Camila
Me quedo mirando el móvil con incredulidad. Hace tiempo me
marché de Cuba y, de repente, mi hermana se acuerda de mí.
Este mensaje es la primera muestra de comunicación desde que vine a
Miami. Bueno, por lo menos es la primera vez que me dice algo. Yo le
mandé un mensaje cuando llegué para que supiera que había llegado bien y
eso fue todo. Hasta hoy.
Vuelvo a mirar el teléfono. No sé por qué esperaba que actuara de forma
diferente esta vez. Ya sabía que solo se pondría en contacto conmigo cuando
necesitara algo. Y como siempre, lo que necesita es dinero. No quiero saber
para qué lo quiere, pero teniendo en cuenta que me ha pedido ochocientos
dólares, yo diría que lo quiere para pagar el alquiler. Y todo porque su
arrogante y egoísta culo es incapaz de conservar un trabajo el tiempo
suficiente para mantener al suicida de nuestro padre.
Me paso la mano por la frente intentando bloquear los recuerdos y le digo
que llamaré al banco para transferir el dinero directamente a la
cuenta de papá. Aunque eso da igual. ella lo utilizará para lo que le dé la
gana y dejará las necesidades de papá en un segundo plano.
Me asalta una oleada de culpabilidad por haber dejado solo a mi padre,
pero me recuerdo que esto es lo que él quería y lo que ella habría querido
para mí. mi hermana siempre ha estado demasiado abstraída como para hacer
algo provechoso con su vida. Yo soy la que tiene cerebro, y por eso ella
ahorró todo ese dinero con la intención de que pudiera pagarme la
universidad cuando cumpliera los dieciocho años.
Un día me dijo que era mi fondo de inversión universitario. Me explicó
que empezó a ahorrar el mismo día que supo que estaba embarazada de mí
porque quería que tuviera una buena vida. También ahorró para Sofi, pero
ella utilizó el dinero para comprarse un coche y Dios sabe qué más. Si pudiera
verle ahora, se avergonzaría de ella. También se enfadaría mucho.
Cierro los ojos con fuerza para borrar esos pensamientos de mi cabeza. Ya
han pasado 9 años y la herida sigue demasiado fresca, demasiado abierta.
El dolor sigue brotando como la sangre que emana cuando uno se corta con
un papel, pero es soportable. Es parte de mi vida. Otra parte que debí dejar
atrás cuando me marché de Cuba. Pero como ocurre con toda buena
tragedia, me ha seguido hasta aquí.
Decido saltarme la sesión de biblioteca en mi hora libre y me pongo a
trabajar metida en la segura burbuja de mi habitación. Además, ir a la
biblioteca significa que me encontraré con Lauren aunque a me estar alli.
El equivalente de mi hermana.