Como una estrella iluminaste el firmamento y también mi infierno. Tan solo no me dejes y no sueltes mi ser. En el vacío me salvaste y en la oscuridad me descubriste. Aunque quieras alejarte, no lo intentes, incluso si mis manos te lastiman: porque yo, tu ángel, no puede vivir sin su luz.
Las gotas de la lluvia son frías, vacías, e infinitas.
Caen, caen y siguen cayendo.
No importa que estén empapando el cuerpo entero de un niño sentado en una banca. Tiembla, pero no de frío, sino de algo que viene desde lo más profundo de sus entrañas. Tan profundo que ni siquiera el silencio podría acallar los gritos de su alma, torturada y débil.
Él mira al suelo para encontrar las respuestas.
Pero no existen, nunca las hallará.
No en medio de la tormenta y la luna como testigo. Aprieta los párpados y entonces los recuerdos lo atacan. Soltó su mano, flaqueó ante la fuerza de los demás y se dejó vencer. No pudo hacer nada, fue un inútil. Pero él no es eso, ni mucho menos.
Él es un monstruo.
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Heridas Profundas
RomanceRebecca tiene una enfermedad que podría matarla. Un día conoce a Allen, un chico triste y solitario al que le muestra que, a pesar de todo, la vida tiene cosas por las que sonreír. * * * En un mundo donde la esperanza ha perdido todo valor, Allen Wh...