Capitulo 4-Lina

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Estoy arreglándome en el baño, viendo con aprobación mi ropa; sí, un vestido negro de strapless muy ajustado, que me llega a los muslos, y mis magnificas botas rojas que sobrepasan mis rodillas y que hacen juego con mi abrigo rojo. Sí, definitivamente, está aprobado; al menos ante mis ojos.

—¡Lina, te puedes apurar, siempre eres la última! —me grita Sole desde el otro lado de la habitación.

—Ya estoy, deja de apurarme —entono, acercándome a ella.

Llevaba un vestido verde-mar mostrando un hombro; muy ajustado también, y corto. A ella le quedan muy bien los colores verdes y azules, ya que es pelirroja; también lleva unos zapatos de tacón aguja de color plata y un abrigo verde agua.

—Hoy nos traemos un par de alemanes —enuncia, sonriendo.

—Mejor busco un turista como nosotras —replico, ante la mirada descarada de ella.

—¿Y eso por qué? —pregunta, aunque ya sabe el porqué.

—Porque son todos rubios —le respondo, empujándola a la puerta.

—Como digas. Vámonos.

Llegamos al bar del hotel y las mujeres colombianas ya estaban ahí, nos esperaban junto a la barra, ya habían empezado a beber y ni habían salido del hotel; creo que va a ser una noche larga «y no es que me esté quejando, al contrario», espero que sea una noche bastante larga y bien descontrolada.

—Hola chicas. ¿Están preparadas para bailar? —nos pregunta Tania.

¡¡Por todos los hijos de los dioses griegos!! Esta mujer lleva un vestido blanco casi transparente y la otra, Lisa, lleva un strapless rosa y una minifalda del mismo color. Estas mujeres no temen mostrar. Al ver cómo están vestidas, miro de reojo a Sole y ella hace lo mismo. Sí, la dos pensamos lo mismo, somos unas condenadas mojigatas al lado de estas mujeres.

—Obvio que sí, siempre estamos listas para bailar —objeta Sole.

—Somos girlscout, siempre listas —Hago las señas de los scout y ellas ríen.

—Qué bien nos vamos a llevar —declara Tania.

—Es verdad —asiente Lisa—. Vámonos.

Las colombianas ya tenían un auto afuera del hotel esperándonos. Al llegar a la discoteca, diviso que tiene un estilo muy beach, a pesar del frío que hace en este país, pero lo bueno es que aquí la temperatura es bastante alta; hay mucha gente que desprende calor. Buscamos una mesa, pasando por entre la multitud. Unos enormes sillones de cuero color marrón con una mesa en medio, era lo único que podía visualizar por el tumulto de personas en la pista y en ese lugar fue en donde nos sentamos y pedimos nuestros tragos. La pista de baile estaba cubierta de gente bailando música cubana; algunos bailan muy apretados, podría decirse, por no decir que rozan «frotan, mejor dicho» sus cuerpos entre sí. Por lo que puedo destacar, hay personas de diferentes países, incluyendo alemanes; no solo cubanos.

—Este lugar es el mejor que he conocido hasta ahora —nos hace saber Sole, tomándose su trago.

Es muy graciosa, ya que no quiere ir a caminar por ahí.

—Sí, la verdad que si —concuerdo con ella.

—Hola —saluda un chico sexy; hoy pierdo a Sole. Si no me pierdo yo, claro está.

—Hola —contesta ella, sonriendo.

—Me llamo Juaco, él es Javier y este de ahí es Ramiro —Repasa a cada una de nosotras con la mirada y vuelve a hablar—. Es la primera vez que vienen aquí, ¿verdad? —pregunta, observándonos con curiosidad.

Maldito Cuerpo Traicionero (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora