Capítulo 6

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Amelia Ehrich


¿Cómo se había atrevido a pensar que estaba persiguiendo lo?

¿Que estaba aquí trabajando en el bar para acosarlo?

Si, lo miraba de vez en cuando, bueno... lo miraba siempre que tuviera oportunidad, sin embargo nunca me atreví a seguirle o averiguar algo sobre su vida, yo simplemente disfrutaba verlo.

Le dije que todos en la universidad lo miraban siempre, creo que pudo haber malinterpretado eso cuando lo que quise decir es que es hermoso y es imposible no contemplarlo.

Era un jueves y Damien se encontraba en la barra aunque que según tenía entendido pelearía hasta el sábado por la noche. Pude ver su disgusto al notar me, estaba acompañando del otro luchador con el cual le había visto en mi primer noche de trabajo.

Me sentí como una completa tonta, estaba interesada por alguien que no soportaba si quiera estar a pocos metros de mí. Volví a dar una mirada a dónde se encontraba, pero ya estaba marchándose, mi corazón se sintió extraño como si estuviera siendo oprimido por algo.

La noche transcurrió, estaba agotada con mi primera semana de empleo y universidad al mismo tiempo, y mis exámenes se acercaban, pero definitivamente el dormir poco no iba a ayudarme en eso. Al menos no había tenido ningún problema con mi madre o mi padrastro, al menos no había nuevos golpes en mi cuerpo, había descansado de ello por ahora.

Salí del bar y cruce la cera caminando un poco en busca de un taxi. Los días anteriores había tenido problemas con ellos, llamaba a una base pero los taxis o se tardaban tanto en llegar o simplemente no venían, así que era más fácil caminar y tomar uno en el transcurso.

¡Oye bonita! — di un pequeño brinco y mire tras de mi para ver a un hombre sonriéndome dé barba crecida, alto y robusto. Lo ignore y me puse en marcha más a prisa rogando por que pasara un maldito taxi.

Lindura no me ignores, ven aquí — su voz era gruesa. Mi respiración se aceleró al sentir lo mucho más cerca, moví más rápido mis piernas y entonces sentí su mano en mi brazo, me sacudí al instante.

¡Suéltame! — grite y el llevo su otra mano a mi boca cubriendo la por completo, ahogando mi voz con ella. Me di cuenta de lo que estaba por suceder, fui llevada y acorralada en un callejón oscuro y frío, estaba pérdida.

Este hombre me violaría sin la más mínima piedad. Durante años de mi vida había soportado contusiones en mi cuerpo, el cual siempre solía estar adornado de moretones, marcas, heridas color púrpura, negro, rojo. Había estado acostumbrada a tener fracturas en mis costillas, había sido golpeada tantas veces que ya no podía si quiera llorar cuando sucedía. Pero jamás había sido atacada Sexualmente, no hasta este momento.

Tienes una piel preciosa, quiero verte sin ropa — su voz era asquerosa, podía sentir su mano vagando por mis pechos y su respiración en mi cuello, sus labios presionando lo. Trate de apartarlo pero era inútil, los botones de mi blusa negra brotaron dispersos, sentí su mano fría en mi piel intentado entrar bajo mi sostén, estaba pérdida, repetía en mi mente una y otra vez. Mordí su mano logrando dar un grito más.

Ayuden me por favor! — sentí calor en mi garganta.

Cállate perra — rugió impactando su mano en mi cara, me tomo por los hombros tirando me al suelo húmedo — Prometo divertirnos — dijo riendo entre dientes. Posicionó sus piernas entres las mías y pude sentir su miembro en mi vientre, intente gritar y el me golpeó una vez más, tiro nuevamente de mi blusa deshaciéndose de esta.

Sabía que te veías mejor sin ropa — susurro en mi cuello.

Por favor, por favor — supliqué con voz cortada, estaba tan asustada. Recibe un golpe más, haciendo mi cabeza golpear en el pavimento.

Maldito hijo de Puta Otra voz lleno el callejón y en un segundo mi atacante ya no estaba en sima de mi ahora estaba tirado y siendo golpeado por alguien más. Trate de levantarme pero entonces todo se volvió oscuro.

Abrí mis ojos lentamente observando poco a poco todo más claro, estaba en un hospital.

Hola ¿cómo te encuentras? — conocía a quien estaba hablándome, el otro luchador.

Creo que estoy bien ¿fuiste tú quien llego cierto? — pregunte tratando de sentarme en la camilla, pero su mano me detuvo tomando mi hombro.

No por favor recuéstate. Si escuche a alguien pidiendo ayuda, ese imbécil obtuvo su merecido, así que no tengas miedo por él — a sentí.

— Gracias por llegar de verdad gracias por ayudarme, jamás poder pagar algo como esto.. — intente recordar su nombre, sabía que lo había oído en el bar.

Soy Mario y no me agradezcas es algo que haría por cualquiera en esa situación, después de que quedaste inconsciente yo.. — pude ver como su cuerpo cambio, como si recodar le molestará.

¿Que paso.. el hombre escapo? —pregunte.

No, tranquila como te dije estas a salvo yo llame a la policía e hice la declaración, ese mal nacido tenía un largo historial así que estará ahí adentro un buen tiempo, bueno me imagino que sabes de ello — termino por decir, dejando me ver que sabía perfectamente que yo era compañera de clase de Damien. Fui dada de alta antes del amanecer, mi ojo izquierdo estaba hinchado y morado al igual que mi labio inferior, pero estaba bien, porque había sido salvada por Mario.

— ¿Segura que estarás bien? — pregunto como por tercera vez, luego de llegar a casa de Clara.

Seguro, está es la casa de una buena amiga, ella me ayudara, muchas gracias te regresare pronto tu chaqueta — baje de su auto.

Espera.. Por qué no me has pedido que te lleve a tu casa? tu familia debe estar preocupada — negué con la cabeza.

Es complicado.

Por dios Amelia no puedo creer que te pasará esto, lo siento tanto —Me encontraba en la habitación de Clara, me quedaría aquí hasta medio día quizás, después de dormir un poco.

Gracias por dejar que me quede — dije.

Amelia haría cualquier cosa por ayudarte, lo sabes, pero deberías llamar a tu madre — dude a su propuesta ¿debería llamar a mi madre? ¿estaría preocupada?

Estos últimos días había dicho que le daba igual si ya había conseguido un empleo, ni siquiera se mostró interesada en saber de qué se trataba.

No tiene caso no hay nadie en casa, están todos en la casa de Londres, estarán ahí hasta el domingo en la mañana — dije mintiendo, los ojos de Clara dudaron un poco, pero al final entendió.

Bien entonces que date aquí por ahora, duerme un poco, yo iré a clases y tomare nota por ti, no te preocupes por eso ¿de acuerdo? — y eso hice, dormir.

EL HIJO DEL MAL ⊕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora