Capítulo 4

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Amelia Ehrich

Era el...

El chico que estaba en mis pensamientos siempre.

La pregunta era ¿qué hacía aquí? Quizás estaba solo tomando un trago, porque tenía ese aspecto que encajaba en este lugar.

Trate de concentrarme lo más que pude en el trabajo, Scott tenía razón eran pesadas las bandejas y él era muy amable pues no dejaba de preguntarme si me encontraba bien.

Trate de apartar a Damien de mi mente, aun que rápidamente lo había de vista, aun lo sentía viéndome con esos increíbles ojos grises, adornados de negras y tupidas pestañas.

Oye chica voy a necesitar ayuda, toma esa bandeja y sigue me, ten cuidado — me indico la chica morena la cual tenía por nombre, Eloísa.

La seguí y entramos a una bodega conectada al bar, la cual estaba llena de personas. Entonces entendí, las peleas... claro, Eloísa había mencionado esto.

Todos rodeaban el centro donde se encontraban hombres golpeándose como si sus vidas dependiesen de eso. Comencé a dejar bebidas en las mesas, algunos aquí parecían como venir a juntas de negocios, hombres de traje con mujeres altas y hermosas, chicas estilo victoria secret.

Al parecer la pelea había terminado.

Bennett y Bomer son los siguientes, mucha suerte en sus apuestas cabelleros! — voceo un hombre que se encontraba al lado del ring.

¿Bennett?

Damien comenzó a golpearse con un tipo que lucía tan él, un musculoso y rayado de tatuajes por todo el cuerpo.

El chico de ojos grises no estaba aquí solo por un trago, el peleaba en este lugar. Todo esto explicaba sus golpes repentinos, había algo de razón en los rumores que se decían de él en la universidad, estaba metido en algo extraño. Sentí un gran escalofrío al ver como golpeaba brutalmente a su oponente.

Esto era el, pero ¿porque estaba en algo como esto?

El atrapó mi mirada, se veía tan sorprendido como yo lo estaba. Cayó a la lona, y todos se volvieron locos.

Vamos hombre aposté mil grandes por ti ¡ levanta te! — grito un hombre de traje y la palabra ilegal apareció en mi cabeza.

Me aleje entre las personas, Damien estaba nuevamente dominando la pelea, estaba feroz, perdido en la locura, y tuve miedo. Sus manos sangraban, después de un par de minutos ya había ganado haciendo que todos lo alabaran.

Yo odiaba los golpes más que a nada.

Amelia uno de los dueños hablara contigo un momento antes de que te vayas — me informo Scott haciendo que yo volviera de mi escape mental.

— Voy a tener problemas? — pregunte sintiéndome nerviosa.

Tranquila es sobre el trabajo, además él se encuentra de buen humor anda ve y después puedes irte a descansar, son pasadas las dos de la mañana — dijo por último.

Me encontraba junto a un hombre rubio de barba crecida, Arthur.

Disponibilidad de horarios, miércoles y jueves, los fines de semana cerramos mucho más tarde, tendrás problemas con algunos clientes es normal si no te interesa lo que te proponen solo se lo dices a alguno de los chicos de la barra o alguno de los guardias, aunque Scott es bueno peleando, él va a ayudarte. Lo más importante es que seas discreta nuestras apuestas son consideradas ilegales si abres la boca estarás en problemas, entiendes?

Si entiendo, muchas gracias por el trabajo — digo y bajo la vista a mis pies y razonó que tal vez estoy metiendo me en problemas al laborar en este no buen lugar, pero sé que el dinero y las propinas son buenas, no tengo de otra.

Salgo y siento el aire frío de la madrugada golpear mi cara, es septiembre, puedo oler la tierra húmeda.

Cruzó la calle para lograr tomar un taxi y los pensamientos vuelven a mí,

¿Porque él estaba metido en esto? ¿Qué tan jodido estaba para andar en esto?

Damien... ¿quién eres realmente?

El sonido de un clap me hace saltar y sentir que el corazón se me sale del pecho, giro a ver un auto.

Había visto ese auto antes. El conductor se baja y cierra fuertemente la puerta del automóvil y comienza a acercarse a mí. Demonios.

Amelia cierto? — su voz era increíble, varonil y potente. Me estremezco por completo.

— S-si — digo tartamudeando ¡Por dios era tan obvia!

Escucha, te he visto antes y realmente estoy cansado de sentir tu mirada sobre mí y es estresante, en cada clase en cada pasillo que te veo haces eso y ahora apareces mágicamente en donde trabajo — se detuvo un momento y continuó con voz fría y dura.

Necesitas detener te, no estoy interesado, no voy a tener sexo contigo así que solo desaparece — sus ojos me fulminaban, ahora mismo lucen tan oscuros.

Me sentí enferma, estúpida y humillada. Era un imbécil un completo imbécil. Me reí incrédula y medio él una mirada de muerte.

Así que de ese tamaño es tu ego chico malo? Escucha no estoy aquí porque este acosando te. Si, te veo en la universidad pero mírate, todos siempre están viéndote. Cree me llegue aquí por el trabajo no tenía idea de que estabas en este lugar — termino por decir de la manera más clara posible.

Deja de palpitar así estúpido corazón. Mi voz interior habla.

El me analiza. Deja de mirarme así. Suplican mis adentros y ahora él es quien ríe.

Esperas que crea eso? Una niña rica con necesidad de un empleo y en un lugar como este? Tu padre se pudre en dinero ¡por amor de dios! — me sentía pequeña frente al chico por el cual había estado suspirando, Quien ahora lucía enojado y ofendido, quien estaba nuevamente despertado miedo en mí.

Es mi padrastro el del dinero, no me conoces, no sabes mi situación solo estas siendo prejuicioso — el ambiente era tenso junto a la noche. Bennett se acercó más hacia mí y yo temblé nuevamente.

Si dices una palabra de lo que viste ahí adentro, voy hacer que lo lamentes — fue lo último que dijo antes de alejarse y desparecer en su auto.

La persona que había mirado con cautela estos años era como todos decían, él era miedo y problemas.

EL HIJO DEL MAL ⊕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora