Capitulo Sexto

195 15 6
                                    

Ninguno se movió ni un centímetro de su posición. Ni un sonido fue capaz de salir de sus bocas. Ni tampoco sus ojos fueron capaces de evitar la mirada que tenían justo enfrente. Natsu y Lucy se observaban siendo atacados por centenares de sentimientos y dudas. Querían sonreír. Darse la vuelta y huir. Abrazarse. Desaparecer. Rozar sus labios. Deseaban tantas cosas... pero lo que más deseaban era que ojalá no fueran hijos de quiénes eran.

-Sting tenía razón... - susurró por fin Lucy rompiendo ese incómodo silencio. Natsu movió la cabeza para un lado porque no la había escuchado – Eres el hijo de Igneel.

-Y tú la hija de Jude.

De nuevo se quedaron en silencio. Solo el sonido del riachuelo lo rompía pero muy brevemente.

-¿Decepcionada?

-¡¡NO!! – gritó tanto que se tapó la boca con la mano sorprendida de su reacción. Sabía perfectamente quién era él, y quién su padre, pero eso no le iba a impedir seguir sintiendo aquello que la noche anterior había florecido en su corazón.

-Uaaaaa, menos mal.... – Natsu se agachó de rodillas mientras resoplaba nervioso. Su cara se había tornado roja e intentaba tapársela con los dedos.

-¿Tú tampoco estás decepcionado? – le preguntó la chica.

En ese momento Natsu levantó la cabeza y la miró tan fijamente que la chica sentía como el calor de su cuerpo le salía por cada poro de su piel.

-No me importa quién sea tu padre o si vives en el lado de los Heartfilia. No me importa que seas hermana del mayor idiota de Magnolia. No me importa si eres mi enemiga. Yo estoy enamorado de ti, Lucy. Solo de ti y no del lugar de donde provienes.

Su corazón estaba a punto de salírsele del pecho y sintió como sus pies daban un ligero paso hacia él pero de nuevo se detenían. No podía cruzar al otro lado. Aunque lo amaba con locura estaba tan aterrada que no pudo contener más las lágrimas. Quería gritarle al mundo entero que lo amaba. Que quería estar con él. Que ni su padre ni su hermano los separarían. Que estarían por la eternidad juntos. Lloraba tanto que no se percató del sonido de alguien caer al riachuelo y correr hacia ella hasta que sintió como una calidez agarraba su mano y la empujaba hacia un cuerpo aún mucho más cálido y bello. Natsu había corrido hacia ella para abrazarla entre sus brazos.

-¿Na-Natsu? ¿Qué estás haciendo? – preguntó entre asustada y avergonzada.

-Esto es tierra neutra. Estamos justo sobre la línea que divide ambas mitades. Aquí puedo abrazarte todo lo que quiera.

Y sin decir nada más ella se dejó llevar por esos abrazos cálidos durante largos y largos minutos. Abrazos que se convirtieron en risas y miradas inyectadas en amor. En dedos que acariciaban sendas mejillas. En labios que se besaban con pasión. Ignoraban el tiempo que llevaban allí pero no les importaba, allí estaban a salvo de miradas de curiosos que llevarían el cuento a sus respectivas familias. Estaban protegidos por sus sentimientos.

-Achís – estornudó Lucy – Perdona, el agua está muy fría por esta zona – se disculpó mientras miraba hacia otra parte. A pesar de que tenía los pies helados no quería moverse de aquel lugar. No quería regresar a su lado. Sin embargo Natsu no pensaba igual. Sin decir nada la levantó en volandas y se la cargó al hombro con mucha facilidad. Lucy empezó a protestar y a dar patadas en el aire pero Natsu no la bajó hasta que sus pies no tocasen la hierba fina.

-Aquí estaréis mejor, princesa.- le susurró mientras la soltaba aun manteniéndola muy cerca de él.

-Sabes de sobra que no soy una princesa, Natsu. Eso ya no se lleva.

Cuando el Amor da paso a la Tragedia (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora