Capítulo Noveno

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Natsu perdió de vista el coche de Gray tras dejarle en casa. Eran cerca de las dos de la mañana y aún había gente por la calle terminando lo que había sido una muy buena noche de festival. Pero él no tenía ánimos para festivales. Él solo quería volver a verla y huir de allí para no regresar jamás. Al entrar percibió la luz del salón por debajo de la puerta. Su abuelo debía estar aún despierto esperándolo aun sabiendo la de veces que le había dicho que no era necesario que le esperase. Pero Makarov siempre estaría ahí sentado en su viejo sillón de terciopelo verde leyendo un libro velando hasta que su nieto pequeño llegase a casa sano y salvo.

-Estoy en casa.- susurró Natsu abriendo la puerta.

-Bienvenido.- a Natsu le extrañó oír otra voz aparte de la de su abuelo. Su tío Gildarts también estaba en casa.

Éste corrió hacia él y chocaron los puños. Para Natsu su tío Gildarts era como el padre que siempre quiso tener. Igneel era un buen padre pero desde la muerte de su primogénito la oscuridad se lo había llevado haciendo que su vida se hundiera más y más. Apenas estaba en casa y apenas conversaba con Natsu. Solo tenía órdenes estrictas de que alguien lo siguiera allá donde iba pero el chico siempre lograba darle esquinazo a ese guardaespaldas que no necesitaba para nada. Él podía enfrentarse a cualquiera.

-¿Qué tal el festival? – le preguntó su abuelo dejando a un lado un viejo libro malgastado de tanto leer sobre la mesita de madera que tenía al lado.

-Bien...- respondió este evitando mirarle.

-Has estado en Blue Pegasus ¿Verdad?

Su tío acababa de pillarle. Sin más asintió y escuchó el largo suspiró que ambos dejaron escapar. Estaba claro que por más que le advirtieran de que no fuera allí o tuviera cuidado tanto su nieto como su sobrino se saltaba las normas a la torera.

-Lo siento, pero tenía que ir sí o sí. Además ese sitio está lleno de amigos míos y gente que vosotros también conocéis.

-No es eso Natsu. No decimos que ese bar sea un sitio peligroso pero debes de tener cuidado por si alguno de los guardaespaldas de tu padre te ve yendo allí. Ya sabes que no le hace gracia que vayas.

-Lo sé pero... ¡Tenía que ir! ¡Era muy importante que fuera esta noche! – Natsu estaba intranquilo. Sus ojos le brillaban pero su cara denotaba miedo. Sentía miedo por algo pero ¿De qué? Su tío y su abuelo se miraron largo y tendido. Sabía que algo pasaba con Natsu pero estaban esperando a que fuera él quién se lo contase – Ya sé que desde que mi hermano murió mi padre quiere mantenerme en esta casa encerrado todo lo que pueda hasta que termine el instituto y pueda trabajar con él pero yo no quiero eso. Yo quiero vivir mi propia vida. Quiero viajar. Conocer diferentes ciudades. Quiero volar. Y también... - Natsu tragó saliva. Había llegado el momento de revelar su más guardado secreto – Y también quiero poder ver a la chica de la que me enamorado sin temor a lo que digan los demás y sin que mi padre me prohíba estar con ella.

-¿Estás enamorado? ¡Pero eso es fantástico chico! – su tío le acababa de propinar un fuerte manotazo en la espalda haciendo que Natsu se tambalease. Sus orejas se le habían puesto coloradas - ¿Y bien? ¿Quién es la afortunada?

Natsu se calló de repente. Los nervios le hicieron preso y era incapaz de pronunciar su nombre y decirles realmente de quién era hija. El miedo lo envolvió, no quería que su abuelo y su tío, las dos personas que más quería, le dieran la espalda y le prohibiesen estar con ella. En ese momento su abuelo, intuyendo lo que pasaba, se puso de pie y se aproximó a su nieto favorito. Al mirarle sintió un vacío en su interior y un mal presagio. Sea quien fuese esa chica seguramente no acabaría bien, no por ella sino por haber nacido en la familia equivocada.

Cuando el Amor da paso a la Tragedia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora