Capitulo Segundo

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-¿Dónde te habías metido?

La voz enfadada de su hermano al verla salir de entre los matorrales no podía evitar sus ojos brillosos, sus mejillas coloradas y su corazón tembloroso ante el encuentro de aquel falso príncipe que le acababa de robar su vida de golpe.

-Estaba en-

-¿Por qué te has quitado la máscara? ¿Qué estabas haciendo? ¿Estabas sola?

Sting la empujó hacia un lado e inspeccionó la zona de donde su pequeña hermana había salido. No había rastro de nadie más. Suspiró irritado pero no dejó de mirar hacia la dirección en la cual Natsu había salido corriendo para encontrarse con el resto de sus amigos.

-¿Por qué está tan enfadado? – susurró Lucy a Rogue.

Éste se limitó a encogerse de hombros y a esperar a que su amigo regresase.

-Tengo la sensación de que te ha pasado algo bueno esta noche. ¿Me equivoco?

-¿De-de qué hablas?

-Vamos Lucy, sé cuando a una chica le brillan los ojos por un chico.

Lucy apartó la mirada avergonzada y después dirigió la vista hacia su hermano. Por fortuna no había escuchado nada.

-¿Lo dices por Yukino?

En ese momento fue Rogue quién la miró colorado. No dijo nada más. Lucy había dado en el clavo. Yukino era la persona más idónea para mencionar cuando no querías que Rogue te siguiera interrogando. Sabía que no tenía malas intenciones pero no quería decir nada que Sting pudiera saber.

"Lo siento, Rogue" – pensó Lucy mientras se intentaba esconder la bufanda en su espalda que Natsu le había dejado en su posesión.

-¿Qué escondes?

Sting se había dado cuenta. Si la veía estaba en serios problemas, no porque fuera a descubrir de quién era sino porque sabría que había estado con un chico y pondría el grito en el cielo hasta dar con él y no quería eso. Odiaba cuando Sting la apartaba rápidamente de cualquier chico que se acercaba a ella. Incluido en el instituto y eso que Sting ya hacía años que había acabado sus estudios.

-Na-nada

Retrocedió un par de pasos al ver que Sting se aproximaba a su posición.

-Sé cuando mientes, Lucy. Sé cuando intentas esconder algo. Así que, venga. Habla.

De nuevo retrocedió algunos pasos hasta topar con un árbol. Estaba acorralada. Sting estaba cada vez más próximo pero Rogue se había quedado en su sitio. No quería jugar al estúpido juego de su mejor amigo que era "Hacer rabia a la hermana pequeña". Él siempre había sabido que Sting tenía un complejo con su hermana pero desde que cumplió los quince se había obsesionado con ella.

-¿No creéis que es hora de ir terminando la fiesta? Estoy segura de que a papá le gustaría acostarse temprano.

-No te vayas por las ramas. Enséñame que escondes.

Sting se abalanzó hacia Lucy que esquivó su brazo por muy pocos centímetros. Cuando recuperó la posición fue ella quien corrió hacia él y, dándole un beso en la mejilla, le dijo.

-Buenas noches, hermano.

Y salió corriendo del jardín al interior de la casa.

Solo el sonido de un búho y la risa de Rogue ante la cara de perplejidad de Sting siguieron a Lucy quién corría y corría sin detenerse a mirar si su estúpido hermano mayor la seguía.

Cuando el Amor da paso a la Tragedia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora