Capitulo Duodécimo

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La tormenta había empeorado desde que habían acudido en busca de Gray, la lluvia azotaba con fuerza debido a un viento huracanado mientras los rayos caían sobre ellos iluminando a tres amigos llorando la muerte de uno de ellos. Natsu aún abrazaba con fuerza el helado cuerpo de su mejor amigo Gray, era incapaz de soltarle, de dejarle marchar; las lágrimas caían sobre éste en silencio mientras Gajeel y Loki se unían a él para darle un abrazo y llorar por la tragedia que acababa de pasar.

La sangre le hervía al joven Dragneel quién sabía perfectamente el paso que daría a continuación. Sus ojos, inyectados en sangre, se clavaron en el cielo siendo los rayos los únicos testigos de cuál sería su cometido; después le pasó el pesado cuerpo a Loki quién lo acunó entre sus brazos y se aferró a la cabeza de Gray sin parar de llorar. Natsu se levantó y no dio ni dos pasos cuando Gajeel le detuvo.

-¿Qué vas hacer?

-Lo que debí haber hecho desde un principio. Ir a por Sting.

-¡Eso no es lo que le has prometido a Gray! Debes ir a buscar a Lucy y marcharos de la ciudad antes de que toda Magnolia sepa lo que ha pasado. Nosotros haremos todo lo posible para que encarcelen a Sting.

-¡¡ESO NO ES LO QUE QUIERO!! ¡¡NO QUIERO VER A STING EN LA CÁRCEL, LO QUIERO MUERTO!! - su grito se vio apagado por un fuerte rayo que había caído muy cercano a ellos. Gajeel enmudeció tras ver los ojos de su amigo. No parecía él, había cambiado, la muerte de Gray le había dejado trastornado, por mucho que diera caza a Sting, por mucho que vengase su muerte jamás sería capaz de dejar marchar al fantasma de Gray, por no hablar de que Lucy no llegaría a perdonarse lo que su hermano había hecho. Su relación estaba condenada desde el primer momento en el que se conocieron.

Natsu siguió su camino y Gajeel fue incapaz de detenerle; Loki tampoco. Ambos vieron como corría hacia la avenida y se perdía entre la espesura de la lluvia. ¿Sería la última vez que le vería? Se preguntaba el joven chico que corría hacia sus amigos y llamaba a la policía. No lo permitiría; él sería quién cumpliera con la última voluntad de Gray; él conseguiría que Natsu y Lucy fueran felices y, sobre todo, que sus padres se dieran cuenta de hasta dónde había llegado su arrogancia y sus estúpidas guerras. Magnolia volvería a ser una sola ciudad; lo conseguiría, conseguiría unir de nuevo al pueblo, aunque fuese con varias muertes a su espalda.

En cuánto subió al coche pulsó la tecla de llamada; Lucy debía seguir en casa, aún era temprano para irse a la capilla. Coge el teléfono, por favor, cógelo, imploraba el chico que aceleraba sin apenas visualizar la carretera.

-¡Lucy! - gritó al sentir que habían descolgado - Escúchame, sal ahora mismo de casa, vete con tus amigas y no se te ocurra acercarte a Sting, él no-

Natsu enmudeció de repente al escuchar una fuerte carcajada tras el auricular. Lucy no era quién había descolgado, sino Sting.

-Maldito...

-¿Qué no se acerque mi hermana a mí? ¿Y eso? No me digas que crees que soy capaz de hacerle algo. Por favor, yo solo mato a bastardos como los del lado de los Dragneel.

-¡¡STIIIIIIIIIIING!! - gritó Natsu acelerando aún más. De nuevo escuchó esa condenada risa en su oído.

-¡Natsu! - su corazón se paró de repente y la velocidad del coche aminoró - ¡No vengas! Por favor, ¡No vengas! ¡ES UNA TRAMPA!

La voz de Lucy se cortó justo tras sus palabras. ¿Sting tenía a Lucy? ¿Por qué? Él no sería capaz de dañar a su preciada hermana, la idolatraba, la amaba... De nuevo piso a fondo el acelerador; unos segundos más tarde recibió un mensaje "Ven a la capilla Grimoire Heart. Tu futura esposa te está esperando con los brazos abiertos". Con la mandíbula fuertemente apretada y los nudillos blancos de tanto apretar el volante, Natsu fue a toda velocidad hacia ese lugar. Estaría allí en menos de quince minutos pero fueron los quince minutos más eternos de toda su vida. Si a Lucy le pasaba algo jamás se lo perdonaría...

Cuando el Amor da paso a la Tragedia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora