¡¿UN BEBÉ EN EL CLARO?!

3|❧ Inconvenientes|

Era una mañana como cualquier otra, desayunaba tranquila hasta que un fuerte manotazo en mi espalda me hace escupir la tostada que recién había mordido, por poco y también me saca los pulmones, me giré molesta para mirar a mi agresor, él muy malvado se estaba destornillando de risa.

—Vaya blandito, no debes desperdiciar la comida, se que la comida de sartén es asquerosa pero ¿escupirla tan deliberadamente?, tu muy mal.

En mi nacían unas terribles ganas de estrangularlo y lo hubiese hecho de no ser porque era mucho más débil que él.

—Newt eres un estúpido, si querías matarme debiste ser menos obvio, tal vez engañarme y darme de alimento a los penitentes, en lugar de intentar sacarme los pulmones frente a tantos testigos.

—Blandito eres un exagerado.

Ese comentario no hizo más que enojarme más, sabía perfectamente que odiaba ese horrible apodo. Justo cuando iba a responder Minho llegó a nuestra "entrañable" reunión.

—¿Que haces enano?, Newt debemos apresurarnos, parece que blandito estallara en cualquier momento.

—¿Tu también?, par de engendros me las pagarán.

—Lo que digas pequeñín- me dijo Minho palmeando mi hombro.

Frustrada me senté nuevamente en el banco de madera y me dispuse a comer con bruscos y grandes mordiscos haciendo visible a los demás mi enfado.

Newt y Minho comieron a mi lado diciendo chistes sin sentido, después de un rato lograron su cometido y me hicieron reír.

Terminaron su desayuno, se despidieron de mi y se fueron camino a las puertas del laberinto.
OoO

Era tarde casi la hora de que las puertas cerraran, lo sabía porque en secreto Newt me dejó conservar el reloj que me dio por mis días de corredor.

Caminaba por el bosque que había dentro del claro, en búsqueda de alguna planta medicinal, últimamente los accidentes y enfermos estaban incrementando y la medicina que nos enviaban no bastaban.

El bosque era grande, si te adentras mucho se llegaba a tornar algo oscuro y tenebroso, por alguna razón hoy me daba más miedo que otras veces, había ocasiones en que el silencio y paz de alguna forma misteriosa y con algo de temor, me lograba relajar al punto de desvanecer todo mi nerviosismo. Una extraña sensación he de decir. Hoy no era de esas ocasiones especiales.

Cuando terminé de recaudar las hiervas, ya era de noche y las puertas estaban cerradas, me puse en pie decidida a regresar hasta que un leve ruido llamó mi atención, al principio no le di la menor importancia por lo que seguí con mi andar. Faltaba poco para llegar al claro cuando con brusquedad caí al suelo de espaldas, provocando que el aire abandonara mis pulmones y viera borroso. Después de lo que a mi segundos me parecieron largas horas, enfoque mi vista de nuevo y logré ver a quien me había empujado. Alex un amigo de Gally, también era constructor y uno de los que hizo mi vida de cuadritos el día que pase con ellos.

Forcejeo con la fuerza que iba recuperando de apoco. Alex lucía diferente, como si estuviera loco.

Entre más intentaba librarme de él, más agresivo se volvía, me dio un fuerte puñetazo en la cara que me desorientó un poco. Después levando un martillo del que no me había dando cuenta e intento darme en la cabeza, por poco lo hace pero me aparté justo a tiempo, en un urgente intento por librarme de mi perpetrador, con todas mis fuerza -que en estos momentos no era mucha- le di un rodillazo en la entre pierna, dándome tiempo suficiente para recomponerme, ponerme en pie y correr lo más rápido posible.

Justo cuando me faltaban unos cuantos pasos para salir del bosque tropiezo hacía atrás nuevamente, esta vez no caí al suelo, simplemente perdí algo de equilibrio, viré un poco mi cabeza sólo para ver que Alex tenía un puño de tela de mi sudadera entre sus manos, desesperada por escapar de sus garras, me removí entre la enorme sudadera, apartándola lejos de mi y llevándose mi gorra con ella por la brusquedad de movimientos, dejando al aire mi larga melena cobriza. Eso fue suficiente para distraer a mi agresor y darme la oportunidad de escapar.