Capitulo 8

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Amelia Ehrich 


Hermoso, había afirmado que él era hermoso ¡Maldición!

La palabra había escapado tan rápido de mi boca, me sentí tonta por un momento. Ahora mismo puedo oler su aliento, menta y cigarrillos, sus ojos son aún más impresionantes así de cerca. Su respiración golpea mi nariz y me incorporo.

Tengo que irme — bajo rápidamente del auto y me encamino por la larga calle.

El ruido me despierta. Uno, dos golpes resonaron en la segunda planta de la enorme casa. Mi madre llora y suplicaba desconsolada.

Me muevo lo más rápido que puedo y corro hacia la habitación de mi hermano pequeño, quien no esta así que deduzco que esta con su nana en alguna parte de la maldita casa.

Por favor cariño, no lo hagas — la voz de mi madre vuelve a suplicar entre el llanto.

Mi cuerpo se pone rígido, mi corazón palmita más y más rápido.

Detente, no vayas. Mi subconsciente replica. Es mi madre y aunque ella se esconda cuando él me golpea a mí, yo puedo responderle de esa manera.

¡Basta! Deja de golpearla — mi voz sale en un pequeño grito. Ella está en el suelo, mientras que River la toma por el cabello.

Mira quien llego al rescate, la señorita abogada — estruja una vez más a mama antes de arrogarla completamente al suelo. Entonces va a por mí, no corro, no me alejo simplemente lo dejo hacer su mierda como siempre.

Eres una perra como tu madre, ya estoy cansado de ambas ¡perras mal nacidas! — el ardor invade mi rostro y él sonríe tomando mi cara entre sus manos.

No recuerdo haberte hecho esto, alguien aparte de mí también te puso en tu lugar? — cómo es que podía tener esa enorme satisfacción en su rostro al golpearme?

Me arrastra por el suelo hacia la otra habitación en ese momento mi madre miraba tras su puerta. Siempre era de esta manera. Yo solía ser tan estúpida e iba y resabia los golpes que serían para ella.

Termina ya de golpearme, termina ya de hacer tu maldita mierda! — suelto tan fuerte que mi garganta arde por un segundo.

Hoy te voy a dar mierda de otra forma zorra malagradecida muerdes la mano que te ha dado de comer todos estos años — su puño impacta una vez más en mi cara.

¿Cómo es que he soportado esto todos estos años?

Me arrastro por el suelo hasta el cetro de mi habitación, observo alrededor buscando como defenderme.

Pronto cumplirás 21 años  ya no podre tener aquí y entretenerme contigo, supongo que tengo que hacerlo ahora y entonces vas a largarte de mi casa — tan pronto como concluye sus palabras se arroja sobre mí.

Está ocurriendo de nuevo, y me pregunto cómo es que alguien puede tener tanta desdicha en su vida, mi vida.

Te voy a follar tan bien Amelia — su respiración se agita tan rápido como mi pulso. Va a violarme y esta vez no vendrá alguien a salvarme.

Sus uñas se encajan en mis caderas, estoy tratando de alejarlo pero es imposible.

Un estrellido resuena y vidrios cortados caen en mi rostro.

Vete ahora mismo, vamos! — dice mi madre tan pronto como su esposo se desploma a mi lado. Le ha estrellado un jarro en la cabeza, lo veo tirado e inconsciente, sangrando justo a mi lado.

EL HIJO DEL MAL ⊕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora