Capítulo Séptimo

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El festival de Magnolia estaba en todo su esplendor. En cada parte de la ciudad había desfiles, puestecillos de comida, conciertos por parte de algunos ciudadanos, tómbolas, juegos, atracciones... En ambas partes, sus ciudadanos, disfrutaban de su correspondiente festival.

Cuando Lucy llegó a casa se encontró a Sting en la puerta. Se disponía a salir.

-¿De dónde vienes? – le preguntó éste malhumorado.

-No es asunto tuyo. – le contestó su hermana pasando rápidamente por su lado pero Sting no la dejó irse así por las buenas y la sujetó por la muñeca – Solo he ido a dar una vuelta. ¿Está, acaso, prohibido?

Lucy lo fulminó con la mirada y Sting la soltó. Vio cómo su querida hermana pequeña corría hacia su habitación. Desde la fiesta de la noche anterior la veía diferente. Sus ojos brillaban de forma extraña, y siempre llevaba una sonrisa en su rostro. Sus mejillas habían adquirido un color que antes no le había visto. Estaba claro. Había un chico de por medio y se juró a sí mismo que averiguaría quién era ese desgraciado que intentaba alejar a su hermana de él. Una parte de Sting tenía una intuición pero quería dejarla a un lado hasta saber completamente que ese chico era realmente Natsu Dragneel. No podía empezar una guerra con solo suposiciones.

Gruñó por lo bajo y salió hacia el festival. Esa noche Rogue había quedado con Yukino por lo que él no tuvo más opción que ir a pasar el rato con la única chica de todo su lado de Magnolia que lograba soportarlo. Minerva. Se montó en el coche y se alejó de su casa aún con las dudas de no dar media vuelta y vigilar el mismo a Lucy. Tenía un presentimiento. Un mal presentimiento.

-Ese idiota de Sting, ya no soy una niña pequeña.- decía Lucy mientras lanzaba la mochila sobre la cama.

-Para él siempre seréis su hermana pequeña, princesa.

-¡Virgo! Dios... - su sirvienta y una de sus mejores amigas desde que era pequeña acababa de aparecer bajo la cama de ésta – La próxima vez aparece de una forma más normal, por favor. Y deja de llamarme princesa.

Virgo se inclinó pidiendo perdón y siguió limpiando bajo la mirada de una indecisa Lucy.

-¿Qué ocurre, princesa? – Lucy suspiró por el "princesa" pero sabía que Virgo jamás la llamaría por su nombre. Era una forma de mantener el vínculo entre las dos.

-Virgo, ¿Alguna vez te has enamorado?

La sirvienta siguió limpiando sin contestar su pregunta. Lucy empezaba a ponerse nerviosa. Ansiaba poder hablarle a alguien sobre Natsu pero ¿A quién? A Cana estaba claro que no. Ella odiaba todo lo que tuviera que ver con los Dragneel. ¿Levy? ¿Erza? Cayó abatida sobre el sillón que tenía justo en el alfeizar de la ventana. Desde allí pudo ver como los fuegos artificiales subían con rapidez al cielo y explotaban en cientos de puntitos de colores.

-¿Por qué no dais una vuelta por el festival?

-No es buena idea. Sting estará por allí y no quiero que ande siguiéndome a todos lados.

Virgo asintió mientras cogía la mochila de la chica y la guardaba en su armario.

Brr Brr

El móvil acababa de vibrar en el bolsillo de Lucy. Sin ganas alguna lo abrió y ese estado molesto que la embriagaba se esfumó de golpe al ver de quién era el mensaje.

"¿Te apetece tomarte algo conmigo y mis amigos? Puedes traer a tus amigas si así estás más cómoda. Te espero en el Gremio Blue Pegasus. Es un bar que está a las afueras de la ciudad. Te encantará. "

Cuando el Amor da paso a la Tragedia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora