Capítulo 2

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Amelia Ehrich


Dicen que sentarse cerca de la persona que te gusta tiene la misma sensación que tirarte en paracaídas. Entonces me gustan los paracaídas, me gusta sentir esa sensación que me provoca el estar cerca de Damien Bennett.

Me siento una maldita psicópata al no despegar le la vista en cuanto sé que está cerca, pero supongo que es normal no? el amor nos vuelve locos.

El amor te cambia por completo y ahí estaba mi madre como ejemplo. Después de que mi padre nos había abandonado, ella rápidamente conoció a su ahora actual esposo, quien resultado ser un loco, enfermo y gran fanático del abuso físico, así que mamá y yo éramos sus costales de boxeo. Pero ella seguía aferrada a él o quizás era solo por mi hermano pequeño, quizás no quería que perdiera a su padre como en mi situación, aunque su padre no fuera una buena persona.

Entonces yo sobraba, necesitaba buscar un trabajo para poder irme de esa casa, sin embargo Taylor me preocupaba, tan pequeño e indefenso, aunque su padre jamás le ha hecho algún daño físico, no podía confiar en que el estaría a salvo.

Creo que la situación en mi vida fue lo que me hizo estudiar leyes, si llego a graduarme y convertirme en una abogada podría hacer pagar a River por todos sus maltratos. No es como si no lo hubiera intentado, pero el tipo tiene mucho dinero y poder, yo aún no podía contra todo eso.

Eran cerca de las 8:20, mi profesor de teoría política comenzó a hablar nuevamente, yo estaba pérdida.. Perdida en la figura de Damien Bennett, quien estaba sentado a unos cuantos asientos a la derecha de donde yo me encontraba.

Había llegado a la conclusión de que el podría ser un dios griego entre nosotros los mortales, terriblemente hermoso. Con mandíbula cuadrada esculpida, debía de medir cerca de 1.87 con un cuerpo tejido de músculos desde los hombros hasta las pantorrillas, su cuerpo era perfecto y eso que sólo apreciaba lo poco que veía. Su cuerpo estaba decorado de tinta por todos lados, rostros, figuras, letras, había arte en su piel.

El era arte y yo estaba enamorada del arte.

Ya había terminado todas mis clases del día, me encontraba con una de mis compañeras de clase, Clara, quien me haría el favor llevarme en su auto aun sitio.

Amelia podrías por favor dejar de tener muerte cerebral casa vez que ves a ese tipo — la chillona voz de clara me despertó de mis pensamientos carnales, la mire para responder pero ella siguió hablando.

Ya sé que el tipo es caliente pero llevas más de dos años haciendo eso, simplemente lo ves como idiota y eso es todo, deberías acercarte a él, no sé ve consigue su número — guarde silencio. Clara tenía razón tenía que hacer algo, pero no era fácil. No era porque él tuviese ese aspecto de chico malo matón, era por mí.. Yo estaba tan rota y dañada, necesitaba estar curada antes de buscar amor en alguien.

No voy hacer nada de eso, solo me gusta mirar ya te lo he dicho muchas veces— respondí

Eres tan rara Amelia, en fin a donde dices que necesitas que te lleve? —pregunto Clara.

El bar Clayton, está en el centro del pueblo, voy a una entrevista de trabajo, bueno eso creo — Clara amplio sus verdes ojos haciendo una mueca.

Genia! una estudiante de leyes como mesera en un bar, siento pena por ti amiga.

El trayecto a él dicho bar fue de media hora, las calles del centro eran extensas y anchas, el lugar donde se encontraba mi posible nuevo trabajo era una calle escondida donde había otros negocios de libertinaje alrededor de él, sin embargo la fachada del bar clayton era más decente que la de otros bares, al menos eso parecía de aquí afuera.

Puedo prestarte dinero Amelia, no tienes por qué hacer esto, recuerdas mi tío el juez? Puedo conseguir un empleo con el — Clara tenia expresión de susto, definitivamente este era un lugar al cual ella vendría jamás, apreciaba que quisiera ayudarme pero mi desdichades no era su problema. Bastaba con que mi padrastro supiera que había conseguido un buen empleo en algún bufete y rápidamente haría que me despidieran, porque eso ya me había pasado anterior mente.

El hará que me despidan, lo sabes — abrí la puerta de su maravilloso auto, y me despedí.

Gracias por traerme nos vemos mañana — el auto se alejó y me dispuse a entrar a ese lugar.

Vienes a una entrevista? — pregunto en tono gracioso el chico de la barra, que debía tener la misma edad que yo.

Si eso dije ¿porque es gracioso? — pregunte molesta.

Aquí no hacemos entrevistas, si vienes es porque ya estas lista para trabajar, aunque sinceramente si hubiese una entrevista quedarías descalificada — otra vez estaba riéndose y entonces me moleste aún más.

Por que quedaría descalificada? Estoy capacitada para cualquier trabajo, deja de reírte! — el chico seguía riéndose, debía admitir que era lindo, blanco y de ojos marrones, su sonrisa era limpia.

No lo dudo linda, no es por eso es que mírate este lugar no es para ti — mire al rededor, solo era un bar que bien podría ser una discoteca. Había luces neón por todos lados, mesas plateadas alrededor de una grande pista, la barra era enorme con una puerta extensa al final del lugar donde entraban y salían personas.

No conoces mis necesidades, necesito el empleo y estoy dispuesta a empezar ahora mismo — el chico me observó varios segundos.

Está bien, cual dijiste que era tu nombre? — pregunta.

No te lo dije, Amelia Ehrich.

De acuerdo Amelia espera aquí, voy a mandar a una de las meseras para que te de un uniforme.

Una chica morena, y esbelta regreso con uniforme color negro en falda, el cual se completaba con ligero delantal blanco.

Lo que vas a hacer no tiene ciencia chica, solo servimos y recogemos de la mesa las bebidas, si los tipos se ponen fastidiosos se lo dices a Scott el barman con el que estabas hace un momento, él se hará cargo y eso es todo — termina por decir.

Es todo? valla pensé que sería más complicado — dije.

Es cansado, lo difícil es el ambiente, te darás cuenta de lo que hablo más noche en cuanto empiezan las peleas — la chica se alejó dejando me con la duda, peleas? realizaban peleas en este lugar?


EL HIJO DEL MAL ⊕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora