de semana, la ex mujer de Anthony, Liz Garrett, iba a marcharse de viaje y él tenía que quedarse con Marcus. A Rose le caía bien el chico y por lo que sabía, también ella le caía bien. Le sorprendía que un adolescente prefiriese pasar el fin de semana con su padre en lugar de salir con sus amigos, pero no le importaba que Anthony tuviera que pasar el sábado con su hijo. Y hubiera preferido que también pasara la noche del viernes con él, la verdad. Rose estaba cansada después de trabajar toda la semana y no le apetecía tener que arreglarse para salir. Para remate, la oferta de cenar solos en su apartamento había sido rechazada a favor de una mesa en el restaurante más elegante de Chastlecombe. Rose conocía a Anthony de vista, desde que era una adolescente, pero solo habían empezado a salir después de su divorcio. Él era contable y su empresa, que tenía oficinas en Chastlecombe, lo había trasladado poco antes a la central en Londres. Desde el divorcio, Anthony solía pasar los fines de semana en el hotelKings's Head y repartía el tiempo entre ella y su hijo. Rose sabía que no era una casualidad que Anthony Garrett saliera con ella. Su ex mujer y él seguían teniendo los mismos amigos y sabía que Liz conocería al detalle su relación con la gerente de la librería Dryden. Anthony estaba abiertamente orgulloso de su relación con una mujer mucho más joven que él.
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Una apuesta de amor
RomanceRose se quedó de piedra cuando James volvió a aparecer en su vida... años después de su matrimonio de conveniencia. Ella entonces había amado a James, y había luchado con fuerza para superar su rápida separación. Cuando se puso en contacto con él pa...