Newt
Realizaba mi recorrido del día por el laberinto. Las cosas estaban muy silenciosas, mucho más de lo usual, no había señal de los penitentes por ninguna parte y todavía faltaban horas para que las puertas del laberinto cerraran. Corría tranquilo por un pasillo con un muro adyacente al claro, cuando los escuche... gritos de terror y sufrimiento.
Mi ansiedad creció considerablemente, pero no demasiado. Pretendía mantener la calma y pensar con la cabeza fría, pero un grito más fuerte y desgarrador arruino mis planes. Resonando en mis oídos, dejandome aturdido, uno de esos gritos que calán hasta los huesos. Un grito de mujer.
En mi mente se activo un circuito "Cleo", mis piernas de apoco se movieron apresuradas, giré en varios pasillos a una velocidad que antes no me creía capaz de tener, doy varios traspiés por el desespero, aunque sin caer al suelo.
Al entrar al claro mi corazón se acelero de temor. Temor por ella.
Dos penitentes volvían al laberinto por la entrada norte, dejando atrás destrucción y masacre. La sangre se esparcía por todos lados, los rostros reflejaban angustia y miedo.
Detrás de mi, alguien se acercaba, giré la cabeza un poco para encontrarme con Minho y Ben, al parecer no fui el único en escuchar los gritos. Sin saludarlos me apresure a buscar a Cleo. Con la esperanza de conseguir respuestas me acerqué a Winston que ayudaba a un niño herido.
—¡Winston!— levantó la cabeza para prestarme atención, lucía confundido supongo que se debía al tono de voz que utilicé y a los recientes acontecimientos.
—¿Donde esta Cleo?—Lo siento Newt, no la he visto desde...
No espere a que terminara, se que fui descortés pero mi prioridad era encontrarla sana y salva, no debía perder tiempo.
Hora, tras hora pasaba y nadie sabía nada de Cleo.
Había caído la noche, a estas alturas había buscado hasta por debajo de las piedras, en el bosque, cocina, su cabaña, los baños, la sala de mapas, la finca y acababa de quemar mi última opción, el calabozo. No hizo ninguna diferencia, tampoco había nada a excepción de una pequeña mancha de sangre que esperaba y no le perteneciese a ella.
Estaba al borde de la desesperación, le prometí ayudarla. Estar con ella y su bebé. Falle, no estuve con Cleo cuando más me necesito.Ahora probablemente jamás la vuelva a ver, de solo pensarlo mi pecho se oprimió, sentí los ojos escocer, mi garganta estaba seca y mi estomago revuelto por los nervios, pensar en ese gritó culminante que escuche, me remordía en la conciencia.
Sin ninguna esperanza, entré a la finca para anunciar lo que todos sabían y me negaba a aceptar. Cleo está muerta. Pensarlo como una realidad me hizo sentir un nudo en la boca del estomago. Debía ser fuerte y fingir que su muerte no me afecto, debía demostrar pesar, pero no más del necesario.
Le di un leve empujón a la puerta entreabierta de una habitación, deduciendo por la luz de las velas, que había alguien dentro. Con la cabeza baja preparando mentalmente mi reacción neutra, sopesando mis palabras.—Chicos no encontré a Cleo por...
Me detuve en seco al verla. Nuestras miradas se conectaron.
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¡¿UN BEBÉ EN EL CLARO?!
Fanfiction"Leer bajo tu propia responsabilidad. No apta para todo público. Esta novela contiene lenguaje fuerte, escenas violentas y llegar a tener escenas explícitas". Este es un fanfic de la novela de James Dashner. ¡Bienvenido seas!